
Víctor Heredia regresó a Santiago de Chile en 1985, precisamente para un recital a favor de los derechos humanos y en homenaje a Víctor Jara, asesinado en septiembre del 73. Apenas descendió del avión, algunos agentes del gobierno de Pinochet lo detuvieron y le preguntaron, a boca de jarro, si iba a hablar mal del general Pinochet. “Yo soy cantante, vengo a cantar”, respondió.
Foto: Ilustración: Nátaly Londoño Laura
Y fue entonces cuando Víctor Heredia sintió que el odio de las clases sociales iba en doble vía, y dijo que gritaran si querían, que iban a tener que vencer a una voz que no era la suya sino la del pueblo que estaba pidiendo algo nuevo, instantes después de que el público que se había conglomerado en la mítica Quinta Vergara de Viña del Mar se dedicara a chiflarlo y a insultarlo sin haber siquiera comenzado a cantar, sólo porque era argentino, o porque sus canciones no eran del gusto ni de las conveniencias de aquel público clase media y...

Por Fernando Araújo Vélez
De su paso por los diarios “La Prensa” y “El Tiempo”, El Espectador, del cual fue editor de Cultura y de El Magazín, y las revistas “Cromos” y “Calle 22”, aprendió a observar y a comprender lo que significan las letras para una sociedad y a inventar una forma distinta de difundirlas.fernando.araujo.velez@gmail.com
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