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En la gala de los XXII Premios Macondo 2024, Camila Loboguerrero fue homenajeada con el Premio Macondo de Honor, el máximo reconocimiento de la Academia al cine colombiano. Durante su discurso, Loboguerrero compartió algunas reflexiones sobre su trayectoria y el cine en Colombia.
“Con este homenaje, bueno, yo quería decir unas poquitas cosas... pero es que de memoria uno se brinca la mitad. Entonces las escribí. Porque sí he recorrido este cine colombiano. Vale la pena contar de dónde venimos y en este momento tan maravilloso en que estamos”.
Loboguerrero hizo un repaso por su trayectoria, comenzando con su regreso a Colombia hace 50 años con la convicción de hacer cine nacional: “Volví de Europa con la consigna de ser realista y pedir lo imposible. Eran finales de los años 60, había ido a Francia a estudiar bellas artes, pero acabé entendiendo que lo mío era el cine. Aunque hasta entonces pensaba que solo lo podían hacer los países ricos. Allí descubrí y me maravillé con el cine latinoamericano, con las películas de Gabriel Rocha y de Gutiérrez Salea. Entendí también que los colombianos podíamos hacer cine”.
“Veo con gran satisfacción que cada vez conocemos mejor nuestro oficio, que cada vez hacemos más y mejores películas, pero sobre todo, además, que hemos desarrollado la conciencia de no estar solos, la conciencia de que un sueño es más poderoso si somos muchos los que lo soñábamos”.
Camila Loboguerrero
La cineasta continuó su discurso compartiendo cómo, a pesar de las dificultades, su generación no se rindió en la lucha por hacer cine nacional: “Muchas veces he visto morir y luego nacer de nuevo el cine colombiano. Hicimos parte de una generación romántica que se endeudó hasta el cuello para poder financiar las películas que queríamos hacer, que se quebró una y otra vez”.
Recordó los momentos en los que el apoyo del Estado era casi inexistente, lo que hizo aún más difícil el trabajo: “Una generación que se quebró tanto la espalda como el bolsillo antes de lograr que el Estado nos parara bolas y que creara una entidad de apoyo al cine. Fue la época feliz en que hice mis primeros largos, antes de que ese mismo Estado eliminara FOCINE e hiriera de muerte aquel viejo sueño”.
Mencionó cómo siguieron adelante, reinventándose y buscando otras formas de mantenerse activos en el medio: “Por más de 10 años tuvimos que inventarnos otros oficios para no quedarnos de brazos cruzados. Unos hicimos televisión, otros se inventaron lucrativos negocios y muchos más contaron con mucha menos suerte. Una generación entera de técnicos y de creadores se perdió irremediablemente por culpa de la eterna ceguera del Estado”.
Lea aquí: "Camila Loboguerrero: la directora que abrió el camino a las cineastas de Colombia"
Loboguerrero habló de su trabajo como funcionaria del Ministerio de Cultura, donde participó en la creación de una ley que permitió la reactivación de la cinematografía nacional: “Acompañé el nacimiento de una ley que volvió a hacer posible la existencia de una cinematografía nacional y que me permitió volver al ruedo para seguir haciendo películas, que es lo único que sé hacer y lo que nunca estaré dispuesta a renunciar”.
“Veo con gran satisfacción que cada vez conocemos mejor nuestro oficio, que cada vez hacemos más y mejores películas, pero sobre todo, además, que hemos desarrollado la conciencia de no estar solos, la conciencia de que un sueño es más poderoso si somos muchos los que lo soñamos”, dijo refiriéndose a los avances en el cine colombiano, de la mano de un gremio que ha logrado consolidar una conciencia colectiva en el oficio.
Dedicó el premio a aquellos que han sido fundamentales en su carrera, mencionando a los equipos de trabajo que la acompañaron a lo largo de los años: “Este premio no es solo a mi trayectoria individual como artista. Para empezar, yo no habría podido hacer sola mis películas. Tuve la infinita suerte de contar con equipos maravillosos: los mejores actores y actrices que pude dirigir, además de grandísimos guionistas, fotógrafos, camarógrafos, gaffers, sonidistas, scripts, escenógrafos, maquilladores, editores, coloristas, productores. A todos ellos y ellas les dedico este honroso premio”.
Al cerrar, dirigió el premio a aquellos cineastas que, como ella, han luchado por el cine colombiano: “un cine que no nos traigan de afuera, un cine propio que hable de nuestras tristezas y de nuestras alegrías en nuestra lengua y con nuestro humor. Un cine en que seamos algo más que simples villanos, un cine en que las mujeres también podamos ser protagonistas”.
Con un último agradecimiento, cerró el discurso que, a continuación, compartimos para recordarla.
En 2024, fue homenajeada con el PREMIO MACONDO DE HONOR, máximo reconocimiento de nuestra Academia a quienes han hecho una invaluable contribución al desarrollo del #CineColombiano. Recordémosla con sus palabras durante la gala de los XXII Premios Macondo.🤍
— Academia Colombiana de Cine (@AcademiaColCine) June 21, 2025
🕊️ Descanse en paz. pic.twitter.com/Gsu52pb0dw