Platón participó activamente en la enseñanza de la academia y escribió sus obras, siempre en forma de diálogo. / Getty Images
Foto: Archivo Particular
En el libro tercero de ese texto filosófico, Platón determinó lo que debía ser borrado de La Ilíada y La Odisea para despojar esas obras de los malos ejemplos para la juventud.
Lo primero a eliminar eran las alusiones al Hades, el inframundo griego, como escenario de suplicio, y las palabras infierno o estigia, entre otras, que le sonaban odiosas a sus fines pedagógicos.
Entre los versos eliminados enumera, por ejemplo, el momento en que el espíritu de Patroclo se le apareció en sueños a Aquiles y quiso abrazarlo, pero no lo consiguió.
Por Alberto Medina López
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