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Una flor de lis en la cancha, Francia en la historia de Camerún y Suiza

Los países enfrentados en el partido de hoy en el Mundial de Catar 2022 comparten un punto común en su historia: la presencia Francesa.

24 de noviembre de 2022 - 08:03 p. m.
Camerún y Suiza se enfrentaron en la cancha de fútbol del Mundial de Catar 2022 en un partido del que salieron victoriosos los suizos. EFE/EPA/Rolex dela Pena
Camerún y Suiza se enfrentaron en la cancha de fútbol del Mundial de Catar 2022 en un partido del que salieron victoriosos los suizos. EFE/EPA/Rolex dela Pena
Foto: EFE - Rolex dela Pena

Debajo del balón y los guayos del partido entre las selecciones de Camerún y Suiza, se esconde un pasado compartido por ambos países enfrentados en la cancha. Francia dejó su huella en las naciones que hoy se disputaron la pelota en el Mundial de Catar 2022. Para los europeos, la influencia que sus vecinos han tenido en su historia y cultura se remonta al siglo XVI, mientras que para los africanos esta relación data del siglo XIX y XX.

Mientras que en Camerún los portugueses establecían plantaciones de azúcar y daban inicio al tráfico de esclavos desde las costas que alguna vez pertenecieron a la civilización Sao, Suiza firmaba un tratado de paz con Francia, la “paix perpetuelle” o paz perpetua. Corría el siglo XVI mientras que en ambos territorios se desarrollaban estos eventos. Aunque Francia aún no había posado sus intereses en el terreno africano, comenzó a enviar representación diplomática a su país vecino.

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Para el momento en que las relaciones franco-suizas se afianzaron por los embajadores que fungían en ambos países, en Camerún la empresa de llevar a su población como esclavos a otros puertos pasó de portugueses a holandeses. El país africano, a pesar de que su población era esclavizada por extranjeros con intereses económicos, permaneció bajo el control de su propia gente entre pequeños reinos que controlaban diferentes grupos étnicos.

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Durante 1798, con la Revolución Francesa aún fresca en la memoria de sus habitantes, Francia invadió Suiza, dando fin a la confederación que se había establecido desde el año 1300. Como consecuencia de las Guerras Revolucionarias contra Austria, Suiza se vio envuelta en el conflicto y su territorio absorbido por la nueva república. Con el objetivo de lograr la unidad en sus fronteras naturales, Francia comenzó una campaña de anexión en 1792 que pronto incluiría a Suiza. Mientras que unos elogiaban la nueva forma de gobierno y el entrar a formar parte de Francia, otros lo veían con recelo.

Aunque el objetivo de diferentes territorios suizos era obtener su independencia, cayeron en la anexión de estos terrenos a Francia. Ciudades como Ginebra y el Príncipe-Obispado de Basilea fueron ocupadas un año antes y con la victoria francesa en la Batalla de Grauholz, el 5 de marzo de 1798, se hizo oficial en fin de la confederación y el inicio de la República Helvética. La constitución para este nuevo estado ya había sido escrita en París por Peter Ochs.

“Los revolucionarios suizos que trabajaron con Peter Ochs revisaron su proyecto de constitución y crearon la Constitución de la República Helvética, que fue adoptada en Aarau en abril de 1798. A pesar de las preocupaciones federalistas, Francia impuso un Estado unitario centralista en Suiza. Los cantones perdieron su independencia y fueron relegados a la condición de meras unidades administrativas, que en algunos casos se agruparon a partir de varios antiguos cantones o sujetos territorios. Se introdujo la igualdad cívica, aboliendo las diferencias entre los ciudadanos que tenían derecho a gobernar, ciudadanos comunes y súbditos en los cantones y señoríos comunes”, se lee en un documento del Departamento de Relaciones Exteriores suizo.

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Los 121 cantones que el pasado compusieron la Confederación Suiza se declararon el 12 de abril de 1798 una república “única e indivisible”. Con la anexión de los territorios, Francia no había dado por terminada su intervención en el país vecino. Con el nuevo estado Francia enfrentó al Imperio Ruso y Austria sin obtener el apoyo de los pobladores de la recién formada República Helvética. Fue poco el tiempo que duró esta república, pues la inestabilidad en su interior alcanzó su punto máximo hacia 1802. Sin recursos económicos y un parlamento dividido, se convirtió en un territorio ingobernable que tuvo seis constituciones en un periodo de cuatro años, desatando una guerra civil. Fue entonces, en 1803, cuando Napoleón, como Primer Consul, entró a mediar. Para el 19 de febrero de ese año el Acto de Medicación restauró los cantones y con la abolición de un estado centralizado, Suiza recuperó su estado de confederación y en 1815 a través del Congreso de Viena se restableció su independencia.

Durante este periodo de inestabilidad en Europa, Camerún evitó ser colonizado debido a los constantes brotes de malaria que se esparcían entre los extranjeros recién llegados. Sin embargo, no fueron inmunes para siempre, pues en 1870 con el Reparto de África, Alemania tomó a Camerún como colonia. En 1884 oficialmente se levantó la bandera del Imperio Alemán en el territorio africano. Así se mantuvo hasta que en 1916 las tropas francesas obligaron a los alemanes a desalojar la colonia a la que se referían como Kamerun. Pasaron seis años antes de que Camerún, como Palestina, viera su destino forjado. En 1922 franceses y británicos se dividieron el territorio creando dos nuevas colonias, con un 80% para Francia y 20% para los ingleses.

Con los franceses al poder se desarrollaron muchos proyectos en el país a costa de largas horas de trabajo, deportación y malos tratos. Así vivieron los cameruneses durante 38 años antes de que el movimiento independentista triunfara en 1960 y Francia les otorgara este estatus. Sin embargo, después de la Segunda Guerra Mundial, el país fue puesto bajo la supervisión de la recién creada Organización de las Naciones Unidas como un Territorio en fideicomiso de la ONU bajo control francés.

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La gesta de independencia comenzó en 1948 con la creación de la Unión de Pueblos de Camerún (UPC), un movimiento nacionalista. Con arrestos por revueltas de independencia en 1955, el apoyo a la causa creció y se dieron protestas en diferentes ciudades que fueron recibidos con muestras de represión por parte de los franceses. Luego de cientos de muertes y muchos arrestos, en 1957 la Asamblea elegida el año anterior pasó un decreto legislativo en el que Camerún francés fue convertido en un estado, renunciando a su estado de territorio asociado a la Unión Francesa. Un año más tarde, el 12 de junio de 1958, los cameruneses pidieron a Francia: “Otorgar la independencia al Estado de Camerún al término de su tutela. Transferir todas las competencias relacionadas con la gestión de los asuntos internos de Camerún a los cameruneses”.

Ese mismo año el país europeo reconoció el derecho del territorio africano de pedir su independencia y se presentó ante las Naciones Unidas el 12 de noviembre para pedir que se pusiera fin al fideicomiso. El 13 de marzo de 1959 las Naciones Unidas resolvieron que el acuerdo de fideicomiso entre Francia y Camerún francés sería terminado a partir del 1 de enero de 1960 y desde entonces Camerún obtuvo su libertad.

Francia no dejó solo su huella en la historia de los dos países que se enfrentaron hoy en el evento deportivo, sino también su marca cultural en cuanto al idioma reconocido en ambos territorios. Aunque no solo la distancia separa a Camerún y Suiza, su conexión con la República Francesa une la historia de ambos pueblos bajo el símbolo de la flor de lis.

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