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Filas de personas rodearon el Teatro Adolfo Mejía de Cartagena. Parecía que hubiesen acordado los gestos para entrar a la inauguración del Ficci: sus miradas revelaban ansiedad y nostalgia. Habían pasado dos años. La espera justificada era visible entre quienes se saludaban y se decían: por fin. Después de seguir los pasos habituales para entrar, las luces se apagaron y comenzó el evento que abrió la edición 61 de este Festival, uno de los más reconocidos de Latinoamérica enfocado en el cine iberoamericano, pero que recibe películas producidas en todos los lugares del mundo.
Hablaron los líderes del evento: Lina Rodríguez, directora general, entre la emoción y varias pausas, agradeció y agradeció. En su discurso mencionó algunos de los nombres que, además de contribuir a que el Ficci no muriera en estos dos años de restricciones, se esforzaron por volver a la edición de siempre: la de la presencia, los olores, los sonidos y la gran pantalla.