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Un siglo después, la primera versión en chino del Quijote regresa al español

A pesar de sus limitaciones en contenido y en extensión -sólo se recoge la primera parte de los dos tomos que escribió Cervantes-, la primera versión de El Quijote en chino, publicada en 1922, sirvió de base para muchas de las traducciones que se hicieron después. Hoy, la retraducción de la obra tiene en cuenta, además, notas al pie que explican las diferencias interculturales de la época.

Agencia EFE y Jesús Centeno
22 de abril de 2021 - 01:33 p. m.
“Las traducciones de Lin Shu causaron mucho impacto en la modernización de China y de ahí su legado”, agrega Guillermo Bravo (foto), de la editorial Mil Gotas, entidad al frente de la retraducción del Quijote para Latinoamérica.
“Las traducciones de Lin Shu causaron mucho impacto en la modernización de China y de ahí su legado”, agrega Guillermo Bravo (foto), de la editorial Mil Gotas, entidad al frente de la retraducción del Quijote para Latinoamérica.
Foto: EFE - EFE/ Jesús Centeno

Interpretando lo que su ayudante le dictaba y tomándose ciertas libertades, el erudito Lin Shu publicó en 1922 la primera traducción al chino de Don Quijote de la Mancha, un “caballero mágico” que la sinóloga Alicia Relinque ha ‘retraducido’ al español un siglo después. “Es otra forma de leer el Quijote, pero con China metido en él. Un Quijote con mucha dignidad, desprovisto de algunas de las situaciones grotescas que conocemos”, explica Relinque sobre esta primera versión en mandarín clásico del libro de Miguel de Cervantes, cuya “retraducción” se presentó hoy en la sede del Instituto homónimo en Pekín y en su biblioteca en Shanghái.

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Para publicar su ‘Historia del caballero encantado’, Lin Shu, que no hablaba castellano, escuchaba lo que un ayudante le iba contando a raíz de su lectura e interpretación de las versiones en inglés del Quijonte que pululaban en ese entonces. Pese a sus errores, invenciones y adaptaciones - “los curas son médicos y él es más bien un héroe romántico”, apunta Relinque- Don Quijote mantiene su pasión por Dulcinea y recoge igualmente los lances de Sancho Panza, solo que contados de otra forma. “La relación de Don Quijote con Sancho Panza no es tanto de amo y criado sino de maestro y discípulo, algo muy confuciano”, apunta la traductora. También la piedad filial, tan apreciada en China, se desliza por sus páginas con “hazañas que se recordarán por los hijos y los hijos de los hijos de los hijos”, mientras los refranes chinos o ‘chengyu’ se entremezclan con los cervantinos: “Se adapta al gusto chino de la época para que resulte familiar”.

“Lin Shu buscaba acercar los textos extranjeros a las costumbres chinas”, agrega. Y es que además de Cervantes, el erudito chino reescribió también a Dickens, Balzac, Tolstói y Goethe, entre muchos otros. En aquella época, comenta el hispanista Chen Kaixian, “sólo una élite que había viajado a otros países y conocía otras lenguas podía acercarse a la obra de Cervantes. El objetivo era que los chinos pudiesen entender, a su manera y según las tradiciones locales, la trascendencia de un personaje como El Quijote”. Y esto era “un caballero con sentido de la justicia, vehemente, pero dispuesto a ayudar a los débiles -apunta Chen-. Lin Shu entendió a Don Quijote en su sentido más positivo”.

“Las traducciones de Lin Shu causaron mucho impacto en la modernización de China y de ahí su legado”, agrega Guillermo Bravo, de la editorial Mil Gotas, editora del texto para Latinoamérica en colaboración con Ginger Ape Books, que publicará la obra en España. Relinque agrega que el reto fue, además de retraducir la obra del erudito chino al español, explicar a través de cientos de notas a pie de página las diferencias interculturales de la época. “Tenía que decidir qué registro darle a todo esto en castellano. Fue un poco disparatado y me decanté por utilizar un lenguaje literario que sonara arcaizante, pues Lin Shu la escribió en chino clásico”, apunta.

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Relinque cree que el autor obvió las partes más quijotescas del personaje, como sus luchas imaginarias, para dotar al Quijote de lógica y dignidad y para casar estas características con su reivindicación del chino erudito o ‘wenyan’. Además, la valentía y la tenacidad de este Quijote casan con el reto patriota de los dirigentes chinos que, en la década de los años 20 del siglo pasado, rivalizaban con Japón. De hecho, la traducción de Lin Shu utilizaba palabras de la época que en China eran neologismos, como “sociedad”, “revolución” o “libertad”, las cuales “no existían en el vocabulario del país. Se habían importado desde Japón”, señala Relinque.

A pesar de sus limitaciones en contenido y en extensión -sólo se recoge la primera parte de los dos tomos que escribió Cervantes-, esta primera versión de El Quijote fue recibida en China como un gran acontecimiento y sirvió de base para muchas de las traducciones que se hicieron después, según el hispanista Kaixian. Él agrega que la traducción de Lin Shu, paradójicamente, dejó de ser leída en buena medida porque utilizaba esa lengua clásica caída en desuso en la era moderna. Por ello, la editorial china Commercial Press Pekín publicará para la versión doméstica la traducción original de Lin Shu, junto a su versión española, acompañada de un estudio introductorio.

Por Jesús Centeno

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Gines de Pasamonte(86371)23 de abril de 2021 - 01:09 p. m.
Al Quijote hay que traducirlo tal como lo escribió Cervantes, pues alterar, modificar, “suavizar” partes del texto original para satisfacer los gustos de otro país, o bien su legado cultural, en este caso China, es un crimen a la memoria del padre del honorable Manchego. ¡Ni más ni menos!
Mar(60274)22 de abril de 2021 - 11:22 p. m.
Muy interesante.
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