El Magazín Cultural

Sofía Coppola, los altibajos de una brillante carrera

Sofía no es la Mouchette retratada por Bresson, es cierto; es más: “era la hija más consentida de papá”. La misma que vimos en "El Padrino" (I, II, III) haciendo diferentes personajes, y que terminaría su carrera en la actuación tras un premio diciente: peor actriz de reparto y peor nueva estrella en los Golden Rasoberry Awards (1990). 

Jaír Villano / @VillanoJair
16 de diciembre de 2017 - 03:34 p. m.
Sofía Coppola. / Archivo
Sofía Coppola. / Archivo

Ser nieta e hija de dos importantes exponentes de la cinematografía mundial no ha sido un obstáculo para Sofía Coppola. Y quería empezar por ahí, porque alguien podría pensar que, como en otros escenarios, en el cine basta con un apellido de familia para asegurar una baraja de posibilidades más amplia y generosa que la de aquel que con su nombre no dice nada.

Sofía no es la Mouchette retratada por Bresson, es cierto; es más: “era la hija más consentida de papá”. La misma que vimos en El Padrino (I, II, III) haciendo diferentes personajes, y que terminaría su carrera en la actuación tras un premio diciente: peor actriz de reparto y peor nueva estrella en los Golden Rasoberry Awards (1990). 

Viéndolo 27 años después resulta anecdótico y casi que agradable, pues de alguna forma ese premio ayudó a que se decidiera a estudiar cine en California. ¿El resultado? Una de las directoras más importantes de la imagen en movimiento en la escena actual. Y no está de más recordarlo: recientemente galardonada como mejor realizadora en Cannes (2017), con una cereza importante: segunda mujer en conseguir el aspirado lauro.

Pero vamos por el principio, 1999, año en que Sofía estrenaría ‘Las vírgenes suicidas’, la conmovedora cinta que cuenta la historia de un grupo de niñas que, por distintos motivos y circunstancias, deciden retornar a la nada para de esta forma perpetuar su existencia.

Un largometraje que consciente e inconscientemente hace que el espectador, como el narrador de la historia, se encierre en estupor y conmoción por cada una de las niñas. Y más que vírgenes suicidas son vírgenes glorificadas. Es un examen radical de lo que puede despertar el radicalismo en ciertos núcleos familiares.

Sofía toma el libro de Jeffrey Eugenides para llevarnos a esa intimidad joven, ingenua y riesgosa de las niñas Libson, en una época en que el desenfreno de los que apenas empezaban a vivir generaba eclosiones socio-culturales a nivel mundial.

Cuatro años después, llegaría Perdidos en Tokio (2004), film que le merecería múltiples reconocimientos y que ganó el Óscar como mejor guion original. La historia entre Bob (Bill Murray) y Charlotte (Scarlett Johansson) es fascinante: un drama entre dos individuos que se pierden en una ciudad lejana a la de su origen, pero encuentran esa vitalidad de la que hablan los románticos. Un amor como los más genuinos: no premeditados, que se tropieza con la realidad de sus protagonistas, ambos con conflictos personales y familiares.

El papel interpretado por Scarlett Johanson fue reconocido en el festival de Venecia; Charlotte es una joven confusa y dulce, capaz de enamorar por su profunda espontaneidad. Una inolvidable representación de la mujer que duda entre saber lo que quiere y querer lo que hace.

‘Lost ins Translation’ es quizá su película más recordada, sería tanto el prestigio que esta  cinta le mereció que dos años posterior a su estreno, el público en Cannes esperaba algo similar o mejor; la verdad es que “María Antonieta” (2006) no correspondió a las expectativas despertadas.

La historia de la reina francesa da cuenta de una juventud tentada por los placeres más paganos. De una joven que no sobreponía su edad a su condición de reina. Una película que sería criticada por no serle fiel a la historia oficial  (basada en la biografía de Antonia Fraser) y porque se encuentran baches imperdonables para un film que se destaca por el montaje y el vestuario, como los zapatos Converse que se ven en una escena de un largometraje, no está de más recordar, ambientado en el siglo XVIII.

El exceso de color y perspectiva pop en sus películas era el elemento que más se le cuestionaban a Sofía; pues bien, en Somewhere (2010), Coppola se sale de esta tendencia para presentar un vacío existencial sobrio, sincero, lento, sin las ínfulas nietzscheanas o sartrianas que seducen a tantos que se arriesgan a tomar este tema. Una película que parece que se sale de su inclinación por los dramas femeninos, pero en la que la hija del protagonista, una estrella de Hollywood, es la que da el vuelco y le hace entender al dueño de la historia que tiene varios problemas de vida no resueltos.

En Somewhere la directora no se preocupa en deslumbrar al público, su propósito parece que recae en mostrar desde un entorno endógeno los banales y monótonos días de una estrella del cine, pero sin las exuberancias que cualquiera podría esperar por tratarse de una celebridad. El largometraje aburre adrede, porque la vida del protagonista aburre. De las múltiples y dicentes escenas, escojo la primera y la última para terminar: un Ferrari que da vueltas y vueltas; y luego el protagonista que parece conducir a la deriva en una solitaria calle. En mi opinión, reflejan las manías fatuas y pueriles cuando no se tiene nada por hacer y el peso la soledad, que no discrimina si vas en transporte público, bicicleta o en coche.

Pasan tres años y esperas que la hija del director de Apocalipsis now te vuelva a sorprender. Pero no es el caso, pues si hay un largometraje de esos que es mejor ignorar en su carrera es “The Bling Ring” (2010). Basado en un artículo de Vanity Fair, la película narra las correrías de un grupo de niñatos cuya avidez por la fama los lleva a asaltar las casas de estrellas de Hollywood, entre las cuales están Paris Hilton, Orlando Bloom, Megan Fox y algunos otros. La película no trasciende la vacuidad del joven grupúsculo, tal vez lo más destacable es la participación de la hermosa Emma Watson.

¿A qué juega Sofía? Los altibajos parecen que definen el sendero de la directora. La expectativa después del bache es menor; siete años después, se anuncia que hará un remake de El seductor (1970), la película de Don Siegel.

De nuevo, sorprende. Pues en The Beguiled (2017) Sofía vuelve a narrar con singular encanto el universo de un conjunto de mujeres que, en el marco de la guerra de Sececión (1864), se encuentran con un soldado del ejército enemigo en adversas condiciones de salud.

Las formidables actuaciones de Nicole Kidman, Colin Farrell, y una de sus actrices preferidas: Kirsten Dunst, hacen de este drama un interesante contraste de personalidades que transmutan su temple al tenor de las circunstancias que van surgiendo.

Con ‘The Beguiled’ Coppola no hace recordar sus mejores filmes, pero vuelve a encontrar ese pulso que se adentra a pequeños núcleos femeninos.

Esto hace pensar que la mejor Sofía Coppola es la que se dedica a recorrer la complejidad que subyace en lo más simples dramas del universo femenino y, si pensamos en Lost in Translation, del humano. La gravedad en perspectiva pop le da un aire de autenticidad a su cine, es casi que un instintivo. 

Así pues, la de Sofía es una carrera con matices y con inesperadas sorpresas. ¿Qué nos espera? No sabemos, lo que es seguro es que sus producciones seguirán siendo material de encanto y desencanto, y de aportes imprescindibles y prescindibles en la historia mundial del cine.

Por Jaír Villano / @VillanoJair

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