El Magazín Cultural

Pianomóvil, un mensaje sonoro y constructivo

Diego Franco es fundador de Euphonia, el colectivo creador de este proyecto, en el que un piano de cola es transportado en un camión que se convierte en escenario.

Liti Mamián Valencia
20 de marzo de 2017 - 02:00 a. m.
Pianomóvil, un mensaje sonoro y constructivo

¿Alguna vez pensó en ser sorprendido por la calle con un escenario móvil y por un piano de cola para escuchar grandes obras de Beethoven o Chopin?, ¿qué tal un soleado día en un parque, cuando de repente escucha un repertorio colombiano con obras de Oriol Rangel o Luis A. Calvo? Fascinante, ¿no cree?

Así fue como Diego Franco llegó con su proyecto Pianomóvil a El Paraíso, un barrio en Ciudad Bolívar alejado de los epicentros de cultura en Bogotá, donde se escuchó un gran concierto y se vieron envueltos por suaves melodías, niños, adultos, abuelos y personas con diferentes discapacidades físicas, que formaron parte de esta prueba piloto de Pianomóvil, un proyecto dirigido a las poblaciones más aisladas (geográfica y culturalmente).

Pianomóvil invita a “redescubrir y valorar la práctica musical, crear numerosas reflexiones sociales y buscar contribuir de manera que la música y las artes tengan un lugar de importancia en la cultura colombiana”, dijo Franco al agregar que este proyecto nació de una necesidad artística “con los dilemas que puede suscitar dicho enfoque en un país caracterizado por la desigualdad y los traumatismos del conflicto”.

Diego Franco es uno de muchos colombianos que salen del país y luego de ver formas más dignas de vivir sueñan y anhelan un mejor porvenir para Colombia. Para él, Pianomóvil le ha dado la oportunidad de descubrir, entender mejor al país y de invitar a otros a reflexionar, “me obliga a hacerme cuestionamientos profundos acerca del rol del arte en nuestra sociedad, llevo al país atravesado en el alma, me duelen sus tragedias, me alegran sus triunfos y sé que por medio de Pianomóvil tengo la oportunidad de aportar y de construir”.

Él es director y fundador del colectivo Euphonia (asociación creada en Francia en 2014), de donde nació el Pianomóvil. El proyecto consiste en llevar un piano de cola a bordo de un camión que se transforma en escenario, para proponer conciertos y talleres gratuitos al aire libre.

Franco tiene 31 años y está radicado en Francia desde hace seis. Bogotano de familia cartagüeña, es pianista clásico, se graduó como intérprete y pedagogo de la École Normale de Musique de París, tiene una maestría en musicología y mediación de la Universidad París 8 Saint-Denis, y es maestro en música de la Universidad El Bosque en Bogotá. Su carrera como solista incluye una importante actividad concertista en Colombia y en el extranjero, así como variados premios y reconocimientos. Actualmente es profesor de los conservatorios de Villepinte y del doceavo distrito de París.

Partió a Francia buscando nuevas perspectivas de desarrollo personal y profesional. Él afirma que la vida no es más sencilla en otros lugares, “es dura en todas partes”, y que cada país tiene sus propias ansiedades, sin embargo, desde que tiene memoria siempre soñó con ser músico, logro que no habría alcanzado sin el apoyo de su mamá y su familia.

Es un apasionado no sólo de la música, sino también de la idea de traer a Colombia un poquito de lo que la vida le ha permitido aprender. Su sueño, hacer de Pianomóvil un espacio para compartir con el público los tesoros de la música, generando cambios sociales en favor del arte y la práctica musical para las nuevas generaciones, además de sumarse al trabajo de grandes músicos, pedagogos y gestores culturales que han compartido este quehacer musical.

Aspira a sembrar granos de paz y de apreciación del valor de la vida humana en el pensamiento y en el corazón de los más jóvenes, sueña con traer artistas nacionales y extranjeros, venidos de diferentes horizontes artísticos, pero unidos por la sensibilidad hacia las problemáticas sociales en un contexto de posconflicto, tejer vínculos entre poblaciones alejadas por su ideología, por su situación socioeconómica o por su condición gracias a una temática neutra, noble y común a todos, la práctica musical.

¿Se ha preguntado lo complicado que resulta subir al camión un piano de cola que puede llegar a pesar media tonelada? Franco narró que fue inmensamente conmovedor para todo el equipo, cuando después de dos años de trabajo el Pianomóvil llegó al fin al barrio El Paraíso, en Ciudad Bolívar, o a las colinas de Usabá en Sibaté o junto al embalse del Muña, que se alimenta de las aguas del río Bogotá. Para la instalación se requirieron cuidados especiales para su traslado y mantenimiento.

El equipo está conformado por un técnico afinador de pianos, pedagogos voluntarios quienes hicieron en esa jornada un taller de iniciación musical para los niños, un segundo taller para los curiosos del piano y su mecanismo. Al final, el concierto se dividió entre las piezas colombianas y universales, las intervenciones de dos jóvenes músicos invitados y las pequeñas intervenciones que lograban improvisar con los niños que manifestaban mayor interés. Fueron momentos muy significativos y una experiencia invaluable e inolvidable para todos los participantes, señaló el artista.

“Nos impactó mucho la noticia de que, simultáneamente a nuestro concierto en El Paraíso, ocurrieron dos asesinatos a unas pocas cuadras de distancia. Son imágenes muy dicientes de nuestra realidad”.

Aun así, hay mucho por descubrir, como cuando todo el equipo quedó sorprendido de la hermosa vista desde esas montañas, y tal como nos cuenta Diego Franco, la mejor vista de la ciudad no está en Monserrate ni en la vía a La Calera, ni en los pent houses de los edificios más altos. El destino quiso darle ese premio a Ciudad Bolívar. “Cuando los niños y jóvenes contemplan la ciudad desde el Mirador de El Paraíso, estoy seguro de que les invade el sentimiento de poder lograrlo todo en la vida”.

Es así como Euphonia se lanza a la aventura con Pianomóvil, embarcando piano y pianista en un camión para hacer viajar su repertorio por toda Colombia, hasta los lugares más distantes e insólitos, al encuentro con los colombianos.

Y es que este no es un proyecto sólo para Bogotá, se trata de llevarlo por toda Colombia, después de la prueba piloto en lugares como Sibaté y Ciudad Bolívar, su próximo objetivo es realizar giras anuales del Pianomóvil entre julio y agosto por varios territorios colombianos, con una amplia variedad de repertorio y estilos, conciertos de diversos formatos y géneros gratuitos al aire libre, así como ir al encuentro con diversas comunidades y en intercambio con los actores culturales locales para visibilizar su actividad a través de un documental. La meta es obtener un propio piano y camión, para realizar una gira nacional del Pianomóvil y un documental que muestre a través de ese viaje nuestra riqueza musical.

“Queremos tejer a través de un documental la historia del viaje del Pianomóvil: un panorama como nunca antes visto de la práctica musical en Colombia, una narración humanista caracterizada por un inmenso respeto hacia los músicos y por una visión de lo que el arte podría llegar a ser para nuestra sociedad”.

¿Cómo llegar a un público que no está acostumbrado a escuchar este género musical? Para Diego, los gustos e intereses musicales de los jóvenes no son tan limitados como se nos hace creer. Él mencionó que la programación que les ofrecen los medios o tal vez las imposiciones de la moda y de la publicidad es cada vez más limitada y pobre, todos los jóvenes del mundo experimentan curiosidad musical. “Quiero proponer maneras nuevas y constructivas de estimular esa curiosidad, una de las ideas que quiero dejar a los niños es que el repertorio musical de la humanidad es tan vasto, que ha representado mucho para tantas culturas, que es casi trágico limitar el tiempo de nuestra vida a una sola concepción de lo que la música es o puede ser”.

El arte nos invita a creer en la humanidad; hacer arte es un acto de fe en la humanidad y en uno mismo, los niños y los jóvenes necesitan sentir su propia importancia y sentirse motivados a desarrollar su potencial y creatividad, incluso desde un contexto adverso.

Para la Gira Nacional 2017 se plantean 20 veredas y ciudades en un mes, saliendo de Bogotá acercándose a la Costa Caribe y bajando por Antioquia, todo sujeto a los recursos y las alianzas que la fundación logre concretar. La propuesta musical es un repertorio de música colombiana, compositores como Oriol Rangel, Ruth Marulanda, Luis A. Calvo y Adolfo Mejía; compositores latinoamericanos como Ernesto Lecuona y Heitor Villa-Lobos, y compositores más universales como Beethoven o Chopin.

¡Tocando todas las puertas posibles para el Pianomóvil!

A lo largo del año Euphonia hace conciertos y actividades en Francia para recaudar fondos y ejecutarlos en Colombia en los conciertos gratuitos. Por supuesto, la adversidad es una constante en el arte y en el proyecto social, por eso no es fácil conseguir recursos o superar ciertos prejuicios, pero poco a poco ha logrado ganar un espacio para el proyecto.

La invitación de Diego Franco es a formar parte de una aventura basada en valores comunes y en el desarrollo de acciones pertinentes y significativas por la cultura en Colombia. Lo que se necesita en este momento es un piano propio, si algún colombiano quisiera donar uno a esta causa es bienvenido, se espera que del medio empresarial surja el apoyo necesario para el camión modificado y la gira. “Trabajamos arduamente para que toda empresa o particular se sienta motivado a apoyarnos, a concretizar a través nuestro, su apoyo a la cultura en Colombia, sentimos que hay un inmenso potencial”.

Todos los músicos son bienvenidos, músicos que se interesan por su integración y evolución artística. Todos los colombianos están invitados a seguir en este viaje, a dejarse cautivar por tesoros insospechados de la práctica musical. Con la ayuda de todos, Pianomóvil será miles de kilómetros de música y de experiencias significativas.

Con esto queda demostrado que para esperar un mejor mañana es necesario actuar hoy, nuestro dinamismo proviene del amor y del interés sincero y auténtico por la gente a la que nos dirigimos, no nos viene nada mal soñar con un país en el que todos tengan la oportunidad de explorar y desarrollar su potencial.

Es hora de que los líderes y gobernantes reconozcan la importancia del rol dignificante que cumple el arte y dispongan consecuentemente.

Por Liti Mamián Valencia

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