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Tres poemas de Vinícius de Moraes a las mujeres

Para recordar al gran cantante y escritor brasileño que murió hoy hace 45 años.

Vinícius de Moraes / Especial para El Espectador

09 de julio de 2025 - 02:00 p. m.
Marcus Vinícius da Cruz de Melo Moraes fue un músico, diplomático y poeta brasileño. Se destacó especialmente en la música popular brasileña contemporánea, ​ sobre todo como uno de los autores pilares en la Bossa nova.​ Nació el 19 de octubre de 1913, en Río de Janeiro y murió en esa ciudad el 9 de julio de 1980,
Foto: Archivo Particular
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Poema para todas las mujeres

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Sobre tus blancos pechos lloro,

mis lágrimas bajan por tu vientre

y se embriagan del perfume de tu sexo.

¿Mujer, qué máquina eres, que solo me tienes desesperado

confuso, niño para contenerte?

¡Ah, no cierres tus brazos sobre mi tristeza, no!

¡Ah, no abandones tu boca a mi inocencia, no!

Hombre, soy bello, Macho, soy fuerte; poeta soy altísimo

y solo la pureza me ama y ella es en mí, una ciudad

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y tiene allí mil y una puertas.

¡Ay! tus cabellos huelen a la flor del mirto¡

Mejor sería morir o verte muerta

y nunca, nunca más poder tocarte!

Pero, fauno, siento el viento del mar rozarme los brazos

Ángel, siento el calor del viento en las espumas

Pájaro, siento el nido en tu vello¡

Corred, corred, oh lágrimas nostálgicas

ahogadme, sacadme de este tiempo

llevadme hacia el campo de las estrellas

entregadme de prisa a la luna llena

dadme el lento poder del soneto,

dadme la iluminación de las odas

dadme el cantar de los cantares.

Que no puedo más, ¡Ay! ¡que esta mujer me devora!

¡que yo quiero huir, quiero a mi mamita,

quiero el regazo de Nuestra Señora!

La brusca poesía de la mujer amada

Lejos de los pescadores los ríos interminables

van muriendo de sed lentamente…

Fueron vistos caminando de noche hacia el amor

-¡oh, la mujer amada es como una fuente!

La mujer amada es como el pensamiento del filósofo

que sufre

La mujer amada es como el lago que duerme en el cerro

perdido.

¿Pero quién es esa misteriosa que es como un cirio

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crepitando en el pecho,

Esa que tiene ojos, labios y dedos de formas inexistentes?

Por el trigo naciente en los campos de sol la tierra

amorosa elevó el rostro pálido de los lirios

Y los labradores se fueron convirtiendo en príncipes

de manos delicadas y rostros cambiantes…

Oh, la mujer amada es como la ola solitaria que se forma

distante de las playas,

Posada mucho más allá del fondo estará la estrella.

Mujer al sol

Una mujer al sol es todo mi deseo,

viene del mar, desnuda, con los brazos en cruz

y la flor de los labios abierta para el beso

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y en la piel refulgente el polen de la luz.

Una hermosa mujer, los senos en reposo

y caliente de sol, nada más se precisa.

El vientre terso, el pelo húmedo y una sonrisa

en la flor de los labios, abierta para el gozo.

Una mujer al sol sobre quien yo me arroje

y a quien beba y me muerda y con quien me lamente,

y que al someterse se enfurezca y solloce,

e intente rechazarme, y que al sentirme ausente

me busque nuevamente y se quede a dormir

cuando yo, apaciguado, me disponga a partir.

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Por Vinícius de Moraes / Especial para El Espectador

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