Sin tener que ir a la India

Todo se vale cuando una mujer sale en búsqueda de algún tipo de encuentro consigo misma. Sin tener que trasladarse a un destino turístico sagrado como India o Bali, puede hacer un recorrido mental de los lugares de su infancia.

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Karim Quiroga
28 de enero de 2018 - 08:00 p. m.
Sin tener que ir a la India
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Allí aparece un pueblo que no tiene edificios, sino casas, distribuidas a partir del trazado de la catedral. Es importante reconocer el lugar a visitar, y buscar las formas de llegar o desplazarse sin que parezca una huida. Debe guardar silencio sobre sus motivos. No se vale anunciar a viva voz la búsqueda de un espacio espiritual. Nada de publicar las fotos en Facebook o Instagram ni de reportar cada uno de los movimientos. El viaje no debe tener agenda.

Se conoce la hora de salida y el lugar de llegada. Lo demás, será permitirse fluir. Será fácil cuando empieces a encontrar árboles en lugar de edificios. Será fácil cuando te pierdas del tráfico monumental. Del claxon exagerado de los automotores. Pero hay que alejarse lo suficiente. Es válido buscar un equipo de viaje. Siempre y cuando tengas espacio para alejarte en algún punto y regresar si es necesario.  Los compañeros de viaje deben ignorar tus intenciones. Nada de contarles durante el recorrido ficciones amorosas o románticas. Debes apropiarte de la luz del sol, del cielo en libertad. Del paisaje. Tampoco es necesario que hagas rituales de rezos ni te arrodilles frente a un altar. No tienes que ser Julia Roberts vestida de Hippie Chic en Come, Reza, Ama.  Se vale un lugar como Barichara, por ejemplo. Un punto en el horizonte que puede convertirse en una ventana.

 No vas a viajar pensando en encontrar el amor de tu vida si lo que deseas es precisamente alejarte y tomar distancia. La huida debe ser programada. Debes ahorrar el dinero que necesitas. No se vale ser invitada. Ni viajar en pareja. La luna de miel requiere otro proceso no incluido en este inventario. Viajar con hijos pequeños también es distinto porque todo gira en torno a sus necesidades de alimento y diversión. Este viaje debes hacerlo en soledad  o con personas ojala lejos de tu círculo. Debes identificar personas conocidas aunque de confianza que suelan desplazarse al lugar de tu destino. Que conozcan la carretera. Ya instalados allí buscarás la forma de zafarte y estar a tus anchas. Vas a compartir lo necesario. Los espacios  de comida e hidratación. Debes ser astuta para reconocer el momento de estar por tu cuenta. Sucede en segundos, casi imperceptiblemente quien está acostumbrada a recibir órdenes encuentra su propia voz.

Por Karim Quiroga

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