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“La coherencia en los pequeños gestos es mi superpoder”

Andrés Valverde Farré, ciudadano español radicado en Colombia, desmitificó en este chat la idea de grandes acciones y habló de la coherencia diaria como clave para un mundo más sostenible.

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Paula Andrea Baracaldo Barón
12 de julio de 2025 - 02:00 p. m.
Valverde es docente e investigador en la Universidad Piloto de Colombia.
Valverde es docente e investigador en la Universidad Piloto de Colombia.
Foto: Cortesía
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¿Cómo terminó viviendo en Colombia? ¿Fue una decisión propia o por trabajo?

Fue una decisión de vida. Conocí a mi actual esposa, que es filósofa de la Universidad Javeriana, curiosamente, en otro país: ella estaba haciendo un posgrado y yo desarrollaba un proyecto de investigación en Cuba. Terminamos siendo pareja, nos casamos, tuvimos tres hijos, y en un momento pensamos que sería muy bonito poder vivir aquí.

¿Qué ha sido lo más sorprendente al compartir su vida con alguien que piensa desde una disciplina tan distinta?

Soy ingeniero mecánico de formación, con perfil en energía. Luego hice una maestría en derechos humanos, paz y desarrollo sostenible, y ahora estoy terminando un doctorado en ciencias y tecnologías de la sostenibilidad. Ella, por su parte, es filósofa, desde su formación hasta en su manera de ser. Me ha acercado a muchas reflexiones que antes no me planteaba. Por ejemplo, cuando nos conocimos, ella me decía: “¿Has visto cómo está el mundo? Yo no quiero tener hijos”. Y yo, en cambio, le decía: “Yo quiero tener muchos”. Al final tuvimos tres, pero su visión era clara: el mundo no está bien.

Con todo lo que me cuenta, ¿cree que la filosofía y su vida familiar han cambiado la forma en que trabaja o enseña?

Llevo más de 25 años dando clases, y siento que tengo la responsabilidad de ser coherente con lo que enseño. Uso una botella reciclada de vidrio, me muevo en transporte público, consumo productos de pequeños emprendedores locales... Si, por ejemplo, vendo bicicletas y convenzo a un cliente de que es lo mejor por razones ecológicas, de salud y sostenibilidad, pero luego me ve salir en una moto o en carro, hay una falta de coherencia. Por eso les insisto a los estudiantes en ser lo más críticos posible. No hay espacio para medias tintas.

¿Qué tan difícil es decir “no, esa idea no va a funcionar” y seguir motivando a su equipo o estudiantes?

Eso es algo con lo que lidiamos frecuentemente en la academia. Aunque soy ingeniero de formación, llevo más de 10 años en la Facultad de Arquitectura, en el programa tanto de pregrado como de la maestría en arquitectura y en gestión urbana.

Los estudiantes vienen con propuestas de investigación, y muchas veces lo que buscamos es eso: que tengan un impacto en la construcción social del territorio. Nos interesa mucho que todo esté orientado hacia esa construcción desde un punto de vista social, económico y ambiental. Por ejemplo, hace dos años abrí el Semillero de innovación en materiales sostenibles. Una estudiante de tercer semestre de San Gil, Santander, me contó que allá cosechan caña de azúcar. Le pregunté qué residuos no se aprovechaban y me habló del bagazo. Le propuse trabajar con eso, y logró desarrollar un prototipo de material local, biodegradable y con propiedades térmicas y acústicas.

En contraste, hay estudiantes que me dicen que quieren reciclar plástico. Yo les digo que aquí no trabajamos con derivados del petróleo. Puede sonar extremista, pero necesitamos medidas drásticas si queremos un cambio real. El greenwashing nos hace pensar que estamos haciendo algo bueno al reciclar, pero seguimos generando demanda y contaminando.

¿Cuál ha sido la propuesta más inesperada que le han hecho con materiales?

El gualam, un material que patentamos en 2022. El nombre viene de “gua”, de guadua, y “lam”, de laminado. Ganamos el premio al Inventor Colombiano en la categoría de investigación. Ha sido un éxito. Con este material desarrollamos la lámpara más liviana, sostenible y económica del mundo. Se llama LES 450: L por liviana, E por económica, S por sostenible y 450 porque de una sola guadua se pueden hacer 400 lámparas. Cada una pesa solo 50 gramos y consume tres vatios. Es ideal para niños en zonas rurales sin electricidad.

¿Qué tipo de estudiante lo pone a prueba?

Recuerdo con mucho cariño a Danixa Rodríguez, estudiante de arquitectura. Llegó tímidamente interesada en temas de materiales para su trabajo de grado. Pensé que quizás iba a renunciar porque lo veía complicado, pero poco a poco fue madurando. Investigó el cáñamo, que es el tronco de la planta de cannabis medicinal, un residuo sin uso que normalmente se desecha y logró transformarlo en un material sostenible. Incluso tomé una foto de ella trabajando en el laboratorio una tarde, compactando moldes con sus manos. Al final obtuvo tesis meritoria, premios y hasta una beca Carolina para hacer su maestría en construcción sostenible en España.

Y en todo este camino, ¿hay alguna tecnología en la que no termine de confiar?

Estoy bastante actualizado y abierto a las nuevas tecnologías, pero siempre les digo a mis estudiantes: cuando el collar te sale más caro que el perro, algo va mal. Hoy le preguntamos a la inteligencia artificial cosas como “¿quién ganó ayer el partido del Barça?”, algo que podrías preguntarle al que está a tu lado. Y para eso activamos un sistema con un altísimo consumo energético y una huella de carbono absurda. Durante la pandemia me di cuenta de que el verdadero problema puede ser algo más simple: estamos demasiado expuestos porque hemos perdido independencia. No controlamos lo que consumimos ni de dónde viene. Cada vez somos más vulnerables por depender completamente de sistemas que, si fallan, nos paralizan.

¿Qué tipo de persona o profesional cree que hace falta hoy en los equipos?

Más humanos.

¿Qué error seguimos repitiendo como si fuera una buena idea en el mundo real, más allá del ambiente y la sostenibilidad?

Somos contradictorios. No practicamos lo que predicamos.

Si pudiera disponer de una habilidad especial para transformar la relación del ser humano con la naturaleza, ¿cuál escogería?

La que ya tengo: ser cuidadoso con todos los detalles. La coherencia en los pequeños gestos es mi superpoder.

Paula Andrea Baracaldo Barón

Por Paula Andrea Baracaldo Barón

Comunicadora social y periodista de último semestre de la Universidad Externado de Colombia.@conbdebaracaldopbaracaldo@elespectador.com
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Alejo(61264)13 de julio de 2025 - 12:46 p. m.
Buena entrevista, pero nunca mencionan el nombre del entrevistado.
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