Cuando una pieza ingresa en una institución, se transforma, pierde su condición de mercancía y gana un lugar en el legado colectivo.
Foto: Mauricio Alvarado Lozada
Cuando algo desaparece de un museo queda un silencio, pero este no solo se relaciona a la vitrina vacía. Es una grieta que atraviesa la memoria, una interrupción en la línea invisible que conecta el pasado con el presente.
El robo en el Louvre (se llevaron ocho joyas de la corona francesa en apenas siete minutos) dejó al mundo con una suerte de desconcierto hacia las bóvedas del arte y la historia. Y es que más allá de los protocolos de seguridad, las preguntas no solo se dirigen hacia quiénes fueron los ladrones, cómo pudo ocurrir esto en el...

Por Mariana Álvarez Barrero
Periodista de la Universidad del Rosario. Apasionada por la agenda global, la literatura y la economía. Además, presentadora de Moneygamia, formato audiovisual de finanzas fáciles de El Espectador.malvarez@elespectador.com
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