
Ilustración del libro "Caperucita y otras historias perversas" de Triunfo Arciniegas, publicado por Panamericana Editorial.
Foto: Mateo Rivano
Existe un espacio que no discrimina ni protege en exceso: el del humor, el de jugar con lo absurdo en medio de la realidad para convertir las situaciones complejas en algo “más fácil de digerir”.
Los libros infantiles lo han sugerido: los niños son capaces de reconocer el mundo, de hacerse preguntas y desafiar las normas del mundo adulto; no necesitan ser sobreprotegidos, sino ser acompañados en medio de los momentos que la vida, inevitablemente, trae consigo.
Esto lo confirman Triunfo Arciniegas y Jordi Sierra i Fabra, dos autores...

Por Paula Andrea Baracaldo Barón
Comunicadora social y periodista de último semestre de la Universidad Externado de Colombia.@conbdebaracaldopbaracaldo@elespectador.com
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