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Los tonos cálidos que destacan un enorme sol tras las montañas y las casas, alargando la sombra de dos niños que corren en una calle, conforman la portada de esta hermosa obra escrita por Gloria Cecilia Díaz e ilustrada por Carolina Garzón Blanco. Las ilustraciones en el libro son de una calidad excepcional porque no solo son en sí mismas maravillosas, sino que acompañan perfectamente un tono narrativo pausado, diáfano y de una poesía sin igual. El estilo de la autora aquí es ligero, más no débil, discontinuo y sumamente interesante; a la par que metaforiza el espacio en el transcurso del tiempo, da continuidad a un conjunto de momentos, de modo que existe una suerte de pausa narrativa, una narración del detenimiento poético.
“El sol de los venados” es un libro que cuenta historias desde la perspectiva de Jana, una niña que vive con su familia en un pequeño pueblo en las montañas que ocultan día con día el sol que tanto le gusta. La obra se divide en pequeños capítulos que cuentan una parte importante de la infancia de la protagonista, conectándose unos con otros, lo que ofrece una libertad y riqueza ficcional singular al no tratar un mismo tema. Por la cantidad de historias y relaciones entre sí, esta novela juvenil parece multiplicar sus pocas páginas. Jana es la protagonista y narradora de este hermoso cosmos de historias, por lo que tiene sentido tal discontinuidad narrativa, ya que da cuenta del relato de un niño, entre la distracción y el olvido. Tanto sus hermanos, Coqui, Tatá, El Negro y Nena, como sus padres, abuelos o amigos, aparecen intermitentemente en el libro, pero siempre con algo que decir y aportar a la construcción de la narrativa general. A través de los relatos de Jana, el lector podrá conocer la trágica historia de la abuela Flora, la felicidad del viaje familiar o cómo se siente la pérdida más dura para un niño.
Colombia no se menciona en ningún momento de esta historia, pero se sugiere de una manera muy elegante con pequeños matices. Se alude también al machismo de la época, que arruina las esperanzas de las mujeres, a la pobreza que genera sufrimiento en las familias o el conflicto armado que ha azotado al país durante tanto tiempo. A pesar de este contexto sugerido y de la muerte que sobrevuela como ese sol que atardece, la obra es también un canto a la esperanza que depara el futuro. De este modo, Gloria Cecilia Díaz nos presenta una novela pensada para todo público porque al leerla, nos convertimos en jóvenes y niños a través de la particular voz de Jana.
Estimado lector, acercarse a “El sol de los venados” es ponerse de puntillas para observar, a través de una ventana maravillosa, a un grupo de personas que existen en un universo coherente, autosostenido, bonito. Una ventana ficcional que ha comprendido con resiliencia la vida, y que al leer sus páginas nos contagia el fulgor del sol que se oculta, dejándonos más significados de los que podamos imaginar.