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Sentir un arte simple y rotundo

En el estand 221 de ArtBO es posible conocer y ver una muestra de lo mejor del arte japonés y del colombiano de la mano de Promo-Arte, la única galería de arte latinoamericano en Asia.

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Dominique Lemoine Ulloa
16 de octubre de 2008 - 10:11 p. m.
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Con un español perfecto que muestra su inusitada pasión por Latinoamérica, Kumiko Furusawa, directora de la única galería de arte latinoamericano de Japón, llega a ArtBO con el fin de celebrar el centenario de relaciones culturales entre su país de origen y el nuestro.

Enamorada de Colombia y de todo nuestro continente, Furusawa decidió abrir, en 1988, Promo-Arte Gallery en Tokio y dedicarse exclusivamente a promover artistas latinoamericanos en Japón.

“Es un pesar que la mía siga siendo la única puerta en japón al arte de América Latina porque los japoneses nos interesamos mucho por la riqueza cultural, el esfuerzo, la estimulación y lo exótico de estos países”, confiesa Furusawa.

Después de 20 años en esta profesión, Furusawa ha emprendido ahora una nueva misión: dar a conocer artistas japoneses contemporáneos en Suramérica; y es precisamente la mezcla de estos dos horizontes lo que se puede apreciar en el estand que tiene en ArtBO.

El invitado especial es el artista calígrafo contemporáneo Hiraku Sato. Con tres obras (Lluvia, Tempestad y una composición de nueve pequeños cuadros que alude a los días de la semana y sus elementos). Sato busca tomar la caligrafía japonesa tradicional y llevarla más allá. Sus creaciones nacen de los ideogramas japoneses, de lo que éstos significan y, sobre todo, de su carácter intrínsecamente simbólico: en la obra los caracteres, por medio de la caligrafía misma, se deforman y, con el impulso del artista, se tornan abstractos y conceptuales.

“Queremos saber qué reflexión, qué sensación les producen estas obras al público latino que no conoce nuestro sistema de escritura. Queremos saber si pueden sentir exactamente lo que sintió el artista, lo que quiso expresar, lo que después de una concentración espiritual nace de su interior”, dice Furusawa.

Junto a la obra de este artista japonés se expone también un acrílico sin título de la serie Nudos de la colombiana Ana Mercedes Hoyos. “Como en Sato, acá se elimina lo innecesario y queda la parte única y legítima: es el símbolo del nudo y todo lo que éste puede significar”, comenta Furusawa respecto a la unión de estos dos artistas en una misma galería, en un mismo estand, en un mismo espacio. “La clave es las interrogación que surge al ver esto y sentir algo interiormente. Sentir, eso es lo más importante”, concluye Furusawa sobre estos dos artistas y sobre su labor en el mundo del arte.

Por Dominique Lemoine Ulloa

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