El Mustang iba a unos 20 kilómetros por hora cuando Scott Weiland, desesperado, saltó del auto y rodó por el pavimento. Necesitaba droga, y Jannina, su esposa, que lo acababa de sacar de prisión por posesión, no se la iba a alcahuetear más. Weiland, sin un peso en el bolsillo, se las arregló para llegar al hotel Chateau Marmont de Los Ángeles a encontrarse con su expendedora. En el cuarto de al lado estaba otra de las mejores clientes, Courtney Love. Esa noche se drogaron juntos, mientras ella se arreglaba para una fiesta en la casa de Jack Nicholson.
Kurt Cobain, esposo de Love y líder de Nirvana, había muerto el año anterior, lo que ensanchó la desesperanza de aquellos que se identificaban con la música rock alternativa de finales de los 80 y principios de los 90, que alguien llamó “grunge”. La misma etiqueta odiosa se la pusieron a los Stone Temple Pilots, la banda de la que Weiland era vocalista y que en un principio fue acribillada por la crítica precisamente por ser una supuesta copia barata de Nirvana o Pearl Jam. Quizá lo único que realmente todos querían tener en común eran las ganas de hacer música.
Weiland nació el 27 de octubre de 1967 en Santa Cruz, California, y se llamó Scott Kline. Sus padres, Kent y Sharon Kline, se divorciaron cuando tenía dos años, y desde entonces en su vida estaban “Papá Kent” y “Papá Dave”, el nuevo esposo de Sharon, que se los llevó a vivir a Ohio. Allí nació su hermano Michael. “Papá Dave” era estricto, era, como Weiland lo veía en sus sueños, el papá tipo Kingston Trio, una agrupación pop-folk en la que los integrantes tocaban banjos y vestían suéteres de lana. “Papá Kent” era el divertido, quien se lo llevaba de vacaciones a California. Era el papá tipo Rolling Stones. Pero en el fondo, Weiland siempre resintió que Kent nunca peleara para que Scott mantuviera su apellido. Se sintió abandonado.
En la secundaria era un joven flaco pero apuesto. Jugaba fútbol americano, iba a misa y cantaba en el coro. “Papá Dave” decidió que se mudarían de vuelta a California, a Orange County. Allí, Weiland llegó desde Ohio con una nota de su entrenador en la que decía que estaba listo para ser mariscal de campo, pero el nuevo entrenador no hizo caso. Weiland podía seguir esperando a ver si algún día lo escogían, pero, en vez, decidió volcarse a la música. En Ohio ya había escuchado Sex Pistols, pero en California conoció The Clash. En Ohio también había probado el alcohol y la marihuana, pero en California probó la cocaína.
Formó una banda con su amigo del equipo de fútbol, Cory. Empezaron a tocar post-punk en bares como el Déjà Vu, y la droga se volvió el aliciente para parrandear después de cada toque. A Weiland, de hecho, le ofrecieron volverse dealer de cocaína, pero fracasó porque la consumió toda. En una de esas presentaciones conoció a Robert DeLeo, un bajista notablemente influenciado por el rythm and blues y los grandes de Motown. Weiland lo quería en su banda. DeLeo le dijo que entraba si Cory se iba, y así fue.
Trajeron como guitarrista al hermano mayor de Robert, Dean, y al baterista Eric Kretz. La banda se llamó Mighty Joe Young. Weiland ya tenía 23 años y Jannina había entrado a su vida hace cuatro. Mientras que iban saliendo canciones como Plush (Felpa, en inglés) y Wicked Garden (Jardín malvado), de Core, el primer álbum de estudio de la banda, Weiland trabajaba como chofer en una agencia de modelos. Una de ellas era Mary, quien le hizo darse cuenta de que nunca estuvo enamorado de Jannina. A pesar de eso, Jannina y Weiland se casaron años más tarde.
La banda cambió de nombre a Stone Temple Pilots cuando supieron que ya había un cantante con el nombre anterior. Se inspiraron en las siglas del aceite para motor STP, cuyo logo también adaptaron. Entonces llegó la propuesta de Atlantic Records, el sello de bandas como Led Zeppelin. Core salió en 1992 y la crítica lo hizo trizas. Aun así, empezaron el tour que los llevó hasta Nueva York a tocar el que para Weiland había sido un trabajo visceral (Core significa núcleo, corazón), influenciado por Zeppelin, Pink Floyd y otros. Canciones como Dead and Bloated (Muerto e hinchado) ya hablaban de lo confuso que se sentía Weiland. Luego vino la heroína.
Con el vocalista en las grandes ligas de la droga, Stone Temple Pilots también empezó a llegar a lo más alto de la música: fueron invitados a una programa de MTV, en donde, aún un poco drogados, Dean DeLeo y Weiland inmortalizaron Plush en su mejor versión acústica.
En un ataque de ansiedad, se encontró con la droga conocida como China White. Venía envuelta en un paquete con un bebé pintado montado sobre un dragón. Sería la portada de Purple (Morado), el segundo álbum, de 1994. Canciones como Interstate Love Song, que habla sobre el deterioro de su relación con Jannina, recibieron las buenas críticas que no tuvo Core. Trippin’ on a Hole in a Paper Heart era, según Weiland, la expresión de su necesidad de redención: “Yo soy, yo soy, dije que no soy yo, pero no estoy muerto ni a la venta”. Ese verso sería el título de su autobiografía Not Dead Not for Sale, publicada en 2011, en donde reveló detalles de su vida, episodios como la violación sexual que sufrió de niño por parte de un compañero en Ohio y el alcoholismo de su mamá.
Casi al tiempo de la publicación de Tiny Music... (1996), el tercer álbum, Weiland ya contaba con 13 intentos de rehabilitación en tres años. Durante el tour, como otras tantas veces, tocó fondo y les dijo a sus compañeros de banda que había vuelto a sus peores pasos. El resto de los STP salieron en público a decir que la gira se cancelaba. Weiland quizá nunca les perdonó que hicieran tan notoria su decadencia. La banda se rompió.
Lanzó su primer álbum solista, 12 bar blues (1998), que no significó mucho en ventas, pero sí a nivel personal, al igual que “Happy” in Galoshes (2008), publicado el año en que Weiland también fue echado de Velvet Revolver. Esta fue la banda que formó con los exintegrantes de Guns n’ Roses Slash y Duff McKagan, según Weiland, por pura necesidad pero no por motivación artística.
El álbum No. 4 (1999), con STP, fue una especie de reconciliación entre ellos y de Weiland con su propia vida. Una noche medio sobrio, encontró a Jannina Castañeda con otro hombre. Sour Girl hablaba del colapso definitivo de su relación con ella. “Era una chica agria el día que me conoció” y “Ella fue una chica feliz el día que me dejó”. Se divorció y finalmente se casó con Mary Forsberg, después de años de distancia y sentimiento de culpa por Jannina. Tuvieron dos hijos. Noah fue la inspiración de A song for sleeping, del cuarto álbum de la banda, Shangri-La Dee Da (2001). Luego vino Lucy, a cuyo nacimiento Weiland no asistió porque, de nuevo, estaba en rehabilitación.
Después del divorcio con Mary y su paso por Velvet Revolver, volvió con los STP. Lanzaron su último álbum, Stone Temple Pilots, que vinieron a promocionar a Colombia en diciembre de 2010, en un Coliseo El Campín a medio llenar. Abrieron con Crackerman y cerraron con Trippin' on a Hole in a Paper Heart.
Al tiempo, Weiland escribía su autobiografía, en la que dijo sentirse esperanzado por la reunión de la banda. Pero pronto se sumaría otro fracaso y STP se acabaría para siempre.
Weiland construyó una reputación basada no sólo en su música, sino en sus pasos por la prisión y rehabilitación. Él mismo se describía como esos casos extraños de gente perdida con un talento fuera de lo común, una condición que lo rodeó de personas que decían ser amigas y de terapistas charlatanes. Decía que terminó confiando en muy pocos.
El cuerpo de Weiland fue hallado sin vida el pasado 3 de diciembre en el bus en el que viajaba con su banda actual, The Wildabouts. Hay versiones que dicen que murió por una falla cardíaca, quizá la misma que se llevó a su hermano querido, Michael, en 2007. Para él escribió For a Brother, de Velvet Revolver: “He renunciado a mi mano por un hermano, renunciado a mi mano, gratis; me he levantado, he perdonado, pero tú te liberaste”. Michael probó la droga cuando su hermano se la presentó, pero Scott nunca se sintió culpable. Según él, ser un drogadicto no se le podía achacar a nadie más que a uno mismo.
Stone Temple Pilots quizá seguirá siendo una banda que genera dudas entre algunos fanáticos del “grunge”. Su cuota fue sin duda al rock californiano, el mismo con mucha bobería y torsos desnudos en el escenario, pero con letras crudas, duras o sexualmente explícitas. Un prontuario con otros como Red Hot Chili Peppers, Jane’s Addiction y Rage Against the Machine.
“Así como (David) Bowie puede y lo hace, el fraseo de Scott era lo que llevaba su música a una esfera sónica estética, única y difícil de descifrar”, escribió Billy Corgan, líder de Smashing Pumpkins, el 4 de diciembre pasado. Corgan, uno de los críticos de STP en su momento, se engachó con la banda desde Tiny Music..., y hoy cree que Scott, Kurt Cobain, y Layne Staley, vocalista de Alice in Chains, son sin duda las voces más grandes de su generación.
“Querido Scott, permítenos empezar agradeciéndote por compartir tu vida con nosotros. Juntos, construimos un legado musical que ha dado felicidad y grandes memorias a tanta gente. Los recuerdos son muchos, y nos llegan a lo más profundo. Sabemos de lo bueno y lo malo en medio de lo que batallaste, una y otra vez. Es lo que te hacía quien eras. Tenías dones más allá de lo que las palabras pueden describir, Scott. Parte de ese don era parte de tu maldición. Con mucho pesar por ti y tu familia, nos entristece verte partir. Todo nuestro amor y respeto. Te extrañaremos. Robert, Eric, Dean”.
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