El Magazín Cultural

Ramiro Osorio: “La insurgencia del Teatro Mayor ha movido a todo el sector cultural”

Este centro cultural, fundado el 26 de mayo de 2010, celebra este sábado su cumpleaños con el concierto de la Orquesta Sinfónica de Londres, bajo la batuta de sir Simon Rattle. El director del Teatro Mayor hace un balance de estos nueve años.

Laura Camila Arévalo Domínguez - Twitter: @lauracamilaad
11 de mayo de 2019 - 01:56 a. m.
La Orquesta Sinfónica de Londres y sir Simon Rattle empiezan su primera gira por Latinoamérica en Colombia, la puerta de entrada al continente, con un concierto en el Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo. / Cortesía Teatro Mayor.
La Orquesta Sinfónica de Londres y sir Simon Rattle empiezan su primera gira por Latinoamérica en Colombia, la puerta de entrada al continente, con un concierto en el Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo. / Cortesía Teatro Mayor.

La primera vez que Steven Gutiérrez, un niño de ocho años, estudiante de la Fundación Instituto Tecnológico del Sur, colegio del barrio El Carmen, en Bogotá, entró al Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo, dijo que ese lugar, para él, era como una selva. Cuando le preguntaron por qué, respondió: “Yo era un explorador. Tenía mucho que mirar y además todos esos sonidos. Así se ven las selvas”. La percepción del niño coincidió con las intenciones de las que habló Ramiro Osorio en una entrevista en 2015 para Caracol Televisión, en la que dijo que el objetivo del recinto era propiciar la curiosidad de los colombianos por las artes del mundo y las locales. Este teatro, que al principio solo fue concebido como una biblioteca, cumple nueve años de acercar las expresiones universales a los oídos, los ojos, las pieles y las emociones colombianos.

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Aunque el día del aniversario es el 26 de mayo, se decidió adelantar la celebración con motivo de la visita de la Orquesta Sinfónica de Londres, catalogada por Gramophone, revista inglesa especializada en música, como una de las cinco mejores del mundo. Esta institución, que cumplió 115 años a la vanguardia de la música sinfónica, desde sus orígenes se ha caracterizado por la autonomía artística de sus integrantes, su habilidad para cambiar de sonido y la versatilidad con la que ha establecido el diálogo con su director: sir Simon Rattle, reconocido como una de las mejores batutas del mundo, no solo por sus dotes para la dirección, sino por su coherencia entre su lema personal: “Lo importante es que la música llegue a toda la sociedad”, y sus esfuerzos por fortalecer programas que acerquen a todo el público a lo que resulta de la excelencia musical.

“Ni la London Symphony, ni el maestro Rattle habían venido a América Latina. Lo harán por primera vez a Colombia, a Bogotá, al Teatro Mayor. Estos son los acontecimientos que transforman este país”, dijo Osorio para El Espectador, tratando de responder a las proporciones de lo que ocurrirá este 11 de mayo. El Teatro Mayor ha sido, además de promotor cultural y refugio de las artes, desde las contemporáneas hasta las más clásicas, el lugar en el que el resto del universo se da la mano con la cultura colombiana para entregar y recibir. Serán nueve años de, por ejemplo, darles sentido a los gestos, saltos y movimientos de un director de orquesta que, junto con sus músicos, hará que en ese concierto la pieza quede firmada con sus nombres. Harán suya esa composición ajena que, guiada por la batuta, se tornará con el ritmo, las formas y los detalles específicos de ese diálogo entre orquesta y director. El turno en esta ocasión será para Rattle, quien, además de fungir como director de la London Symphony Orchestra, fue designado como embajador internacional de la Unicef en 2004, junto a la Filarmónica de Berlín. Además, fue distinguido con reconocimientos y honores personales, como su nombramiento de caballero en 1994, miembro de la Orden del Mérito de su majestad la reina de Inglaterra en 2014, y el Freedom Honoris Causa de Londres en 2018, el más alto reconocimiento otorgado por esa ciudad.

Ramiro Osorio, director del Teatro Mayor Julio Mario Santo, habló sobre el origen del complejo cultural, su trayectoria y sus mayores logros.

Cuando usted conoció el proyecto con el que se estaba construyendo el teatro, a pesar de que ya había decidido no regresar al país, dijo que por una apuesta como estas sí lo haría, ¿por qué? ¿Qué fue lo que intuyó cuando vio el lote?

Yo ya había sido director de Colcultura, ministro de Cultura, había fundado el Festival Iberoamericano de Teatro, en fin, no veía qué más podría hacer en Colombia, hasta que encontré esta posibilidad tan maravillosa. A mí me sorprendió gratamente que Bogotá fuera a tener un centro cultural de esas calidades tan impresionantes. Ya había cerrado el capítulo con Colombia, pero cuando lo conocí le dije a Catalina Ramírez, que en ese entonces era la secretaria de Cultura: “Para dirigir este lugar, sí regresaría”.

Se completan nueve años de dirigir el teatro y usted tiene una amplia experiencia como gestor cultural. ¿Qué piensa de las manifestaciones artísticas que siguen siendo lejanas al resto de la población?

La programación del Teatro Mayor da cuenta de lo más sobresaliente que tenemos en el país, tanto de la cultura como de las artes. En Bogotá vivimos ciudadanos de todas las partes del país. Por eso nosotros nos hemos propuesto lanzar en Bogotá el Festival de la Leyenda Vallenata, el Petronio Álvarez, el Mono Núñez, etc. A la vez tenemos una programación artística de excelencia que da cuenta de la música sinfónica, la clásica, la música de cámara y, por otra parte, tenemos una programación en la que tiene cabida la música contemporánea. Hemos logrado llegar bastante bien a ese equilibrio.

¿Cuál es su balance con respecto a estas expresiones y el público? ¿Ha logrado el Teatro llamar la atención de más ciudadanos y cerrar un poco la brecha cultural?

Hemos creado un público para el Teatro Mayor y sí, hemos llamado la atención de mucha gente hacia la creación artística. Por otra parte, no quiero poner en mi boca cosas petulantes, pero hemos sido reconocidos por nuestro modelo de gestión público-privado que permite trabajar con mucho tiempo de anticipación, con mucha transparencia, también con libertad para proponernos proyectos audaces, para podernos conectar con los artistas más importantes del mundo. El Teatro Mayor en estos nueve años ha hecho que Colombia sea parte del circuito de lo más excelente de la creación artística internacional. Nuestra programación es un poco más del 50 % nacional. Hemos logrado un diálogo muy importante entre los artistas extranjeros y los colombianos. Hacemos muchos proyectos de apuestas en común y eso alienta mucho nuestro desarrollo artístico. La insurgencia del Teatro Mayor ha movido a todo el sector cultural de Bogotá y el país.

¿Cuál cree que ha sido el aporte más significativo en cuanto a la gestión cultural que se hace en Colombia?

Hemos impulsado el cambio en el mejor sentido: en las buenas prácticas, la cultura de la excelencia, la forma de convocar los públicos, en el reto de construir nuevas audiencias. Nosotros somos un teatro público y nuestro propósito fundamental es hacer que los ciudadanos puedan ejercer los derechos culturales plenamente.

¿Y sobre el modelo público-privado? Si este esquema ha sido tan exitoso para este teatro, ¿por qué cree que los demás empresarios y el sector público aún no han generado las alianzas suficientes para impulsar más el arte?

Nosotros hacemos muchas asesorías de buena voluntad a otras entidades culturales del país. Creo que sí vemos que va cambiando ese tema de gestionar con procesos, cumplimiento de metas, seguimiento, posibilidad de que haya también una forma de incentivar el talento del trabajo. Una de nuestras fortalezas es que hemos logrado hacer un equipo de profesionales de primerísima línea. Cuando se van las compañías y las orquestas lo que me dicen es: “Trabajar aquí es una delicia. Aquí se puede hacer todo”. Es un proceso y hemos hecho el acompañamiento a las demás instituciones del país.

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Ha mencionado en más de una ocasión la vez en que Gustavo Dudamel lideró un concierto que simbolizó la reconciliación de las relaciones entre Colombia y Venezuela...

Yo quiero volver a mencionar ese caso porque tengo la certeza —y por eso he dedicado toda mi vida a esto— de que la cultura sirve para construir país de una manera diferente. Para hacer de este país un lugar incluyente, generoso, en donde haya respeto por la opinión de los otros, por las ideas, por la creatividad. Ese concierto surgió en un momento en el que teníamos las peores relaciones con Venezuela y se convirtió en el emblema de las nuevas relaciones. Esas son cosas muy importantes que evidencian cómo la cultura puede hablar en los momentos en los que aparentemente no se pueden construir consensos.

Además de la presentación de la Orquesta Sinfónica de Londres, ¿qué tiene preparado el Teatro Mayor para la celebración de estos nueve años?

Vamos a hacer una muy pequeña y sobria ceremonia como las de siempre. Yo diré unas palabras, presentaremos un video que es un estado del arte de cómo está esta casa. Le hablaremos al público que nos sigue y obviamente será el momento de expresar la gratitud a quienes hacen posible que continuemos: la ciudad, el alcalde, la Secretaría de Cultura, la familia Santo Domingo —que es la base de este modelo público-privado— y las empresas.

Hábleme de lo que caracteriza al Teatro Mayor y lo hace distinto de los demás recintos culturales del país…

Que nosotros trabajamos con tiempo. Hacemos las cosas con mucho margen de anticipación, las pensamos mucho, las medimos mucho.

Además de exponer el arte, también se han esforzado en apoyar programas de formación para potenciales artistas. ¿Cómo ve el panorama en estos términos? ¿Colombia está logrando formarse para el arte?

Se han consolidado una serie de universidades y carreras de música impresionantes. La calidad con la que se está formando a la gente es muy notable. En el caso de la música, nosotros somos una potencia.

¿Qué viene para el futuro? ¿Con qué proyecto comenzarán el nuevo año del teatro?

El teatro continuará apostando en este 2019 por la excelencia en las artes escénicas, propiciando un diálogo con lo mejor de la cultura del mundo y apoyando la creación de diversos públicos. Es por ello por lo que abrió una nueva franja inclusiva en su programación de la Temporada de Creadores con Capacidades Especiales, con compañías como Seña y Verbo: Teatro de Sordos, que le da inicio a esta franja en marzo, con los espectáculos Mis manitas hablan y Música para los ojos.

Por Laura Camila Arévalo Domínguez - Twitter: @lauracamilaad

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