Rock, ska y rap hecho con el alma indígena del Putumayo
Entre el 24 y 25 de enero se realizará en Sibundoy, Putumayo, el primer Festival de Música Indígena.
Joseph Casañas - @joseph_casanas
La música es una excusa. Sexo, religión, política, economía, drogadicción, narcotráfico, amor. No hay temas que no se hayan abordado desde este arte que consiste en combinar sonidos en una secuencia temporal. El género, algunas veces, es lo de menos. Otras veces es lo más importante. Quizá demasiado.
Gracias por ser nuestro usuario. Apreciado lector, te invitamos a suscribirte a uno de nuestros planes para continuar disfrutando de este contenido exclusivo.El Espectador, el valor de la información.
La música es una excusa. Sexo, religión, política, economía, drogadicción, narcotráfico, amor. No hay temas que no se hayan abordado desde este arte que consiste en combinar sonidos en una secuencia temporal. El género, algunas veces, es lo de menos. Otras veces es lo más importante. Quizá demasiado.
El próximo viernes 24 de enero la música, una vez más, será una excusa para conversar sobre un tema espinoso: la identidad indígena, las nuevas identidades indígenas, qué significa ser indígena.
El primer Festival De Música Alternativa Indígena La Tulpa Raymi, que se llevará a cabo en Sibundoy, Putumayo, entre el 24 y 25 de enero, se convertirá en un pretexto (uno nuevo) para hacerse un par de preguntas que plantea en diálogo con El Espectador, Olimpo Jacanamijoy, su director. "¿Si un indígena toca la guitarra eléctrica, entonces está traicionando sus raíces?; ¿qué sucede cuando un indígena toma su quena o su flauta traversa y la combina con armonías del jazz para generar nuevos sonidos, dejó de ser indígena?; ¿qué pasó con los indígenas que perdieron sus dos apellidos, pero siguen participando en los cabildos, se les destierra?; y ¿si un indígena interpreta obras en piano acústico?" Sacrilegio, pensarán algunos.
Para Jacanamijoy, la respuesta a dichas preguntas es necesarias en un mundo de aceleradas transformaciones sociales. "Las propuestas musicales de jóvenes indígenas que combinaron los aires tradicionales con sonidos alternativos, no fueron bien recibidas por organizadores de eventos de música andina tradicional. Este festival nace con la necesidad de hablar de esos acercamientos de los pueblos originarios con otras formas de entender la vida".
El purismo no ha permitido que la puerta que contiene lo que se supone, es el mundo indígena, se abra de par en par. "Aún se conserva un imaginario que nos pinta como sujetos con tapa rabos, semi desnudos y alejados del mundo. Esa pureza que anhelamos tener también nos confunde. Nos ciega".
El evento, que cuenta con el respaldo del Ministerio de Cultura y que abrió convocatoria hace tres semanas, cerró inscripciones este miércoles. Se recibieron propuestas exóticas, por decirlo menos, de grupos de música indígena que hacen rock, electrónica, reggae y rap.
"El festival nace con el fin de fortalecer los espacios para agrupaciones emergentes que hacen una conjugación entre los aires indígenas y las propuestas alternativas, es decir, que es un festival que reconoce y estimula la diversidad de las expresiones musicales indígenas y no indígenas", dice Jacanamijoy.
"La música indígena será aquella creada y ejecutada de manera tradicional, según sus usos y costumbres. Este tipo de música será la que se reproduzca con elementos traídos los territorios. Por ejemplo, en Sibundoy, utilizan la Tunda, que es una planta en forma de tubo, para crear una flauta traversa o el bombo que se hace con unas maderas de la zona y con unos cueros de res.
También se puede hablar de la música tradicional, que es aquella que se ha venido haciendo durante años apropiándose de instrumentos que no necesariamente vienen de la misma región. Comunidades se han apropiado de instrumentos ajenos a su territorio. Un ejemplo es la guitarra, que tiene raíces europeas, pero que en los territorios se ha adaptado otros sonidos".