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Seki Sano, el director japonés de teatro que expulsaron de Colombia por ser comunista

Solo seis meses permaneció en Colombia el dramaturgo asiático. La élite intelectual y cultural de la época le dijo al general Rojas Pinilla que, si sus ideas políticas tenían asidero, su régimen se podría resquebrajar.

Joseph Casañas - @joseph_casanas

01 de abril de 2020 - 08:45 p. m.
Seki Sano nació en Japón en 1905 y falleció en México en 1966. / Cortesía
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El secreto se cuenta en voz baja porque, aunque ya pasaron cerca de siete décadas, los descendientes de una encopetada familia que se interesó por el arte simplemente para mantener el orden establecido de las cosas aún están vivos y todavía tienen mucho poder. 

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Sin embargo, tras bambalinas es bien sabido que a Seki Sano, el dramaturgo japonés contratado por el general Rojas Pinilla en 1954 para que formara a los actores que iban a aparecer en la recién llegada televisión, lo sacaron a empujones de Colombia porque al dictador le llegaron con el cuento de que era comunista.

No importó mucho que Seki Sano hubiera trabajado en la URSS de la mano de Vsévolod Meyerhold (1932), o que se hubiera convertido en un estudioso obsesivo del método de Stanislavsky, o que en México fuera reconocido como el arquitecto del teatro moderno (1936), o que hubiera peregrinado por Francia, Alemania y Estados Unidos investigando la razón de ser del teatro. No importó nada de eso.

Los que llegaron al despacho de Rojas Pinilla llevaron un rosario de documentos que daban cuenta del lado más rojo del maestro Sano.  Que fue exiliado de Japón por fundar el “teatro de izquierdas”, que en México convirtió un salón de Bellas Artes en laboratorio teatral para, junto al Sindicato Mexicano de Electricistas, formar actores del pueblo progresistas y anti sistémicos, que fue el encargado de traducir al japonés la letra de La Internacional, el himno oficial de los trabajadores del mundo.

Rojo, rojito, rojo, hasta los tuétanos. Así era Seki Sano, pero también era un tipo obsesivo con la disciplina y un convencido de aquello del “Arte por el Arte”. El arte como método. El arte como objetivo. El arte como expresión humana. El arte como forma de incidir. El arte como único salvador del mundo.

En su fugaz paso por Colombia, Seki Sano tuvo un alumno adelantado. Santiago García, el decano del teatro colombiano y quien falleció el pasado 23 de marzo, encontró en las enseñanzas del japonés las razones y la fuerza que necesitaba para sacarnos del oscurantismo.

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En diálogo para El Espectador, Ricardo Camacho, fundador del teatro Libre, dice que “en Colombia no habría hecho teatro si no fuera por Santiago García. Es el padre del teatro colombiano. Hay un antes y un después. El asunto es que antes de él había un teatro costumbrista, folclórico, parroquial, que no tenía un alcance universal”.

En Señal Memoria de RTVC, se reseña el paso del japonés de esta forma: “Un buen número de actores colombianos se incorpora al Instituto de Artes Escénicas para recibir los conocimientos del Maestro. Muchos de esos actores consideran hoy que aquel japonés fue la pieza fundamental para lograr el nivel que la televisión y la radio requerían. Por sus clases pasaron estudiantes que luego serían grandes figuras. Sin embargo, la historia de vida de Seki Sano llegó a oídos de algunos que terminaron considerándolo un comunista y posible agente contaminante de la pacata sociedad colombiana”.

Que no pase de agache el asunto. Seki Sano sembró las primeras semillas que años más tarde se convirtieron en un fenómeno social: las radionovelas. En su fuerza creativa se pueden hallar los para qué de los actores en la radio colombiana.

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Según reseña la página oficial de la Enciclopedia de la literatura en México, Sano, “con la ayuda del presidente Lázaro Cárdenas se queda en el país como refugiado político y comienza a trabajar en sus obras, que lograron romper “el teatro frío” de las compañías españolas presentaban a finales del siglo XIX.

Cuando en México se conmemoraron los primeros 50 años de la muerte de Seki Sano, quien falleció en ese país el 29 de septiembre de 1966, en la página especializada del teatro mexicano, se recordó el legado del director asiático de esta forma.  “Cojo, bilioso y explosivo, el activista oriental sería hoy denunciado por bullying porque era capaz de tomar del cuello a los actores para lanzarlos al espacio vacío del teatro que es la sala de ensayos, o de gritarles que eran unos cobardes para empujarlos a encontrar la verdad del personaje. Cuenta la leyenda que por sus manos pasaron más de 5 mil actores de México, Colombia y Venezuela, en los 26 años que duró su magisterio latinoamericano”.

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La historiadora Michiko Tanaka, quien lleva varios años investigando la obra de Seki Sano para el Colegio de México, habla de la rigurosidad del personaje que protagoniza estas líneas.

“Fue y sigue siendo una persona muy importante en la historia del teatro japonés. No solo porque hizo teatro proletario, sino porque esta clase de teatro era la vanguardia del teatro a finales de los años 20 y principios de los 30.

Fue importante como investigador y creador de procesos teatrales porque esa fue su tarea durante su estadía en URSS. Además de ser asistente de dirección para la producción de algunas obras, su tarea cotidiana era ir registrando ensayos sobre las etapas de producción hasta el estreno y después del mismo, para la puesta en escena.  Los mejores teatros de la Unión Soviética tenían una organización científica para mantener la calidad. Ese método de seguimiento riguroso lo adquirió Sano y lo puso en práctica en todos los países en los que estuvo.

Entre sus puestas en escena más destacadas en México están La coronela (1940), en colaboración con la coreógrafa Waldeen; La rebelión de los colgados; Un Tranvía llamado deseo, de Tennessee Williams; Prueba de fuego, de Arthur Miller; El rey Lear, de William Shakespeare; Corona de sombra, de Rodolfo Usigli, entre muchos montajes más, legendarios en el teatro mexicano moderno. Obra dramática: La rebelión de los colgados (adaptación de la novela homónima de Bruno Traven, 1942).

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Por Joseph Casañas - @joseph_casanas

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