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Un artista que se burla de sí mism


Tras ser vetado en el Glynn Vivian Art Gallery, Wilson Díaz regresa con una respuesta sutil e irónica.

Beatriz Grau*
17 de mayo de 2008 - 09:46 p. m.

Que un empleado público decida retirar una obra de arte de una exposición en país extranjero no sucede todos los días. Ocurrió en noviembre de 2007. La ciudad, Swansea, Inglaterra. El artista, Wilson Díaz. La obra, Los rebeldes del sur. La exposición, ‘Displaced Contemporary Art from Colombia’, en la Glynn Vivian Art Gallery.

El caso fue discutido al derecho y al revés, por delante y por detrás, involucró a artistas, embajadores, rectores de universidades, curadores, académicos e intelectuales. Todos los ingredientes necesarios para un escándalo público. Cabría esperar que la siguiente exposición del artista fuera una denuncia de todos esos hechos, pero la inteligente y precisa sensibilidad de Wilson Díaz le permite hilar más fino.

La exposición que se inauguró en Bogotá, el pasado 14 de mayo —‘Institucional’—, es una prueba de la capacidad que tiene este artista para traer de regreso al arte la pieza que quedó inmersa en el toma y dame de las discusiones políticas, y de la cual fue desterrada la discusión artística.

Por eso vamos a recorrer la muestra ‘Institucional’ de la mano del artista. Lo primero que verá el espectador son los logotipos de las instituciones involucradas. Esa presencia es irónica. Wilson Díaz comenta: “Estos logos en la exposición hacen evidentes unas situaciones que hubo en este caso, y también buscan crear unas relaciones entre los medios de comunicación privados, estatales e independientes”.

El corredor donde están los logos lleva a una pintura del set que instaló Inravisión en la zona de distensión durante los diálogos de paz del gobierno Pastrana. “Esta imagen está montada en esfera pública (un espacio de discusión virtual sobre arte), yo publiqué allí la fotografía, pero aquí en este caso es una pintura. Me parece importante el asunto del logo y las banderas colombianas. Me interesó hacer unos chistes cercanos a la caricatura”.

La siguiente pieza es una proyección del video que produjo la Glynn Vivian Art Gallery de Swansea para promocionar la exposición en internet, donde hablan las dos curadoras de la muestra. “Las curadoras explican algunas piezas que viajaron, lo que hice yo fue intervenirlo con música de protesta venezolana y colombiana de los años 60-70. Porque esta es una exposición donde me interesa mucho el arte político, histórico.

Entonces, el gesto mío fue musicalizar el video con Yo soy rebelde, cantado por Ana y Jaime, que juega un poco y se ríe de mí y del trabajo mío, y con la música de Alí Primera. Es una intervención a un documento tomado de internet, eso también me ha interesado, el tema de la apropiación y la intervención. La música de protesta es importante en esta muestra. En el otro video también hay música de Ana y Jaime y de Alí Primera”.

En esta pieza se perfila la estrategia del artista. Por un lado, se burla de la situación —y de sí mismo—, pero al mismo tiempo empieza a mostrar una cierta simetría en la manera como dos gobiernos, que se encuentran ideológicamente en orillas opuestas, usan el arte. Díaz no se casa con esquemas políticos simples, de malos o buenos. Todo lo contrario, señala la complejidad.

“El funcionario se equivocó de muestra”, dice Wilson Díaz cuando explica que el video lo retiró de la galería en vez de irse a E-flux Video Rentals, donde también estaba siendo expuesto y los visitantes se lo podían llevar a casa”.

Los dibujos de la serie “Columnistas y ocasionales” están hechos con carboncillo de madera de coca. Representan catorce individuos que incluyeron preguntas en los textos que publicaron en esfera pública. Aquí el artista cuestiona la efectividad de los espacios de participación y alude a la ilusión de una democracia participativa. El artista toma ese material que produjo un debate sobre una obra suya y lo reelabora, analiza y transforma en arte de nuevo, es decir, el artista no se mueve del terreno del arte. Utiliza lenguajes tradicionales como el dibujo, la pintura, las formas técnicas que le imprimen un cambio de velocidad a todo lo que sucedió y, por tanto, abre espacio para lecturas más complejas.

Cierra la muestra el video de una entrevista que hace el artista a Carmen Hernández, quien dirige el Centro de Arte Rómulo Gallegos en Caracas, donde le realiza las siguientes preguntas: ¿Qué pasa con la polarización política en la situación artística venezolana?, ¿qué clase de arte está apoyando el Estado?, ¿cómo está proyectando el Estado su imagen en el país y en el exterior? Al terminar la entrevista se mete la letra de una canción de Alí Primera “... tu problema es mi problema, tu bandera es mi bandera...”.

*Artista. Docente Universidad de los Andes.

Por Beatriz Grau*

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