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Una alternativa para visitar los Cerros Orientales de Bogotá

El próximo sábado 25 de noviembre, se realizará el lanzamiento y apertura del sendero Las Moyas de los Cerros Orientales de Bogotá. Rafael Torres, uno de los líderes de LiveHappy, que ofrece servicios para personas que quieran visitar estas zonas naturales, habló sobre sus formas de operar y la desinformación que aún impera acerca de las visitas a reservas en Colombia.

23 de noviembre de 2023 - 04:28 p. m.
Rafael Torres es técnico en gestión comercial y marketing.
Rafael Torres es técnico en gestión comercial y marketing.
Foto: Oscar Perez

¿Qué es Live Happy?

Somos una start-up social que busca solucionar los principales problemas que presentan los parques y reservas naturales de Colombia. Creamos infraestructura social y tecnológica enfocada en un ecoturismo incluyente e innovador. Queremos ayudar a desarrollar las comunidades locales y a sus jóvenes vulnerables, que muchas veces están propensos a delinquir o ya están en la delincuencia.

Es decir, Live Happy no opera solo en Bogotá...

También operamos en Guasca.

Usted habla de un componente social. En estos términos, ¿qué resuelven?

Identificamos comunidades locales que están en estas reservas naturales que mucha gente quiera visitar. Llegamos con un programa de inclusión social, donde los capacitamos en diferentes competencias para que puedan prestar servicios ecoturísticos. Con esto creamos una ruta académica donde puedan llegar a formalizarse y hacer carreras profesionales.

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¿Cuáles son los senderos y las reservas naturales de Bogotá en las que ustedes trabajan?

Tenemos el sendero Las Mollas, la reserva Huicizuca y Sumapaz.

Con la compañía de sus guías, ¿solo pueden subir grupos?

No, también personas que quieran caminar solas. Primero, hay que saber si lo que querría visitar esa persona es un sendero privado o público: el 65 % de los cerros orientales son privados. Los demás son del distrito. Para ir con nosotros debe ingresar a la página ingresosendero.com y hacer la reserva.

¿Cómo garantizan la seguridad de los caminantes?

Cuando uno trabaja con las comunidades locales que conocen el territorio mejor que nadie, que saben cómo se mueven las bandas delincuenciales, logra asegurar el área. En caso de que veamos que puede ser peligroso para cualquier visitante, tenemos tiempo de evacuar para evitar un acto delictivo. Ninguno de nuestros caminantes ha sido asaltado durante un recorrido.

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¿Por qué cree que los bogotanos todavía no saben de estas alternativas?

Primero, está el componente de inseguridad, de desinformación. No sabemos cómo visitarlos. Por otra parte, se cree que uno no debe visitar una reserva natural, que solo hay que protegerla, pero sin recorrerla. Conectar con nuestro entorno y nuestro ecosistema es importantísimo para generar un sentido de pertenencia e identidad con las reservas naturales.

Es decir, cuando uno visita la reserva (responsablemente) está contribuyendo a la preservación de esa reserva, no al contrario…

Exactamente. Ese es un imaginario que aquí ha cogido fuerza porque no ha habido recursos suficientes para las áreas protegidas. Se ha puesto una cortina que ha logrado implantar la idea de que a estos lugares solo pueden ir ingenieros ambientales. Lo que realmente está acabando con estas áreas protegidas no es el ecoturismo, sino la ganadería, la minería, la tala, la invasión.

¿Por qué decidió dedicarse a un emprendimiento enfocado en reservas naturales y cerros?

Porque encontré mi pasión en la vida, que es hacer ejercicio, ayudar a la gente y crear espacios de conexión entre las personas.

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¿Y ha llenado sus expectativas son respecto a lo que se imaginó cuando comenzó?

Ha sido muy difícil, pero también muy gratificante. Hemos logrado sacar a más de 20 jóvenes de la delincuencia con trabajos formales, con una ruta académica. Al ver esto, además de las personas que comienzan a visitar estos espacios de una manera segura, solo pienso en seguir adelante.

Si una persona quiere subir a los cerros, ¿debe tener algún entrenamiento físico o nociones de senderismo?

No, realmente no. Pueden ir desde niños de tres años hasta personas de la tercera edad. Las personas suben hasta donde su cuerpo y mente permitan.

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