Noticias

Últimas Noticias

    Política

    Judicial

      Economía

      Mundo

      Bogotá

        Entretenimiento

        Deportes

        Colombia

        El Magazín Cultural

        Salud

          Ambiente

          Investigación

            Educación

              Ciencia

                Género y Diversidad

                Tecnología

                Actualidad

                  Reportajes

                    Historias visuales

                      Colecciones

                        Podcast

                          Opinión

                          Opinión

                            Editorial

                              Columnistas

                                Caricaturistas

                                  Lectores

                                  Blogs

                                    Suscriptores

                                    Recomendado

                                      Contenido exclusivo

                                        Tus artículos guardados

                                          Somos El Espectador

                                            Estilo de vida

                                            La Red Zoocial

                                            Gastronomía y Recetas

                                              La Huerta

                                                Moda e Industria

                                                  Tarot de Mavé

                                                    Autos

                                                      Juegos

                                                        Pasatiempos

                                                          Horóscopo

                                                            Música

                                                              Turismo

                                                                Marcas EE

                                                                Colombia + 20

                                                                BIBO

                                                                  Responsabilidad Social

                                                                  Justicia Inclusiva

                                                                    Desaparecidos

                                                                      EE Play

                                                                      EE play

                                                                        En Vivo

                                                                          La Pulla

                                                                            Documentales

                                                                              Opinión

                                                                                Las igualadas

                                                                                  Redacción al Desnudo

                                                                                    Colombia +20

                                                                                      Destacados

                                                                                        BIBO

                                                                                          La Red Zoocial

                                                                                            ZonaZ

                                                                                              Centro de Ayuda

                                                                                                Newsletters
                                                                                                Servicios

                                                                                                Servicios

                                                                                                  Empleos

                                                                                                    Descuentos

                                                                                                      Idiomas

                                                                                                      Cursos y programas

                                                                                                        Más

                                                                                                        Cromos

                                                                                                          Vea

                                                                                                            Blogs

                                                                                                              Especiales

                                                                                                                Descarga la App

                                                                                                                  Edición Impresa

                                                                                                                    Suscripción

                                                                                                                      Eventos

                                                                                                                        Pauta con nosotros

                                                                                                                          Avisos judiciales

                                                                                                                            Preguntas Frecuentes

                                                                                                                              Contenido Patrocinado
                                                                                                                              05 de mayo de 2020 - 01:18 p. m.

                                                                                                                              Rayar o no rayar los libros

                                                                                                                              Con las excepciones de unos pocos escrupulosos, la mayoría de la gente que ama los libros los usa para leerlos, releerlos, tocarlos, observarlos. Y rayarlos.

                                                                                                                              Jaír Villano / @VillanoJair

                                                                                                                              Jaír Villano: "Rayar los libros es sacralizarlos." / Cortesía

                                                                                                                               

                                                                                                                              Un libro sin los apuntes del lector juicioso, sin una gota de café impregnada en una página, sin una errata identificada y resaltada, sin un comentario al margen, sin las preguntas o las sospechas que le suscita el contenido, no es un libro personalizado.

                                                                                                                              Los libros son de todos, me reclamó el otro día un amigo que dice no rayar sus libros. Está rayado el amigo. El pobre cree que cuando su biblioteca llegue a otros lectores, estos, siguiendo la tradición del buen ciudadano, se abstendrán de comentarlos.

                                                                                                                              Le sugerimos leer: El hombre invisible y 26 años desde la última palabra escrita por Ralph Ellison

                                                                                                                              Read more!

                                                                                                                              Bueno, hay casos en los que privarse de las marcaciones es un asunto de todos. Pienso en las bibliotecas públicas, en esos libros que son del vulgo (o sea: de los que no tenemos plata para comprar libros), y que lamentablemente muchas veces nos toca leer a pesar de las observaciones, los dictámenes, o las advertencias de algún fulano que lo leyó antes de nosotros. Ustedes, malditos viciosos, sí están condenados a lo peorcito. 

                                                                                                                              El otro día me abstuve de una lectura serena de El ser y el tiempo: primero, por la prosa abstrusa y arrítmica de Heidegger; y segundo, por las obsesivas glosas de un lector que no me dejaba avanzar en paz, su letra estaba en la mitad de las páginas a las que alcancé a llegar. A lo mejor era un mensaje subliminal, ¡Dasein, Dasein!

                                                                                                                              Pienso en los libros que por mi oficio reseño (novedades colombianas) y que la mayoría de las veces van a parar a las manos de un librero. El reparo de ellos siempre es el mismo: ¿Por qué lo rayó, Villano?

                                                                                                                              Es que no sabía si me iba a gustar o no. Y de eso depende que se quede en ese selectivo y celoso grupo que viene siendo mi pequeña biblioteca. Si me parece lo suficientemente bueno, lo rayo, lo comento, lo discuto, lo interpelo, me lo apropio. En cambio, si ocurre lo contrario, es verdad, lo acepto, no debería dejar regueros por ahí sueltos. Por el bien de los libreros, que se evitan ese engorroso oficio de borrar las porquerías de otro. Y por el bien del lector, pues así se le protege de eso que los amantes de Netflix llaman spoiler.

                                                                                                                              Read more!

                                                                                                                              Si le interesa, lo invitamos a leer: Librería rodante promueve lectura durante aislamiento por COVID-19 en México

                                                                                                                              No ad for you

                                                                                                                              Rayar los libros es sacralizarlos. Ahora que he tenido la oportunidad de regresar a algunos de mis favoritos, he podido transportarme a otros momentos: a la primera vez que leí Crimen y castigo, a la primera impresión que me suscitó el ensayo de Raskólnikov. A las oraciones largas y digresivas de Proust, a esas descripciones amorosas con las que me sentí tan identificado. A los comentarios apátridos del diario de Julio Ramón Ribeyro, esas observaciones profundas y extraídas de lo más cotidiano. A la relación del dolor de Nietzsche, al nihilismo de Álvaro de Campos, a ese diálogo maravilloso entre el doctor y el paciente en el Pabellón número seis de Chéjov. Los ejemplos son varios. Lo que quiero decir es que cuando veo los rayones me detengo a pensar en aquel que era cuando marqué una frase, un diálogo, una descripción: ¿por qué momento de la vida pasaba en ese entonces? ¿Cómo concebía el mundo, la existencia, la vida? ¿Qué mujer me partía el corazón?

                                                                                                                              Los subrayados de mis libros me transportan a otras circunstancias, otros momentos, otros estados emocionales. Me recuerdan otro yo, otro que fui, otro que disfrutó de estos mismos libros, y que inevitablemente ya no es ni puede ser el mismo.

                                                                                                                              No ad for you

                                                                                                                              Pasa lo mismo con la lectura de poesía. Me detengo en eso que resalté de un verso de Montale que de repente no me parece tan bueno. Me detengo en un verso de Vilariño, en uno de Ungaretti, en uno de Pizarnik. Y me traslado, me devuelvo, me ocurre lo que le pasó a Marcel cuando probó las berenjenas: revivo otros pasajes de la vida. Y esto merced a los subrayados.

                                                                                                                              No ad for you

                                                                                                                              He tenido que vender libros a los que le tengo mucho aprecio. Por fortuna, algunos de ellos los he podido recuperar. Lo que no quiere decir que los he releído. Pienso que es como si no los conociera: veo ese ejemplar que ya leí, y a pesar de que me pertenece, no es mío. No tiene mis apuntes, mis glosas. Puedo tener un recuerdo de la historia, pero sé que existen esas otras partes que no son determinantes en el entramado, pero que uno de lector obsesivo separa, marca, desliza en un lápiz porque le significó algo.

                                                                                                                              No sé qué pueda pasar por la cabeza de mi amigo y de esa gente que piensa lo mismo. A todos los demás, los invito a anarquizar la tranquilidad de esas páginas pulcramente diseñadas. Acaben con todo, amigos.

                                                                                                                              Jaír Villano: "Rayar los libros es sacralizarlos." / Cortesía

                                                                                                                               

                                                                                                                              Un libro sin los apuntes del lector juicioso, sin una gota de café impregnada en una página, sin una errata identificada y resaltada, sin un comentario al margen, sin las preguntas o las sospechas que le suscita el contenido, no es un libro personalizado.

                                                                                                                              Los libros son de todos, me reclamó el otro día un amigo que dice no rayar sus libros. Está rayado el amigo. El pobre cree que cuando su biblioteca llegue a otros lectores, estos, siguiendo la tradición del buen ciudadano, se abstendrán de comentarlos.

                                                                                                                              Le sugerimos leer: El hombre invisible y 26 años desde la última palabra escrita por Ralph Ellison

                                                                                                                              Read more!

                                                                                                                              Bueno, hay casos en los que privarse de las marcaciones es un asunto de todos. Pienso en las bibliotecas públicas, en esos libros que son del vulgo (o sea: de los que no tenemos plata para comprar libros), y que lamentablemente muchas veces nos toca leer a pesar de las observaciones, los dictámenes, o las advertencias de algún fulano que lo leyó antes de nosotros. Ustedes, malditos viciosos, sí están condenados a lo peorcito. 

                                                                                                                              El otro día me abstuve de una lectura serena de El ser y el tiempo: primero, por la prosa abstrusa y arrítmica de Heidegger; y segundo, por las obsesivas glosas de un lector que no me dejaba avanzar en paz, su letra estaba en la mitad de las páginas a las que alcancé a llegar. A lo mejor era un mensaje subliminal, ¡Dasein, Dasein!

                                                                                                                              Pienso en los libros que por mi oficio reseño (novedades colombianas) y que la mayoría de las veces van a parar a las manos de un librero. El reparo de ellos siempre es el mismo: ¿Por qué lo rayó, Villano?

                                                                                                                              Es que no sabía si me iba a gustar o no. Y de eso depende que se quede en ese selectivo y celoso grupo que viene siendo mi pequeña biblioteca. Si me parece lo suficientemente bueno, lo rayo, lo comento, lo discuto, lo interpelo, me lo apropio. En cambio, si ocurre lo contrario, es verdad, lo acepto, no debería dejar regueros por ahí sueltos. Por el bien de los libreros, que se evitan ese engorroso oficio de borrar las porquerías de otro. Y por el bien del lector, pues así se le protege de eso que los amantes de Netflix llaman spoiler.

                                                                                                                              Read more!

                                                                                                                              Si le interesa, lo invitamos a leer: Librería rodante promueve lectura durante aislamiento por COVID-19 en México

                                                                                                                              No ad for you

                                                                                                                              Rayar los libros es sacralizarlos. Ahora que he tenido la oportunidad de regresar a algunos de mis favoritos, he podido transportarme a otros momentos: a la primera vez que leí Crimen y castigo, a la primera impresión que me suscitó el ensayo de Raskólnikov. A las oraciones largas y digresivas de Proust, a esas descripciones amorosas con las que me sentí tan identificado. A los comentarios apátridos del diario de Julio Ramón Ribeyro, esas observaciones profundas y extraídas de lo más cotidiano. A la relación del dolor de Nietzsche, al nihilismo de Álvaro de Campos, a ese diálogo maravilloso entre el doctor y el paciente en el Pabellón número seis de Chéjov. Los ejemplos son varios. Lo que quiero decir es que cuando veo los rayones me detengo a pensar en aquel que era cuando marqué una frase, un diálogo, una descripción: ¿por qué momento de la vida pasaba en ese entonces? ¿Cómo concebía el mundo, la existencia, la vida? ¿Qué mujer me partía el corazón?

                                                                                                                              Los subrayados de mis libros me transportan a otras circunstancias, otros momentos, otros estados emocionales. Me recuerdan otro yo, otro que fui, otro que disfrutó de estos mismos libros, y que inevitablemente ya no es ni puede ser el mismo.

                                                                                                                              No ad for you

                                                                                                                              Pasa lo mismo con la lectura de poesía. Me detengo en eso que resalté de un verso de Montale que de repente no me parece tan bueno. Me detengo en un verso de Vilariño, en uno de Ungaretti, en uno de Pizarnik. Y me traslado, me devuelvo, me ocurre lo que le pasó a Marcel cuando probó las berenjenas: revivo otros pasajes de la vida. Y esto merced a los subrayados.

                                                                                                                              No ad for you

                                                                                                                              He tenido que vender libros a los que le tengo mucho aprecio. Por fortuna, algunos de ellos los he podido recuperar. Lo que no quiere decir que los he releído. Pienso que es como si no los conociera: veo ese ejemplar que ya leí, y a pesar de que me pertenece, no es mío. No tiene mis apuntes, mis glosas. Puedo tener un recuerdo de la historia, pero sé que existen esas otras partes que no son determinantes en el entramado, pero que uno de lector obsesivo separa, marca, desliza en un lápiz porque le significó algo.

                                                                                                                              No sé qué pueda pasar por la cabeza de mi amigo y de esa gente que piensa lo mismo. A todos los demás, los invito a anarquizar la tranquilidad de esas páginas pulcramente diseñadas. Acaben con todo, amigos.

                                                                                                                              Por Jaír Villano / @VillanoJair

                                                                                                                              Ver todas las noticias
                                                                                                                              Read more!
                                                                                                                              Read more!
                                                                                                                              Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
                                                                                                                              Aceptar