Relato sobre un relato

El libro “Fernando Panesso: relato de mi destino”, de Icono Editores, reconstruye una existencia enmarcada por el furor y la sorpresa, del que fue gobernador de Antioquia en los tiempos umbríos de Pablo Escobar; cónsul de Nueva York cuando la ciudad estuvo plagada de mulas colombianas, y primer embajador colombiano en Turquía.

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Ana Sofía Sierra y Lucía Muñoz
01 de octubre de 2019 - 11:17 p. m.
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Durante once meses, dos semanas y veintidós horas, los tres hombres aparecieron en los más apetecidos restaurantes de Bogotá con sus libretas, gestos de curiosidad y vigilia. Luego de comer y beber varios pocillos de café bravío, hablaron toda la tarde y tomaron apuntes. Fueron narraciones dignas de libretos de cine.

Los meses pudieron pensar que se trataba de un grupo de pensionados inventando un negocio  o de miembros de una nueva secta, pero en realidad se trataba de un político, empresario, ex funcionario público y dos periodistas trabajando en una biografía novelada. El pereirano que se crió en Antioquia puso su historia, mientras que Carlos Gustavo Álvarez e Iván Beltrán Castillo, activaron sus plumas como cronistas. Así se escribió Fernando Panesso: relato de mis destino, que ya está disponible en librerías nacionales.

El libro, además de contar la peripecia vital de un ex gobernador de Antioquia, ex cónsul de Nueva York y presidente de la ETB en 2008 –entre otros cargos-, parte de la historia última de Latinoamérica con sus narcotraficantes mitológicos. tragedias naturales de proporciones inimaginables, amables escritores, grandes empresas, presidentes y gobiernos, víctimas y victimarios.  También le puede interesar: Un ensayo sobre cómo no escribir un ensayo

“Desde que conocí a Fernando, al entrevistarlo para una revista de la que era editor en 1994, sentí la fuerza de su vida. Después nos hicimos amigos y le acompañé en algunos de sus cargos, reforzando la certeza de que su tránsito no merecía el olvido. Sin embargo, y como pasa con frecuencia, el despegue del libro demoró y hasta hoy se cristaliza el sueño. 

Esto valió la pena. Una vida que no se cuenta se hace parte del crimen de la amnesia que tanto daño nos hace”, dijo Carlos Gustavo Álvarez, impulsor central del proyecto. 

“Pienso que el trabajo y la concentración con estos dos cronistas hizo que mi vida encontrara una explicación y una trascendencia. En mi caso, y por un regalo de la providencia que agradezco, tuve cargos que me permitieron paladear la luz y la sombra de este país y de la región. En los tiempos de Pablo Escobar fui el gobernador de Antioquia, donde se extendía su reino funesto; fui cónsul en  Nueva York cuando las cárceles estaban llenas de mulas colombianas; en Turquía asistí al acoplamiento de dos mundos distantes y bellos, y en Ecuador me empleé a fondo cuando el terremoto de 2015 nos puso a prueba. Estuve en la escena de fulminantes y reveladores momentos nuestros. Muchos de ellos arderán siempre en el recuerdo del mundo”, puntualizó Fernando Panesso, el personaje de esta obra, de un poco más de doscientas páginas.

“Fue una experiencia extraordinaria. Fernando es tan buen conversador y recuerda con tal precisión y detallismo, que nos fue haciendo partícipes de toda su aventura vital. Al final, incluso, pudimos recordar  fechas o corregir escenas del pasado”, comentó Iván Beltrán.

La narración además, dijo Álvarez, muestra cómo en nuestro país en cualquier momento y por acción del absurdo, alguien ejemplar puede verse enredado en situaciones tremendas e impensables. Eso ocurrió con Panesso Serna en Coomeva, estación de su existencia que también está retratada en este libro, que el próximo 23 de octubre será presentado en el Gimnasio Moderno de Bogotá.

Quienes conocen a Fernando Panesso bromean diciendo que es el protagonista de la canción de Roberto Carlos, Yo quiero tener un millón de amigos, por su vocación de comunión, su fe en los hombres y en la posibilidad de inventar caminos cuando el horizonte parece clausurado. Ahora es también protagonista de esta obra capaz de envolver al lector en una suma de emociones tórridas que recorren el pulso de Colombia y América Latina, y que van de la melancolía a la dicha, de la ceremonia funeral a la fiesta, del llanto a la risa.

Por Ana Sofía Sierra y Lucía Muñoz

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