
Steven Spielberg, quien tomó gran parte de las películas que hizo para contar su historia .
Foto: Agencia EFE
Había espacios vacíos que debía llenar a través de su imaginación. Aquellos que le dejaban la lectura, no la propia, sino la de otros. Primero fueron los cuentos que su abuela le leía cuando tenía dos o tres años. Tiempo después llegaron los relatos sobre ciencia ficción de su padre. Su madre también entró en la ecuación durante su adolescencia y lo hizo a través de la lectura de poesía. “Recuerdo lo bien que me sentía cuando alguien me leía. Un sentimiento cálido y hermoso de crianza”, dijo un día Steven Spielberg para El País. Pero...

Por Danelys Vega Cardozo
Comunicadora social y periodista de la Universidad de La Sabana con énfasis en periodismo internacional y comunicación política, y un diplomado en comunicación y periodismo de moda. Perteneció al semillero de investigación Acción social y Comunidades, bajo el proyecto Educaré.danelys_vegadvega@elespectador.com
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