En paz, la hostilidad de los hombres entre sí se muestra a través de creaciones en vez de mostrarse a través de destrucciones, como sucede en la guerra. Paul Valéry.
En este 2024 se rememora la fecha crucial del 24 de diciembre de 1914 por cuanto se cumplen 110 años de lo que, posteriormente, se conoció como la Tregua de Navidad en la Primera Guerra Mundial. Soldados británicos y soldados alemanes y aliados comenzaron una disputa mortal en Bélgica y en Francia. Dos bandos que, por edicto, tenían prohibido confraternizar con el uniforme “enemigo”, es decir, con un ser humano con vestido e insignias diferentes. (Un partido de fútbol).
Estos intercambios de disparos culminan con un compartir de villancicos, cigarrillos, licor, comida y, lo más significativo, con cotejos futbolísticos. (Un partido de fútbol). Los alemanes decidieron iluminar sus trincheras mientras cantaban villancicos y los británicos respondieron con más villancicos, en lugar de balas. Se consideró espontáneamente un alto el fuego con promesas explícitas como “tú, no disparar, yo, no disparar”.
Esta Tregua de Navidad duró desde el 24 hasta el 26 de diciembre y se convirtió en un hito histórico por cuanto era impensable que pudiera suceder algo similar. Dos días fueron suficiente demostración de tregua, de paz, de música armónica para cuestionar las decisiones sobre la guerra. (Un partido de fútbol). Unos determinaron acabar con “el enemigo” mientras que los que estaban en el campo de batalla entonaron furtivamente, en alemán, la Noche de Paz, como un himno universal que no sabe de fronteras porque se trata de una melodía para desarmar los espíritus bélicos y reconquistar un poco de sosiego. Ambos “bandos” se unieron en un cántico que sana heridas, conjunta y ablanda los corazones.
Después de la música enterraron a sus compañeros muertos, compartieron más cigarrillos y, lo mejor, leyeron las cartas de los familiares y vieron fotos con grandes narrativas. ¿Cómo no pensar en un partido de fútbol para hacerle un gran homenaje al juego que permite hermandad en espacios en los que únicamente hay muerte y desolación?
Cuentan que hubo tanta solidaridad en esta fecha que un sacerdote escocés celebró una misa en alemán y en inglés como para que se percataran de la confraternidad del único lenguaje universal, el fútbol. Fútbol, siempre fútbol, para atenuar el dolor de la guerra. Fútbol entre dos equipos que la noche anterior se mataban y, tal vez, no sabían la razón. La razón del partido es la sinrazón de la guerra y estrechar abrazos durante una tregua navideña cobra mayor sentido humano.
Fue tan importante esta Tregua de Navidad que Paul McCartney, en 1983, compuso Pipes of Peace para recordar este acontecimiento que demuestra que la guerra es un insulto que ofende a todos por igual. Uno de los apartados de esta canción se ha traducido de la siguiente manera: “¿Qué dices? (¿Tú dices?). ¿Se ejecutará la raza humana en un día? (¿En un día?). ¿O alguien salvará este planeta en el que estamos jugando? ¿Es el único? ¿Qué vamos a hacer?”. Jugar al fútbol como metáfora de la guerra para que haya más alegrías que muertos sin razón. Jugar. (Un partido de fútbol y la vida cambia de la noche a la mañana, es Navidad).
Por Juan Carlos Rodas Montoya
