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En vísperas de la entrega del galardón al escritor británico Kazuo Ishiguro, la periodista Matilda Gustavsson del diario Dagens Nyheter publicó los testimonios de 18 mujeres que acusaban a una prominente figura cultural de Estocolmo de acoso, intento de violación y violación, desde 1996 a 2017. Después de unas semanas los medios de comunicación revelaron el nombre: Jean-Claude Arnault, esposo de Katarina Frostenson, prominente miembro de la Academia.
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Fue su matrimonio con Frostenson y la decisión de fundar en 1989 el centro Forum en Estocolmo lo que le convirtió, poco a poco, en una figura clave de los Nobel. Este espacio de exposiciones, conciertos y encuentros literarios, considerado uno de los centros intelectuales más exclusivos de Suecia, estaba parcialmente subvencionado por la Academia sueca. “Era un poco como el salón del comité del Nobel. Era el lugar donde había que estar si se quería ser 'descubierto'”, contaba un escritor a la prensa sueca. Tras destaparse el escándalo de abusos sexuales, se conoció además que el matrimonio tenía un conflicto de intereses grave, puesto que era Frostenson la que decidía las subvenciones de las que se beneficiaba el centro cultural dirigido por su marido, del que además ella era copropietaria.
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Arnault gozaba de tanta confianza por parte de la Academia que esta le confió la gestión del piso que tiene en París. La vivienda en la elegante Rue du Cherche Midi, en el distrito VII de la capital, fue escenario, según sus acusadoras, de algunos de los abusos sexuales —incluso violaciones— que él niega hasta hoy pero que han provocado su veto social.
Sin embargo, todo este escándalo, que amenaza la propia supervivencia del premio de Literatura, ya se conocía. La primera acusación de acoso sexual contra Arnault trascendió en 1997 cuando lo publicó Expressen. Un año antes, una artista había escrito al entonces líder de la Academia, Sture Allén, para hacerle saber que Arnault había acosado a varias mujeres y que se servía de Forum para “abusar de su papel de líder artístico explotando y humillando a mujeres, especialmente a las jóvenes”.
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Entonces la Academia no hizo nada “por no considerarla relevante”. Pero también ha trascendido, como reveló el académico Per Wästberg, que cuando se trató el caso, un miembro defendió a Arnault “hasta la muerte”. En 2004 sucedió un episodio similar. Entonces, un medio francés había publicado que Arnault había filtrado que Modiano ganaría el Nobel, recuerda Peter Englund, que estaba al frente de la Academia. “Hablé con su esposa y respondió como habitualmente reacciona cuando algún tipo de sombra recae sobre él. Emprendió un contraataque muy agresivo”. Finalmente, el noviembre pasado, la ya defenestrada secretaria permanente de la Academia, Sara Danius, reconoció ante la prensa que Arnault había "acosado y asaltado a académicas, esposas e hijas de académicos, al igual que a trabajadoras".
La periodista Matilda Gustavsson, quien hizo las denuncias contra Arnault el pasado noviembre, asegura que se inspiró en la pieza de Ronan Farrow que meses antes despertó la ola de indignación contra Harvey Weinstein. De hecho, tituló su texto El Weinstein sueco. Las repercusiones de su revelación no se han minimizado con el paso del tiempo, al contrario, el escándalo repercutió de tal forma en la Académica Sueca que hizo demitir a cinco miembros y este año, por primera vez desde 1949, no se entregará el Nobel de Literatura.
Anna-Karin Bylund, la artista que alertó hace dos décadas a la Academia sobre la actitud Jean-Claude Arnault, cree que la decisión de posponer la entrega del Nobel de Literatura es acertada. Sin embargo, considera que los miembros que quedan en la Academia deberían dimitir. “Es la única solución para que la institución recupere su prestigio”, dice desde Estocolmo. Gabriella Hakansson, escritora y una de las 18 mujeres que denunció públicamente al artista francés, coincide en que hasta que eso no ocurra la Academia no recuperará la confianza del público. “Los miembros que quedan son precisamente los que querían ocultar el escándalo”, señala.
Jean-Claude Arnault ha negado todas las acusaciones a través de sus abogados.