Sergio Ducón: “Mi artesanía es un proyecto de resocialización”
Sergio Ducón, maestro artesano, ha dedicado su vida a enseñar la técnica de tejido vertical en fique. Sus principales pupilos han sido los internos de la cárcel de mediana seguridad de San Gil, Santander.
María José Noriega Ramírez
El departamento de Santander fue habitado por los indígenas guanes, comunidad ancestral conocida por sus tejidos y artesanías. La lana, el fique y el algodón eran los elementos con los que tejían gorros y ruanas, pues su trabajo era estrictamente utilitario; es decir, tejían para suplir necesidades básicas. En un intento por preservar esta tradición tejedora, pero para darle un aire de contemporaneidad e impacto social a la elaboración de artesanías, Sergio Ducón ha dedicado su vida profesional a la pedagogía del tejido con fique y a la elaboración de artesanías en dicho material. Los internos de la cárcel de mediana seguridad de San Gil, Santander, son sus pupilos y principales tejedores desde hace quince años.
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El departamento de Santander fue habitado por los indígenas guanes, comunidad ancestral conocida por sus tejidos y artesanías. La lana, el fique y el algodón eran los elementos con los que tejían gorros y ruanas, pues su trabajo era estrictamente utilitario; es decir, tejían para suplir necesidades básicas. En un intento por preservar esta tradición tejedora, pero para darle un aire de contemporaneidad e impacto social a la elaboración de artesanías, Sergio Ducón ha dedicado su vida profesional a la pedagogía del tejido con fique y a la elaboración de artesanías en dicho material. Los internos de la cárcel de mediana seguridad de San Gil, Santander, son sus pupilos y principales tejedores desde hace quince años.
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El gusto por las manualidades y la habilidad en el dibujo técnico y artístico llevaron a Ducón a estudiar diseño textil en el Centro de Diseño Taller 5. Recién graduado de la universidad, y trabajando con el SENA, se vinculó a Cedifique, programa pensado para la diversificación del uso del fique. “En ese entonces el material solo se usaba para hacer costales para las papas. A través del programa, dimos otros usos a la fibra natural. Así empecé”, afirma Ducón.
Mantener la tradición de los guanes, pero innovar con el diseño, ha sido el norte de su trabajo. “Así como Boyacá se reconoce por el barro, por la cerámica y por la lana, nosotros quisimos hacer de Santander el departamento reconocido por el manejo del fique. Es una forma de crear identidad regional” y la pedagogía ha sido el medio para ello. Recorriendo las seis provincias de Santander y cerca de 52 municipios del departamento, Ducón ha viajado enseñando cómo transformar los hilos de fique, en combinación con otros elementos naturales como madera, cerámica y algodón, en muebles y decoración artesanal. Sus principales pupilos y aprendices son los internos de la cárcel de mediana seguridad de San Gil.
“Mi artesanía es un proyecto de resocialización. Desde hace quince años yo les enseño a los internos a tejer. De esta manera ellos ganan plata, redimen su pena por días trabajados y se resocializan”. De lunes a viernes, Ducón sale de su casa en San Gil, recorre 1.200 metros y llega a la institución carcelaria. De 8:30 a.m. a 10:15 a.m. el centro de producción de sillas y muebles artesanales, así como el salón de clases de tejido vertical, es la cárcel de mediana seguridad del municipio santandereano. Los internos que tienen una condena mayor a dos años son los que trabajan en la elaboración de artesanías en fique. Aunque ellos empiezan con poco o nada de conocimiento, el trabajo semanal, que termina siendo un trabajo por años, los convierte en expertos tejedores. “Yo les llevo los materiales y les digo: necesito diez sillas con diseño de tapa y ya me entienden”. Por su trabajo, los internos reciben cada quince días su paga y por cada dos días de trabajo tienen un día menos en su condena.
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Ducón comenzó a trabajar con población carcelaria en la década de los 90, llevando los talleres de elaboración de artesanías que dictaba de la mano del SENA. Su vínculo con esta población vulnerable lo llevó a recorrer cárceles como La Modelo de Bucaramanga y las instituciones carcelarias de los municipios de Socorro, Vélez y Zapatoca. Una vez cumplida la formación con el SENA, Ducón decidió continuar la labor social con los internos y fue ahí cuando optó por trabajar específicamente en la prisión de mediana seguridad de San Gil. “Estamos agradecidos porque tenemos cómo lucrarnos, además de resocializarnos y de aprender un arte”, dijo Gerson Gabriel Ardila a Adrenalina. “Es una oportunidad para aprender y para poder trabajar afuera”, añadió Robinson Daniel Prada. Los dos fueron internos de la cárcel de San Gil.
Para Ducón, el artesano no trabaja solo y la artesanía es un oficio colectivo que incluye a cultivadores y tejedores. Así, la elaboración de una silla o de una lámpara es el resultado del trabajo de varias manos. De ahí se entiende que la pandemia haya ocasionado la reducción de casi el 90 % de la producción de artesanías y con ello la disminución de mano de obra.
Ducón, a lo largo de los años, ha llegado a trabajar con un grupo de veinte reclusos en la elaboración de muebles y decoración. Esto, gracias a que la producción de Artesanías Maestro Dukón ha llegado a ocho ciudades del país, como Bogotá, Medellín, Cali y Cartagena, entre otras, y a que sus artesanías también han pisado territorio internacional gracias a las exportaciones a Bélgica. De ahí que en repetidas ocasiones Ducón le haya dicho al director del penal: “Yo quisiera tener más ventas para ofrecer trabajo a más reclusos”. Sin embargo, y dado el contexto de emergencia por la COVID-19, las tiendas a escala nacional cerraron y el último envío al país europeo se hizo en enero. Hoy en día, la demanda de productos artesanales se suple con lo que Ducón teje en una tarde en su casa, por lo que el proyecto de resocialización con los reclusos está parado desde hace meses. “Ya no tengo trabajo para darles. Ellos dejaron de recibir sus pesitos y no han podido descontar horas de su condena”.
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Por una vida dedicada a la elaboración de artesanías, pero, sobre todo, a la enseñanza de la elaboración de productos en fique, Sergio Ducón recibió el título de maestro artesano en el 2010. “Este logro no es solo mío, es también el de mis tejedores”.