Un llamado al sector cultura de cara a la presidencia de Gustavo Petro y vicepresidencia de Francia Márquez
“Con el espíritu de diálogo y fraternidad que han propiciado entre los colombianos Francia Márquez y Gustavo Petro, recién elegidos como vicepresidenta y presidente de Colombia, para el período 2022-2026, esta carta busca poner a consideración de la comisión de empalme de cultura, presidida por la dramaturga Patricia Ariza –que cuenta con toda la autoridad moral para ocupar ese cargo– algunas ideas antes de que se decida el nuevo equipo que tendrá a su cargo la política cultural del país.
Sin adanismos que desconozcan las tareas realizadas desde hace sesenta años, con la creación de Colcultura, y desde hace veinticinco, con la del Ministerio de Cultura, creemos que es importante atender al pasado para, desde allí, construir un presente y un futuro que sean capaces de estar a la altura de una paz que tenga en cuenta nuestro capital simbólico y en la que todos estemos incluidos.
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El sector cultural debe dejar en pausa las divisiones y rencillas personales y entender que es necesario comprometerse con un discurso y acciones incluyentes y no excluyentes. La cultura y las expresiones artísticas serán centrales –y lo han sido probadamente– en el camino que ya empezó. Quienes hacemos parte del sector debemos anteponer a los intereses personales, una verdadera acción colectiva más generosa, que sea capaz de entender, desde lo institucional, la diversidad de nuestro país y de esa manera plantear una verdadera agenda de inclusión que aproveche las redes existentes –bibliotecas públicas, casas de la cultura, asociaciones culturales, iniciativas autónomas, etc.– así como las leyes establecidas –ley general de cultura, ley del libro, ley del cine, patrimonio, ley de espectáculos públicos en artes escénicas, etc.
Se trata, pues, de entender el tamaño del desafío que tiene Colombia hoy, del cual no puede estar ausente la cultura, o presente de manera decorativa y funcional.
De esta manera, quizás puedan tenerse en cuenta estos puntos que planteamos con la urgencia de las decisiones por venir:
1. Es necesario reconocer el lugar histórico de las bases culturales del país, de los artistas y de los gestores –en su gran mayoría progresistas– que pertenecen a diversos movimientos sociales.
2. En la construcción de un país multicolor y un equipo de gobierno que responda a esa diversidad ideológica y de pensamiento, el sector cultural debería ser representado por un liderazgo que tenga conocimientos en la gestión pública cultural y que entienda cabalmente los retos y las instituciones que tendrá a su cargo.
4. Es importante, una vez elegido el nombre del ministro o ministra, decidir sobre perfiles técnicos que conozcan y se hayan preparado para las diversas tareas que habrá que emprender en el ministerio, sus instituciones adscritas y su campo de acción.
5. Es imperativo dejar de lado la idea de que el Ministerio de Cultura es un espacio para enviar mensajes políticos o cumplir compromisos y que cualquier persona sin una trayectoria en el sector puede asumir la cartera. Se necesita y se requiere un verdadero equipo de profesionales que den cuenta de la propuesta y la ejecuten en los territorios.
6. Cuatro años son poco tiempo y el sector necesita una reingeniería profunda. Debemos aprovechar el tiempo y para ello se necesitan equipos con funcionarios actuales –y otros por nombrar– que conozcan el enfoque territorial, comunitario y de poblaciones, el patrimonio material e inmaterial, las diversas expresiones de la cultura popular colombiana; así como de los sectores o industrias culturales como las del libro, las artes, el cine, el teatro, etc. Para ello será fundamental la claridad en la misionalidad de quienes allí participen, poniendo por encima de lo personal, el interés común.
Invitamos a la comisión de empalme a pensar con criterios técnicos e intelectuales, antes que personales y de cuotas. El verdadero cambio comenzará con las costumbres, la imaginación y, para eso, la cultura y las artes son esenciales”.
*Firman:
Pilar Quintana, escritora; Bertha Quintero, música y gestora cultural; Silvia Castrillón, bibliotecóloga y gestora cultural; Gloria Triana, antropóloga y documentalista; Catalina Ceballos, antropóloga y gestora cultural; María Osorio, editora y librera; Yolanda López, gestora cultural; Julio Cesar Londoño, escritor y columnista; Antonio Garcia, escritor; Fabio Rubiano, escritor y dramaturgo; y otros 154 ciudadanos.
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