En este punto, quiero expresar que no es mi objetivo desmeritar la tradición ni ponerla en tela de juicio; solo quiero compartir mi visión sobre lo que considero la evolución del proceso de enseñanza de ese conocimiento maravilloso que nos hace únicos en el mundo.
Y es que la metodología y la pedagogía de la formación han evolucionado tanto en otros lenguajes musicales que, creo, estamos perdiendo la oportunidad de posicionar nuestro lenguaje musical ante el mundo. Existe en la música académica un sistema de lectoescritura, de análisis teórico y de metodologías para la enseñanza de la música que hace que esos procesos sean implementados en la educación actual de la música en todas partes. Y no necesariamente esos procesos son del todo adaptables a los que se llevan dentro de la enseñanza de nuestra música tradicional, de los cuales no tenemos mayor conocimiento, salvo las diferentes —y no suficientes— investigaciones y publicaciones de los músicos e investigadores nacionales que se han interesado por este tema.
Mi visión va dirigida hacia la necesidad de plasmar esa gran cantidad de conocimientos ancestrales en un sistema de educación propio, donde, a través de la pedagogía, la metodología y los textos escritos (teóricos, de procedimientos y de partituras), se logre dar a conocer el desarrollo de un “músico folclórico” desde su iniciación hasta la profesionalización. Y, luego de tener esa hoja de ruta, poder implementarlo dentro del sistema de educación musical colombiano, que en la actualidad está mayoritariamente enfocado hacia la música académica y su sistema de formación establecido.
Sería una revolución de nuestra música tradicional, y seguramente músicos de todo el mundo vendrían a nuestro país a estudiar nuestros lenguajes musicales tan diversos y fascinantes. Sería un merecido posicionamiento mundial y la oportunidad de que grandes artistas folclóricos, que en muchas ocasiones viven en el anonimato, sean reconocidos como grandes formadores y tengan trabajo digno haciendo lo que mejor saben hacer: dar su valioso aporte a la transformación de la humanidad a través del gran poder de la música en una sociedad tan necesitada de esa sensibilización. El mundo tiene derecho a vivir la transformación social a través de nuestra música, y Colombia tiene derecho a ser posicionada en el mundo como potencia musical.
Mi llamado es hacia la búsqueda de esta evolución, que va a involucrar grandes esfuerzos de todos los protagonistas del sector de la música folclórica y académica (músicos, investigadores, teóricos, conocedores ancestrales, etc.), así como de quienes construyen las políticas culturales de Estado y los lineamientos hacia donde se dirigen (Presidencia, Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes, y el Ministerio de Educación).
Abro la puerta al diálogo con todo el ecosistema musical colombiano.
Principal de contrabajos, Orquesta Sinfónica Nacional de Colombia