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Tras los pasos de Malcolm Deas

Un recuerdo del historiador británico, colombiano y “colombianólogo” Malcolm Deas, a propósito de su muerte reciente.

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Diego Aretz, especial para El Espectador
06 de agosto de 2023 - 01:32 a. m.
El historiador Malcolm Deas (Q.E.P.D.) ejeciendo su derecho al voto como colombiano por naturalización.
El historiador Malcolm Deas (Q.E.P.D.) ejeciendo su derecho al voto como colombiano por naturalización.
Foto: Rocío Londoño
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Conocí a Malcolm Deas hace unos años en una conversación sobre los acuerdos de paz en la Habana. Aquella vez, justo antes de un viaje suyo de vuelta a Oxford, recuerdo haberle hecho una pregunta sobre los trenes llenos de cuerpos de las Bananeras que retrató Gabo en sus libros. Un acontecimiento icónico para un gran sector de izquierdas del país.

Llevo seis meses conversando con Malcolm, con las personas que hicieron parte de su vida, con las personas que lo rodearon y con muchas personas que conocieron su trabajo y con las que compartió durante vida. Han sido de ayuda extraordinaria personas como la profesora Rocío Londoño o Jaime Bermúdez. Todo esto con miras a un libro sobre Malcolm, su vida y su trabajo en Colombia.

Malcolm Deas era un historiador británico (luego recibiría la ciudadanía colombiana) que abrió numerosas puertas de reflexión a la historia social y política de Colombia. La diversidad de temas que escogió estudiar en su vida son y serán un camino obligado para cualquiera que quiera estudiar nuestra historia con seriedad.

Malcolm era un personaje sumamente curioso, una de esas personas que no caben en ningún molde, lo que en latín se denomina una “rara avis”. Su pasión por Colombia y su adopción de este país es quizás el rasgo más llamativo y más vinculante para escribir estas líneas.

Malcolm fue un hombre que por décadas abrió puertas a numerosos colombianos y colombianas en Oxford y que de alguna manera intentó reivindicar la historia de Colombia, con Occidente, con el mundo y con los mismos colombianos.

(Le puede interesar: La presidencia de Virgilio Barco, fragmento del libro de Malcolm Deas)

Combinaba su trabajo de profesor en Oxford, donde dirigió alrededor de 80 trabajos doctorales, con una conversación constante con todos los sectores del país; para Malcolm, tener la voz de las personas que hacen historia era clave para poder entenderla.

Aunque tuvo muy pocos trabajos con el gobierno colombiano, fue consultado por décadas por personas que tomaban decisiones políticas y decidían política pública; los ejemplos son tan diversos como Juan Manuel Santos, César Gaviria, Jaime Bemúdez, Paula Moreno o Álvaro Uribe.

Pero Malcolm Deas no fue nunca un asesor en el sentido más riguroso de la palabra. Malcolm era consultado como profesor, como experto y como académico. No solo por los colombianos, sino también por muchas personas que querían entender un poco más de un país completamente desconocido para la época. En ese sentido, en el mundo anglosajón fue un pionero de los estudios sobre América Latina y Colombia.

Central a sus ideas era la tesis de que los colombianos o la cultura colombiana NO era una cultura violenta, de que la violencia no era la razón de nuestra identidad y tampoco nuestro destino. Sus ensayos fueron tan diversos como uno sobre la gramática colombiana y su relación al poder a principios del siglo XX, la economía colombiana en el siglo XIX o una biografía sobre Virgilio Barco.

Malcolm luchó mucho para defender la historia de Colombia y posicionarla como un estudio importante, en los ambientes académicos del Reino Unido; fue un profesor de gran reconocimiento en Oxford y son conocidas muchas anécdotas de su fuerte intento para que en la universidad se estudiara más a Colombia. Su perspectiva de Colombia no fue jamás una perspectiva colonialista o paternalista, el respeto por los colombianos y por nuestra historia es quizás uno de los rasgos que más llaman mi atención; no era usual esa manera de pensar en una de las Universidades más importantes del mundo en el siglo XX.

En su carácter combinaba siempre una humildad reflexiva, una gran inteligencia con un agudo humor, quizás muy propio del tiempo y la inglaterra en que le tocó crecer.

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No es fácil retratar a una persona con una vida tan diversa y larga como la de Malcolm Deas, tan llena de anécdotas pero también de preguntas. Difícilmente lograremos determinar cuán directo fue su papel en decisiones de la política del país. Malcolm fue un testigo ineludible de los cambios más importantes en nuestra historia de las últimas décadas.

Su obra, de una gran diversidad, es el mapa de ruta para entenderlo: un ser humano complejo, que terminó en tierras muy lejanas, como en los libros de Conrad, tejiendo su historia con Colombia para siempre. Quizás parecida a la historia del mismo Conrad con Inglaterra, la historia de Malcolm es la historia de un Inglés que se convirtió en colombiano.

Recorrer sus pasos, en las voces de sus amigos y amigas, en sus textos y en sus propias palabras, es también recorrer la historia de un país que sin lugar a dudas se ha transformado pero al que aún le falta asumir mucho de su propia historia.

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Por Diego Aretz, especial para El Espectador

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Eduardo(7668)06 de agosto de 2023 - 04:53 p. m.
¿Pionero en el mundo anglosajón en los estudios sobre América Latina? Se nota que no conoce la riquísima y muy abundante literatura histórica. Dos ejemplos, Charles Bergquist y David Bushnell tuvieron una producción académica rigurosa e influyente. No eran ni narradores anecdóticos ni cortesanos de coctel; tampoco asesores de gobiernos de derecha ni recibieron la Cruz de Boyacá por los servicios prestados.
  • Eduardo(7668)06 de agosto de 2023 - 05:12 p. m.
    En los años 90 me censuraron en Credencial Historia Malcolm Deas y Jorge O. Melo. Deas señaló en el comité editorial "La historia de Sáenz no se debe popularizar". Melo me vetó porque, según él, "el Dr. López Michelsen estaba muy mortificado con un artículo de Sáenz". ¡Ay los cortesanos del poder!
Javier(18622)06 de agosto de 2023 - 02:30 p. m.
Vale el homenaje. Muy mala la columna.
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