
Roberto Arlt buscaba en las palabras, y entre las palabras, su salvación, en una época en la que el ser humano tenía más espacio y más tiempo para el pensamiento.
Foto: Nátaly Londoño Laura
Comenzó a caer y a levantarse muy de niño, como lo contó en Los siete locos en voz de Remo Erdosain, cuando su padre le advertía todas las noches que a las seis de la mañana del día siguiente se preparara pues lo iba a azotar. Lo azotaba porque hablaba y porque callaba y porque jugaba y porque no jugaba y por sus pilatunas y por su juicio. Arlt jamás podía dormir, esperando e imaginando los azotes que tendría que soportar a la mañana siguiente. La angustia y el temor lo desvelaban. Y otras angustias y otros temores, y millones de miedos,...

Por Fernando Araújo Vélez
De su paso por los diarios “La Prensa” y “El Tiempo”, El Espectador, del cual fue editor de Cultura y de El Magazín, y las revistas “Cromos” y “Calle 22”, aprendió a observar y a comprender lo que significan las letras para una sociedad y a inventar una forma distinta de difundirlas.fernando.araujo.velez@gmail.com
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