Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
El actor y cómico británico Alistair McGowan, experto en imitaciones, simula la voz del director de “Vértigo”, “Psicosis” o “La ventana indiscreta” y lleva en primera persona la narración del documental, “My Name Is Alfred Hitchcock” (“Mi nombre es Alfred Hitchcock”), que se estrena en cines el próximo viernes.
“Quería hacer sentir al espectador que Hitchcock estaba revisando sus propias películas, fijándose en los pequeños detalles y conectando los puntos entre ellas”, dice el norirlandés, autor de series como “Women make film” (2018), biblias de la cinefilia moderna.
Con ese mismo estilo que combina erudición, ligereza y pasión por el lenguaje visual, Cousins analiza cómo Hitchcock plasmaba en imágenes algunas de sus obsesiones, como la evasión, el deseo, la soledad o el tiempo.
“Me apasiona el lenguaje visual y Hitchcock era un pensador visual brillante”, sostiene. “Pocos directores en la historia del cine entendieron la posición de cámara mejor que él, algunos ruedan desde diez ángulos diferentes pero normalmente hay uno que es perfecto para adentrarte en la historia y Hitchcock lo encontraba”.
El cine, un arte muy vivo y asequible
Pese a las voces más agoreras, el cineasta cree que el cine está muy vivo e invita a mirar a lo que se está haciendo en lugares como Taiwán, Rumanía, Tailandia, Dinamarca o México, pero no tiene prejuicios al defender películas comerciales como “Spiderman: Across the Spider-Verse”, que considera “una obra de arte”.
“Hay muchos motivos para que no te guste Estados Unidos, pero de pronto son capaces de hacer una película comercial tan brillante como esa y te das cuenta de que la magia puede suceder en cualquier parte”, afirma.
“El cine es más grande que la vida -añade-; tenemos tendencia a querer tener las cosas bajo control pero también necesitamos experiencias que nos superen, nos arrebaten, por eso viajamos para ver auroras boreales o el Gran Cañón, y por eso también vamos al cine, que sigue siendo la forma de arte más accesible del mundo”.
Contra la supuesta misoginia de Hitchcock
En el documental, Cousins se recrea en las obras maestras de Hitchcock a la vez que invita a descubrir títulos menos conocidos y sus trabajos tempranos en el cine mudo, como “Farmer’s Wife” (1928), una de sus favoritas.
“Mucha gente cree que era un hombre frío, pero esa película muestra su lado más humano y profundo, una historia sobre un hombre solitario que se enamora, al igual que Hitchcock estaba profundamente enamorado de su mujer, Alma”, comenta.
Sobre las voces que han criticado su supuesta misoginia y maltrato a sus actrices, Cousins subraya que “no hay evidencias”, aparte del caso concreto de la estadounidense Tippi Hedren, reflejado en sus memorias.
“Conocí a Janet Leigh y le adoraba, Teresa Wright le adoraba, Ingrid Bergman también y si nos remontamos a su periodo mudo, Anny Ondra o Carole Lombard eran colegas de copas y colaboradoras”, enumera.
“Me considero un feminista apasionado y realmente he buscado evidencias de que Hitchcock fuera una persona horrible o que sus películas fueran misóginas y no las he encontrado, hay feministas que le critican pero otras dicen lo contrario, no debemos fiarnos de los rumores, hay que ir a las pruebas”, concluye.