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Leer es como desarmar un juguete para ver qué tiene por dentro. Ese es el proceso que padece cada libro que llega a las manos de Pedro Mairal y sus víctimas favoritas han sido Julio Cortázar y Jorge Luis Borges, quienes han llegado a provocar sentimientos inesperados en el alma del escritor argentino. “Yo sentí mi alma cuando miré por primera vez los ojos de mi hijo.
Esa fue una sensación muy extraña, porque yo me preguntaba de dónde vendrá ese ser extraño, ese ser extraterrestre que antes no estaba y que ahora es tan importante en mi vida. En ese momento sentí que había algo que me superaba totalmente y esa es el alma”, afirma el ganador del Premio Clarín con su primera novela Una noche con Sabrina Love, que fue llevada al cine en el año 2000.
Él hace parte de una generación de escritores del sur del continente que ha sido motivada por los blogs y que ya no tiene la necesidad de escribir textos panfletarios en contra de la dictadura. Sin embargo, la realidad social y el acontecer político de su país siempre han estado presentes en su obra. “La crisis muy fuerte que se vive en Argentina, en la que se derrumbó todo y la plata que yo tenía en el banco para comprarme una casa desapareció y se cayó el telón de lo que nos quisieron vender siempre, porque nos hicieron creer que estábamos en el primer mundo y lo que realmente había es un basural”. Esa es la temática de su más reciente novela: El año del desierto.
Pedro Mairal empezó muy tímidamente escribiendo letras de canciones, pero la música fue desapareciendo y la parte verbal ganó todo el protagonismo. Se animó, entonces, a escribir en columnas, al estilo genuino de la poesía, y tanto fue su adicción a las letras que abandonó su carrera de medicina para dedicarse de lleno a lo que le gustaba. “Yo siempre me las arreglé para hacer lo que quise y un escritor es precisamente eso: una persona que hace lo que quiere, porque yo no creo que nadie pueda escribir obligado”, comenta este escritor que le ha dado por experimentar con los miedos y las paranoias humanas en la literatura.
Su hiperactividad le permite escribir, realizar guiones para audiovisuales y dictar cursos de redacción en varias universidades de América. Su manejo del tiempo es tan eficiente en su vida cotidiana como en su labor en las letras. “Yo me siento más cómodo con el cuento, porque me gusta su estructura narrativa y me llama la atención mucho la condensación porque soy bastante vago y los textos largos me dan un poco de pereza. Todo tiene que ver con el tratamiento del tiempo, porque cuando una sucesión de eventos narrativos desencadena en otro suceso, pues termina siendo un cuento. Pero cuando el tiempo se detiene y se congela, es decir, se hace como una pausa, para mí es clarísimo que se trata de un poema. Es como la diferencia entre la fotografía y el largometraje”.
Actualmente, Pedro Mairal espera con ansia la presentación de su nueva novela Salva tierra, la historia de un pintor que hace un cuadro infinito, pero también quiere, sinceramente, seguir jugando y descubriendo lo que cada texto tiene por dentro.