
Imagen de una de las presentaciones de "Los del fuego", plenos años 60, con Sandro como voz principal. / Cortesía
Que después fue bar, aunque allí no se vendiera nada porque lo que importaban era la música y que una guitarra se acoplara a otra, y que una batería llevara el ritmo y potenciara a las guitarras, y que todo aquello le diera forma a una voz, a una canción, a un decir, o incluso, en ocasiones, a un llorar o gritar. Que las primeras sesiones parecían de gatos persiguiéndose, y que lo que llamaban música por aquel entonces aquellos tipos apenas era un remedo de algo sin nombre. Que el muchacho de veinte o algo menos que convocaba al grupo, a sus...
Por Fernando Araújo Vélez
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