
El condón expuesto en el Rijksmuseum y la obra “La venida del Señor” han sido objeto de debate religioso.
Foto: Eder Leandro Rodríguez
¿Y si el arte no sirviera para embellecer, sino para incomodar?, se preguntaba una publicación en redes sociales. Esta frase abría un campo de tensiones donde el arte se entrelaza con su contexto, lo desafía, lo desentraña o lo subvierte.
El maestro Germán Camilo Téllez lo había dicho alguna vez: si el arte no incomoda, pueden estar ocurriendo dos cosas. O bien, la sociedad ha alcanzado un grado de madurez en el que asume la crítica sin escándalo, como quien ha aprendido a conversar sin miedo. O, por el contrario, ha sido domesticada. Se ha...

Por Samuel Sosa Velandia
Comunicador social y periodista de la Universidad Externado de Colombia. Apasionado por las historias entrelazadas con la cultura, los movimientos sociales y artísticos contemporáneos y la diversidad sexual. Además, bailarín de danza folclórica en formación.@sasasosavssosa@elespectador.com
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