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“Ya no somos víctimas, somos sobrevivientes del conflicto”: Lucy Marleny Arcos
Hace 30 años, en pleno auge del conflicto armado, Bogotá empezó a recibir personas de regiones distantes que tuvieron que abandonar sus territorios a causa del conflicto armado. María Eugenia Urrutia, una de las pocas mujeres que alzaron la voz por los derechos de las personas, empezó a convocar, a partir del voz a voz, a varias personas que estaban pasando por su misma condición de desplazamiento. Así empezó el colectivo Afromupaz, un grupo de mujeres que a partir de la cultura afro quiso reinventarse en la capital del país. Una de ellas es Justina Copete, secretaria general de la asociación.
Justina Copete: Ser mujer lideresa en Colombia es muy difícil porque ya sabemos que Colombia es un país machista, digámoslo directamente como es. Entonces ser mujer, lideresa y mujer negra, mujer sobreviviente de un conflicto, ha sido muy difícil. Afromupaz es la Asociación de Mujeres Afro por la Paz. En un principio fue un grupo de mujeres afro y en el camino fueron llegando mujeres mestizas, campesinas, e indígenas. Aquí nos llamamos afro todas”.
Ciento veinte familias están afiliadas a Afrompuaz. Este colectivo es diverso e incluyente, pero allí todos comparten un mismo deseo: tener un centro de apoyo que les permita construir un mejor futuro, como lo dice Lucy Marleny Arcos, vicepresidenta del colectivo.
Lucy Marleny Arcos: “Hay de todas las culturas: del Chocó, Costa Pacífica, Costa Atlántica. De todos lados, no solo afro. Los afiliados aquí son familias víctimas del conflicto armado o como decimos sobrevivientes, porque ya no somos víctimas sino sobrevivientes del conflicto”.
Afromupaz busca que sus miembros tengan una vida sin violencia y que las nuevas generaciones puedan vivir y desarrollarse en un contexto sin conflicto armado. En palabras de Copete: “El objetivo es el empoderamiento de la mujer, es mejorar la calidad de vida, es arrebatarles a nuestros jóvenes, a nuestros niños, a los grupos. Es que nuestros niños no hagan parte de grupos al margen de la ley”.
Para cumplir con estos objetivos, Afromupaz cuenta con la estrategia productiva Mingueras. En ella hay confección de ropa con acabados africanos, pero siempre manejando la sobriedad propia de Bogotá. Mingueras también tiene un componente gastronómico. Por ejemplo, Arcos comenta que hay muchos platos, pero entre ellos resalta el sancocho trifásico que tiene carne ahumada, pollo y queso costeño. Por su parte, agrega Copete, está la parte de la dulcería a base de coco, “donde tenemos golden coco, tenemos esponjados de chontaduro y de ñame, tenemos una galleta tradicional y toda nuestra dulcería a base de coco”.
Todo esto obedece al propósito de Afromupaz de ser un colectivo de gestoras de paz. De esta manera, como lo dice Copete, Afromupaz se ha convertido en sinónimo de fortaleza y resistencia.
Justina Copete: “El elemento que más usamos de nuestra cultura y lo tenemos aquí en Afromupaz es el fuego. De ahí se deriva nuestro logo. Cuando nuestros papás y nuestros abuelos contaban cuentos, cuando nos reuníamos toda la familia, todo el barrio, siempre era alrededor de una fogata. El fuego significa mucho para nosotras. Significa fuerza, unión, hermandad. En este momento nosotras estamos fuertes, estamos unidas, estamos en esa hermandad. Años anteriores fueron muy difíciles cuando nos quisieron acabar, donde estuvieron a punto de desintegrar totalmente la organización, pero en este momento nosotros nos sentimos fortalecidas. Yo creo que si no fuera por la hermandad, no estaríamos. Afromupaz es totalmente hermandad. Aquí somos hermanas. Lo primero es la unión, mucha unión”.
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