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15/04/2020
Querido diario:
Se suponía que solo sería un fin de semana, pero lastimosamente llevó más de lo pensado, no me cuesta pasar tiempo en las cuatro paredes de mi habitación, tengo todo lo necesario para pasar el rato, sin embargo las opciones se agotan, ya leí todos los libros pendientes, los artistas dejaron de sacar música, el cine se pauso, detesto las repetidas series de televisión, las cosas aburren luego de vivirlo miles de veces y mis amigos están ocupados en sus propios asuntos, no niego que hablamos por chat, es divertido las vídeo llamadas, conversaciones con memes, emojis y stickers, sin embargo, eso no reemplaza el calor de un abrazo, la caricia de unas manos al juntarse, una risa escapándose de forma natural de unos labios que se pueden o no tocar, dos corazones latiendo en el mismo ritmo al tenerse de frente… ¿Volveremos a tener eso?
Creo que mi única alternativa que me ayudará a sobrevivir de este caos del año donde el mundo enloqueció es la buena poesía, el café por las mañanas a través de mi ventana, las pocas hojas de mis cuadernos con espacio para escribir mis locas ideas, fantasías, personajes creados por mi mente, algunos dibujos con falta de coordinación, letras de canciones que nunca llegarán a una buena melodía.
Ya cambié el orden mi cuarto, girándolo por completo, buscando recuerdos en los rincones más profundos de las esquinas sucias con telarañas y aquellas que forman mis latidos que hoy doy gracias a Dios que siguen con vida a pesar de todo el desastre exterior, quiero sobrevivir para tener otra oportunidad de arriesgarme contando con 365 días para regresar a la normalidad, quizás traer todo lo planeado en este tiempo a la realidad. Probé cada prenda que posee mi armario y ahora está más lleno de cubrebocas que de chaquetas o camisetas que me puedan gustar, mis accesorios y ambientadores fueron reemplazados por gel antibacterial y guantes quirúrgicos, los alimentos frescos se quitaron por unos enlatados sin fecha de caducidad.
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Miro por mi ventana más veces de lo usual, me agrada hacerlo, puedo pasar varias horas allí, aunque las calles estén muertas sin ningún peatón en ellas, eso no importa si el sol, las nubes y el propio cielo con diferentes tonos, a veces gris, azul y naranja con toques amarillos; también amaba cuando se tornaba oscuro total con las estrellas coordinadas para brillar e incluso con las rebeldes o torpes que no lo hacían con las demás, la luna nos desfila sus diferentes facetas, una que otra vez nos permitía ver su escotado de cuarto menguante, detestaba verse llena y aun así lo hacía porque sabe lo mucho que la amamos en su totalidad… Si te soy sincera en ocasiones logro tenerles envidia porque a pesar de todo lo ocurrido a alrededor, ellos siguen con su rutina, saliendo sin temor a lo que les pueda suceder, arriesgándose por nosotros, ya que lo “Más seguro” es no salir hasta nueva orden.
El peso es demasiado sabiendo que ahora muchas oportunidades que tuvimos en las palmas de nuestras manos se deben enterrar y que nunca más regresarán. Tristemente soplar las velas de cumpleaños no tendrá el mismo sabor como aquellos pasados que no supimos apreciar, extrañaré a los que ya no estarán, los sueños se pausaron y el amor tomo una distancia prudente dejando corazones hirientes en esa decisión que al final se transformó en desilusión, anhelando lo que ya no pudimos ser, los proyectos planeados quedaron sin planes al enfrentarse al nuevo mundo que nos tendremos que acostumbrar.
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Lo único que sé (Porque ya no sé nada) es que me levantaré, continuaré con esta lucha y me regresé a donde inicie, no tenga idea en donde pararé, aseguraré que Dios pondrá los restantes nueve meses a brillar en mi favor, me aferraré a mi brazalete de trébol, los amuletos de buena suerte, agradeciendo los suspiros sanos del presente e intentando no olvidar las sensaciones ausentes y si, habrán muchas desilusiones, falta de flores, amores y me espantaré con horrores, pero he decidido que no dejaré escapar un segundo más del reloj y su famoso “Tick, Tick”. Intentaré empuñarlo para que no sea un recuerdo que se escapa de mis dedos. Si la tierra siguió girando a pesar del daño involucrado en ese año, yo sin dudarlo construiré un cohete con los palitos de paleta que se agotan de la nevera y con eso le daré la vuelta al sol buscando mi propia dirección.
Tacharé del calendario aquellos meses del año que restaron a los seres que ya se fueron y no volverán, de marzo para abril, las cartas que te escribí seguirán aquí y de septiembre a diciembre, espero que ya no exista temor y que reine aquel amor que un día nos unió. Ojalá vuelvan abrir los aeropuertos y los barcos cargueros lleguen a su puerto, exista la cura a lo incurable (Creo que eso es la ignorancia de la gente, pero no lo sé) el miedo se desvanezca y el pánico envejezca sin que nos siga paralizando por el resto de los siguientes años.
Mientras tanto, seguiré escribiendo en ti viejo amigo, la abuela estaría orgullosa al saber que te he estado utilizando ¿Recuerdas? Fuiste un regalo de cuarto grado que dejé a un lado, pero ahora que te estoy retomando, me agradas más de lo usual, hasta puedo llegar a decir que te quiero por quedarte cuando muchos se han ido (Físicamente y en otros ámbitos) y te impresionas al oír todos mis relatos en los que otros se aburren.
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Creo que por ahora eso es todo, si algo nuevo surge de mí o algo urgente, vendré a ti como ya es ocasional, esperemos que por fin transmitan una noticia buena y no solo tragedias. Espero que para mi cumpleaños número diez sea mejor que el nueve y en esta ocasión sí se pueda hacer mi fiesta con piñata.
Hasta entonces, Agatha.
PD: Jamás había escrito en ti tan seguido y le daré de comer al señor bigotes.