Una voz en off narra por momentos la historia de amor entre un niño y su progenitor, sentimiento transmitido por un hilo invisible que nunca se rompió, ni siquiera con la muerte, curiosa contradicción, uno de los pocos hijos que al parecer fue gestado en el vientre de su padre, porque nunca abandonó el aroma de su regazo.
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La exaltación de un ser humano que entregó su vida a cambio de un sueño casi imposible, teniendo como punto de partida el humanismo; y es la inocencia de los sentimientos en primer plano, la que logra enganchar las pupilas con esa emoción que infunde lo sagrado; entonces el Dios se convierte en padre cuando además de darte amor, te lleva por senderos donde se intenta el respeto por el otro, y hecho carne, se entrega él mismo para ser crucificado en alguna de las calles del convulso Medellín de los años ochentas.
Héctor Abad Gómez, un médico empecinado en curar los males de la enferma sociedad de la época, termina siendo el mártir que las ideologías necesitan para embellecer los carteles, su intensa lucha tuvo como escenario los pasillos del alma mater y todos los rincones donde la salud y la equidad hicieran falta.
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En su haber se apunta la instauración de la cátedra de salud pública en la Universidad de Antioquia, el mejoramiento del acueducto y alcantarillado en el Valle de Aburrá, más campañas de vacunación y libros como: Manual de tolerancia, Una visión del mundo y Teoría y práctica de la salud pública.
Este biopic, basado en la novela homónima de Héctor Abad Faciolince hijo, logra cautivar con su tono sepia dándoles el matiz adecuado a las escenas en aumento de las emociones, impresiona la actuación del protagonista Javier Cámara, que emula de forma neutral el dialecto paisa. Su fotografía sin lugar a dudas es límpida, ambienta de forma especial la idiosincrasia de la familia medellinense, y los diálogos tienen esas sentencias memorables e imprescindibles en cualquier cinta: «Yo soy Héctor Abad Tercero, porque tú, papá, vales por dos», «Mire, le voy a ser sincero, para mí es un honor pertenecer a esa lista», la lista de los escuadrones de la muerte.
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Este producto cinematográfico sin duda alguna abre más puertas al talento nacional en el viejo continente, donde se ha sentido una atmósfera con pocas oportunidades para los nuestros, prueba de ello son todos los comentarios favorables del director Fernando Trueba, ganador del Óscar a mejor película extranjera con Belle époque, y del protagonista Javier Cámara, curtido en las labores del cine, teatro y televisión, donde aplauden el profesionalismo de los actores y medios colombianos.
Ganadora del premio Goya a mejor película Iberoamericana y presentada en festivales como el de Cannes en Francia y San Sebastián en España.
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