Sin reloj en Rincón del Mar (Relato visual de El Magazín Cultural)
Me he acostumbrado a usar reloj, pero en Rincón del Mar (Sucre) me lo quité. Reloj es la antítesis de mar. Y para qué el reloj si el tiempo en este pedacito del Caribe colombiano se detiene. La brisa y las sonrisas de la gente te abrazan, el calor te invita a remojar las penas, la arena te propone que andes sin zapatos, los vericuetos te acercan a las historias cotidianas. Los rinconeros te miran como si te conocieran y te dicen cuando te ven caminando sus calles: “Esperamos que la esté pasando bacano y que vuelva”. Ya no quiero usar más reloj porque Rincón del Mar se quedó en mi memoria. Si tengo las puertas abiertas en este bello pueblo quiere decir que, mientras yo esté lejos, será mi rincón de nostalgias. Siempre voy a volver. Siempre quiero narrar sus historias con ojos viejos para conseguir que la memoria suspire.
En Rincón del Mar (Sucre), la brisa y las sonrisas de la gente te abrazan.
Foto: Linda Esperanza Aragón
Lo que escribió la bandada en las alturas es una invitación, tal vez signifique que debo volver para que no me devore la nostalgia, para que las olas gobiernen mi tiempo.