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Pilar del Río: "Saramago no está en los cielos"

Del Río, viuda del Nobel portugués, habla de su duelo personal y anuncia el lanzamiento de dos libros más, uno sobre el armamentismo y una biografía ilustrada.

Nelson Fredy Padilla
06 de noviembre de 2010 - 10:00 p. m.

Juntando las palabras de este matrimonio indisoluble no se sabe si el espíritu de José Saramago se entronizó en el de Pilar del Río o ya había ocurrido al revés. Como sea, el Nobel de Literatura no se ha ido ni se irá de este mundo. No por ateo sino por libertario. No habitará lugares comunes como el cielo o el infierno. El levantado del suelo sólo aspiraba a volver a la tierra encomendado a Pilar. ¿Energía sobrenatural? Ella la describe como “una casi inexplicable complicidad”. La conexión parece tan intensa casi cinco meses después de la muerte del escritor portugués, a juzgar por lo que le contó  a El Espectador sobre la pérdida de su amado José, su herencia intelectual y tres libros póstumos, uno de los cuales ya se lee en Colombia.

La periodista, filósofa y traductora española había concedido a este diario, el año pasado, una extensa entrevista de su historia junto a Saramago. Entonces no quiso pensar en cómo sería la vida cuando él faltara, pero ahora revela incluso por qué su epitafio no fue la frase imaginada por el novelista sino una de Memorial del convento, que los unió para siempre, sin que la muerte los separe.

El primer libro está en las librerías colombianas con el sello Alfaguara: José Saramago en sus palabras. Y son las contundentes respuestas de Pilar, a las inquietudes que genera este compendio único de las entrevistas de prensa que el Nobel concedió en todo el mundo, a diarios como El Espectador, las que confirman que el espíritu y el pensamiento del humanista portugués sigue vivo a través de esta mujer; admirada en los círculos literarios, a veces desapercibida por su bajo perfil o para quienes no captan su profunda sensibilidad; hoy abierta al mundo como nunca antes, entregada a la misión social de presidir la Fundación José Saramago, a velar por la trascendencia de la obra de su esposo. Él previó todo esto en un apartado de El cuaderno: “No voy a morir, la presidenta no me lo permitiría”.

¿Cómo concibe la idea del libro ‘José Saramago en sus palabras’?

Al preparar la exposición La consistencia de los sueños, sobre la vida y la obra de José Saramago, Fernando Gómez Aguilera, el comisario (curador), un gran investigador además de escritor, descubrió que había un hilo conductor en las declaraciones públicas. Y fue hilvanando un libro que cada día que pasa se nos muestra como imprescindible para conocer al novelista y al ciudadano.

Como en ‘El cuaderno’, encontré un valioso compendio del pensamiento crítico de un humanista. ¿Qué suma este libro?

La experiencia de 30 años de declaraciones públicas. La misma línea argumental, sostenida, ampliada, madurada. Un hombre en movimiento, es lo que se aprecia en el libro. Es un árbol creciendo, que se ve crecer.

¿Por qué el simbolismo temático en la portada? Todo sostenido por la palabra mujer.

Unos días antes del que iba a ser el último vinieron a la casa de Lanzarote los editores de Alfaguara, Fernando Gómez Aguilera y Marga, su mujer. Estuvimos cenando y al final los editores sacaron distintas propuestas de portada y ésta que vemos es la que a Saramago más le gustó. Le gustó que el mundo, todo él, se apoye en la palabra mujer. No en balde en Memorial del convento dice que el mundo se mantiene en su órbita gracias a las conversaciones de las mujeres y a los sueños...

¿Qué significa para usted que el Nobel haya reiterado, tanto en las dedicatorias de sus libros como en las entrevistas, que “Pilar me dio todo aquello que ya no esperaba tener”, que Pilar fue la mujer de su vida?

Es evidente que me gusta oírlo, sobre todo porque Saramago, afortunadamente, tuvo una vida muy larga y en una vida larga caben muchas personas... Creo que ambos intentamos ser sinceros y totales y trabajamos juntos, además de compartir una casi inexplicable complicidad.

En la dedicatoria de este libro se lee: “A José, razón de vida” y “A Pilar, abrazando el porvenir”. ¿Ahora cuál es su razón de vida y cuál su porvenir?

Presido la Fundación José Saramago, que tiene objetivos muy ambiciosos, como intervenir, gritar, aullar si fuera necesario, ante las situaciones de injusticia que pueblan el mundo. Tenemos como norma la Declaración de Derechos Humanos y como cometido la elaboración de la Carta de Deberes Humanos. Porque somos los ciudadanos la potencia más grande del mundo y si nos convencemos que somos más y más importantes que los bancos y las corporaciones, si nos damos cuenta de nuestro inmenso poder cívico, si cumplimos nuestros deberes de ciudadanos, el mundo será habitable para todos, no sólo para las élites.

¿Quiénes son Marga, Carla y Alonso?

Los hijos de Fernando Gómez Aguilera, que es la persona que más y mejor conoce la obra de Saramago. El autor del libro y de la exposición.

El año pasado le pregunté: ¿cómo se imagina su mundo familiar cuando falte José Saramago? Usted respondió: “Eso no lo imagino”. ¿Hoy qué me dice?

Habito un mundo donde Saramago está presente las 24 horas del día. Acabo de llegar de un acto en su recuerdo y homenaje. El sábado antepasado hubo otro en Roma, el 18 en Madrid, habrá otros... Mi casa está llena de Saramago, mi espíritu se llama Saramago.

Usted también me dijo: “Tengo memoria de cada libro y de cada artículo traducido. No he perdido ni un detalle, no he olvidado nada”. ¿Escribirá un libro de su vida al lado de Saramago?

No, ya los ha escrito, y muy bien, Fernando Gómez Aguilera, que, aparte de Saramago en sus palabras hizo también la cronobiografía, que pronto verán publicada en América. La vida de Saramago año a año, con fotos. Una especie de catálogo de la exposición La consistencia de los sueños, que es realmente admirable. La exposición, el libro.

También me habló de “los sueños que hemos ido concibiendo”. ¿Cuáles citar ahora?

Vivir en paz, en armonía... Qué mejor sueño.

¿Las páginas que dejó el maestro Saramago sobre la industria armamentista se convertirán en libro?

Seguro que sí, pero no sé cómo ni cuándo se publicarán, no tenemos prisa, el tiempo, para Saramago, ya cuenta de manera distinta.

¿Qué otro libro le quedó pendiente?

Uno de juventud, nada más.

¿Blimunda ocupa un lugar especial en el memorial de José y Pilar?

Es un personaje de mujer fuerte que todas las mujeres admiramos. Concebido por un hombre y no sé si muy amado por los hombres. ¿Por qué no le pregunta a los lectores masculinos?

¿En qué proyectos trabaja hoy la Fundación Saramago?

Estamos preparando nuestro traslado a la sede definitiva (en Lisboa), pero proyectos concretos, aparte de la actividad cotidiana, le diría que lo inmediato es un homenaje a Tolstoi en su centenario. Leeremos Ana Karenina en la traducción de Saramago. Hablaremos de la gran literatura.

El maestro seguirá vivo a través de sus libros y del blog. ¿Prevé algo para los lectores en Latinoamérica?

Nos veremos en Guadalajara, desde ahí saldrán actividades diversas. Irá Gómez Aguilera a presentar Saramago en sus palabras. Y será uno de los actos centrales de la Feria. Luego se estrenará un documental titulado José y Pilar, que estos días pasa en el Festival de Cine de São Paulo y que ya ha sido visto en Río y en Lisboa. No es un documental al uso. Irá a los cines comerciales.

¿Qué queda de él y de usted en Lanzarote, en Azinhaga y en  Lisboa? ¿Los relojes siguen parados a las 16:00, la hora en que se conocieron?

Los relojes siguen como José los dejó. Queda la memoria viva. Y las lecciones de vida.

¿Cuántos volúmenes dejó en su biblioteca personal y cuál será su destino?

Unos veinte mil. Se quedarán unos en Lanzarote, otros, irán a la Fundación, a Lisboa.

¿En qué va el proyecto de digitalización de la obra?

Va bien. Se puede acceder a los libros de Saramago a través de Libranca. Y a los fonos, entrando en la página de la Fundación. Que por cierto, funciona como una revista cultural y de compromiso cívico. Le invito a entrar: www.josesaramago.org. Verá videos, fotos, reportajes... tal vez se emocione con el amor que Saramago recibe y que ahí se plasma.

Ahora cuando piensa en él, ¿cuál es la primera imagen que aparece en su mente?

Son sentimientos privados, que si me permite, prefiero guardar.

Él quería ser recordado como “el creador del perro de las lágrimas”. ¿Usted cómo quiere que lo recuerden?

Lo que él dijo me parece bien. Era el autor de ‘el perro de las lágrimas’ y de otros personajes memorables. A los que agradeció, en el discurso del Nobel que le hubieran hecho más bueno. Sí: Saramago dijo que los personajes se convirtieron en modelos, o maestros, y el autor, en aprendiz. Tal vez porque los personajes, todos, estaban hechos de experiencia propia.

Saramago exaltó cómo sus abuelos se despidieron del mundo y dijo que quería hacerlo “consciente de que me estoy muriendo y mirando a las personas que quiero”. ¿Cómo se despidió él?

Como su abuelo: en paz, con la serenidad con la que vivió. Ya sé lo que es la armonía.

En otra de las entrevistas reseñadas en el libro, hablando de las injusticias del mundo, Saramago imaginó su lápida con la frase: “Aquí yace, indignado, fulano de tal”. ¿Así quedó el epitafio?

No: su epitafio, como él no dijo nada, lo he elegido yo. Lo que constará será la última frase de Memorial del convento, que dice así: “Y no subió a las estrellas, si a la tierra pertenecía”. Saramago no está en los cielos religiosos ni en los olimpos, es una presencia humana entre humanos, una dulce y suave compañía. Y exigente.

¿Qué fue lo último que leyó y escribió?

Su libro era su trabajo. Estaba leyendo artículos de George Steiner en New Yoker. Y acababa de releer, todavía está sobre su mesa, La montaña mágica de Mann.

¿Qué opina Pilar del Nobel a Mario Vargas Llosa?

Una alegría: Vargas Llosa es uno de los escritores más grandes del mundo. Un honor para el Nobel.

 ¿Usted tiene previsto venir a Colombia?

Espero que sí, ojalá pronto, es un país que adoro. Me lo enseñó mi marido, recuerde... Y ahí tenemos muchos amigos.

Si quiere leer la entrevista que concedió Pilar del Río a El Espectador el año pasado, sobre su vida junto a Saramago, consulte aquí.

Por Nelson Fredy Padilla

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