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“El arte no tiene que estar encerrado en museos: puede salir a la calle”

Sara Alarcón pinta sin bocetos. Escucha jazz, observa pájaros y deja que el lienzo le diga por dónde empezar. Desde esa misma sensibilidad nació Brocha, una plataforma que busca abrir espacios para que otros artistas, como ella, puedan crear y compartir sin adaptarse a circuitos cerrados.

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Paula Andrea Baracaldo Barón
08 de julio de 2025 - 01:00 p. m.
Sara Alarcón es artista, pintora e ilustradora de Medellín. / Sebastián Chamorro
Sara Alarcón es artista, pintora e ilustradora de Medellín. / Sebastián Chamorro
Foto: Sebastián Chamorro
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¿Desde hace cuánto se dedica al arte? ¿Viene de familia o fue una decisión propia?

Siempre he estado en una familia de artistas. Mi abuelita era diseñadora de modas y mi mamá también lo es. A mi papá le encantaba la música, sabía muchísimo, y a través de las canciones me guiaba por ese camino creativo. Y he pintado toda mi vida desde que era muy pequeña. De hecho, estudié una carrera relacionada: diseño gráfico. Y ya, de forma profesional, me dedico al arte desde hace más o menos tres años y medio.

¿Cómo nació Brocha y qué la diferencia de otras iniciativas en el mundo del arte?

Brocha es una plataforma en la que vamos a tener todo lo que los artistas necesitan para convertir su arte, lo que aman, en un negocio. La idea es que puedan compartir sus conocimientos y que podamos llegar a las personas en general, y no solo a quienes ya están involucradas en el mundo del arte. En esta vamos a ofrecer cursos virtuales que nos permitan entrar en la mente del artista, que nos cuenten cuál es su proceso creativo. También vamos a tener eventos en vivo que se llaman Brocha Viva. De hecho, ya comenzamos con uno de ellos. Además, vamos a contar con la venta de obras originales, junto con certificados de autenticidad grabados en blockchain, que es muy importante, porque nos permite tener trazabilidad de la obra.

Brocha ya es una realidad en movimiento. ¿Qué actividades han desarrollado hasta ahora?

Ya realizamos el primer evento, que se llama Brocha Viva. Fue en Cartagena, en el Café San Alberto. Es un lugar con prestigio, pero a la vez un espacio cotidiano: la gente simplemente va a tomarse su cafecito. Fue una experiencia muy bonita. Pintamos un bulto de café en vivo y las personas también interactuaron, no pintando directamente, pero sí compartiéndome palabras que los inspiraban en ese momento para incluirlas en el lienzo. Siento que transformó el ambiente del café, algo muy distinto a lo que se ve normalmente en ese tipo de espacios. El plan es continuar en más ciudades de Colombia primero, y luego expandirnos a Perú —un país que visito con frecuencia y donde tengo varios contactos—, para después seguir por toda Latinoamérica. La intención con Brocha es representar exclusivamente a artistas latinoamericanos, comenzando, por supuesto, por Colombia.

Desde su doble rol como creadora y promotora de Brocha, ¿cómo evalúa las condiciones en las que se desarrolla el arte actualmente?

Es cierto que en un país como Colombia es un poco difícil. No digo que sea imposible, porque hay muchas entidades e instituciones que nos abren las puertas para darnos a conocer, pero no tenemos las facilidades que hay en Europa, por ejemplo, donde existe la oportunidad de ir y exponer. Digamos que allá son mucho más abiertos con el tema. También creo que esto depende mucho de la educación. En los colegios acá nos inculcan poco el arte; si acaso hay una materia de dibujo, que es la más básica, por así decirlo.

Brocha llega para ofrecer ayuda. Tengo la fortuna de contar con un equipo que me apoya muchísimo, y eso facilita tocar las puertas de museos, galerías y otras entidades más grandes para poder fomentar el arte en la sociedad en general.

¿Cómo imagina que podría transformarse la sociedad si el arte fuera más accesible y presente en la vida de todos?

El arte es importantísimo. Mira que cuando hay una guerra, lo primero que salvan son las obras de arte; es algo invaluable. Con este proyecto quiero llegar a territorios donde realmente no hay galerías. Incluso ayer decía: “¿Te imaginas poner Brocha Viva en la selva?” Siento que eso cambiaría mucho la forma en que vemos el arte hoy en día y cómo nos relacionamos con él. A veces las personas creen que coleccionar arte es muy difícil. Creo que cambiaría mucho el chip de que el arte no tiene que estar encerrado en galerías o museos: puede salir a la calle.

Algunos artistas suelen incorporar elementos recurrentes en su obra, como el agua, la figura femenina o temáticas vinculadas a la violencia. En su caso, ¿cuál considera que es el elemento distintivo que define su trabajo?

Siento que mi obra está muy marcada por el tema de la distorsión. Es como mi sello, por así decirlo. Me parece interesante porque a veces la gente piensa que la distorsión es algo negativo, pero para mí es distinto. Lo que hago es tomar elementos cotidianos y también cosas que me impactan como un vaso de café o un edificio, y me pregunto cómo puedo transformarlo a través del color.

Ahora, sobre los elementos, creo que los animales son una parte importante de mi obra, igual que la naturaleza y Latinoamérica. Este último tema, para mí, es una gran inspiración, especialmente Colombia, y eso se refleja en los colores que uso. De hecho, tengo una serie inspirada en bailes y en toda la cultura latina, ese sabor y esa esencia.

Confluyen muchas cosas en mi obra. También el tema de los viajes me interesa mucho. Trato de viajar cada año a diferentes destinos, y uno de mis favoritos es Cusco. Me quedo un mes allá para pintar. Me gusta hablar con las personas, conocer su cultura e incluir elementos tradicionales hechos a mano.

También me gustaría que me hablara sobre su proceso creativo: ¿cómo se desarrolla la idea inicial hasta el resultado final de una obra?

Casi nunca empiezo con bocetos. Aunque tengo una idea general de lo que quiero, prefiero dejar que fluya, que me vaya comunicando. Esto es algo particular, porque muchos artistas buscan que su trabajo sea muy limpio, curado o tratado. Yo soy más expresionista; podría decirse que ese es también mi estilo. Me gusta empezar con el lienzo en blanco y dejar que me “hable”. Los colores van surgiendo mientras hago la obra.

Mi proceso creativo también incluye mucha música; escucho jazz y soul. O, por ejemplo, quedarme viendo a los pajaritos que a veces llegan a mi estudio o salir a pasear al parque. Simplemente observo la cotidianidad y eso despeja mi cabeza.

En una palabra o frase, ¿qué es Brocha?

Revolución creativa.

Paula Andrea Baracaldo Barón

Por Paula Andrea Baracaldo Barón

Comunicadora social y periodista de último semestre de la Universidad Externado de Colombia.@conbdebaracaldopbaracaldo@elespectador.com
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