Un tribunal irlandés condenó este jueves a seis años de cárcel a un hombre que incendió la cripta de la iglesia de Saint Michan de Dublín, un lugar de gran interés turístico para los amantes del misterio por sus momias, que resultaron dañadas por las llamas.
El juez Martin Nolan, al imponer la sentencia, declaró que Cristian Topiter, de 39 años, cometió un delito "muy grave" cuando prendió fuego a la cripta el pasado 11 de junio "por motivos que solo él conoce" y que las llamas "dañaron, y casi destruyeron, antiguas reliquias".
Durante el juicio, el archidiácono del templo, David Pierpoint, calificó el incendio premeditado como un acto de “profanación y sacrilegio”, al tiempo que lamentó las pérdidas económicas, ya que la cripta sigue cerrada al público desde entonces.
El religioso recordó que miles de turistas visitan los restos momificados de manera natural en la cripta de la iglesia, construida en 1192, lo que genera unos ingresos anuales de entre 75.000 y 100.000 euros.
"Somos los custodios de los restos humanos. Tenemos el privilegio y la responsabilidad de garantizar que esos restos pasen a las generaciones futuras", declaró Pierpoint, quien lamentó que dos de las momias resultaron "quemadas hasta quedar irreconocibles", mientras que el agua utilizada para apagar las llamas también había causado daños a otras.
Topiter, que se declaró culpable, tenía otras condenas previas por incendio provocado, posesión de drogas, robo y agresión, y, según su abogado, presenta problemas de salud mental. Tampoco es “excusa” que estuviera ebrio, precisó el juez, quien sostuvo que “por alguna razón, cuando está insensible, decide iniciar incendios”.
Saint Michan está situada junto al río Liffey, en la orilla norte de la capital irlandesa, donde la sequedad ambiental, el tipo de suelo sobre el que se asienta y ciertos gases han contribuido a momificar a los huéspedes de su cripta, según especulan los expertos.
Entre estos figuran miembros de importantes familias dublinesas de los siglos XVII, XVIII y XIX, pero las momias más famosas son, sin duda, “El cruzado” y “El ladrón”, llamado así porque no tiene pies ni antebrazo derecho, cortados, quizá, por robar.
“El cruzado” es una momia de 800 años de antigüedad y casi dos metros de altura, al que los expertos bautizaron con ese nombre porque creen que es un soldado que regresó de las Cruzadas.
Dadas sus dimensiones, esta momia tiene las extremidades flexionadas para caber en el ataúd, si bien una mano sobresale ligeramente y, antaño, se permitía a los visitantes tocarle el dedo para obtener buena suerte, de acuerdo con los guías.
Estudios recientes han puesto en duda esos planteamientos, pero ya sean ciertos o no, lo que han conseguido es aumentar el misterio en torno a esta cripta y el número de curiosos que la visitan a diario.