Punto de giro en la campaña presidencial: cambios de postura en la recta final

Las últimas semanas definen la primera vuelta. Los candidatos empiezan a modificar y radicalizar sus discursos para mantener lo que ya tienen ganado o llevarse los votos de los indecisos y más moderados.

Germán Gómez Polo - Twitter: @TresEnMil
21 de abril de 2018 - 09:00 p. m.
A pesar del poco debate en  los espacios televisivos, los candidatos a la Presidencia (aquí en RCN Tv) intentan marcar mayores diferencias frente a  sus contrincantes más cercanos. / Gustavo Torrijos
A pesar del poco debate en los espacios televisivos, los candidatos a la Presidencia (aquí en RCN Tv) intentan marcar mayores diferencias frente a sus contrincantes más cercanos. / Gustavo Torrijos
Foto: GUSTAVO TORRIJOS

Una de las costumbres nacionales más características es dejar todo para última hora. Se aplica en la vida académica y laboral, pero también cobra vigencia en los tiempos de campaña electoral. Sin embargo, cuando de votos se trata, el trabajo contra reloj no es producto de la pereza, sino de una compleja estrategia política y de comunicación que busca los apoyos de los que aún no se deciden. Como una pesca en río revuelto, en donde se aprovecha que las cámaras y los micrófonos se enfocan en la contienda y cada candidato sacarle provecho: fortalecer su imagen, diferenciarse de los contrincantes y arrancar apoyos dentro de sus respectivos espectros políticos.

En Colombia ya se ve. A cinco semanas de que se realice la primera vuelta presidencial, prevista para el 27 de mayo, los candidatos a la Presidencia empiezan a mostrar giros importantes tanto en sus discursos y en sus movimientos políticos. Las alianzas, que se venían cocinando meses atrás, por fin salen de los hornos, y los mensajes, las ofensivas, los señalamientos y la confrontación empiezan a brotar en todos los escenarios: en la calle, en los debates, en los foros o en Twitter. Es la política en su máximo esplendor. Y no era para menos, pues lo que está en juego es el más importante cargo del Estado y el futuro del país, más allá de los próximos cuatro años.

Sergio Fajardo, el candidato de la Coalición Colombia, salió de su refugio, desde donde defendió un discurso de no polarización, en un país lleno de gente pendenciera. Sin embargo, ese intento derivó en una situación que le estaba haciendo daño políticamente: confundir la no polarización con la no confrontación de las ideas, como si esta última fuese un lugar prohibido para visitar. Fajardo cayó en las encuestas que antes punteaba y se dio cuenta, o le dijeron, que no se trataba de agredir, sino de empezar a mostrar cuál era el factor diferenciador respecto de los demás candidatos. Por eso hacer más evidentes sus posiciones le traería, posiblemente, más votos que detractores.

Entonces, se ha ido contra Gustavo Petro y le ha cuestionado sus propuestas, básicamente, preguntándole cómo hará para que estas no sean simples “pajaritos en aire”. También se le vio en el Debate Caribe, que organizó el diario El Heraldo en Barranquilla, señalando con el dedo a Iván Duque, candidato del uribismo, cuando en sus respuestas mencionaba la corrupción de Odebrecht. “De la nada, las universidades son gratis, Icetex se liquida, todas las casas tienen paneles solares, no hay EPS y empezamos una constituyente. Populismo. Por eso, Petro no ganará la Presidencia”, trinó el exgobernador de Antioquia en su cuenta de Twitter el pasado 12 de abril, cuando Petro anunció que, de ser presidente, liquidaría Icetex y condonaría las deudas de los estudiantes. En pocas palabras, para Fajardo, Petro propone un país irreal.

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“Hay un cambio en la construcción del mensaje. La estrategia se mueve en dos dimensiones: la comunicación política y las alianzas, que se tejen en la maquinaria. Humberto de la Calle está desatado. Dejó de ser políticamente correcto y, como sabe que no va a llegar y no tiene que cumplirle a nadie, puede decir lo que piensa con tranquilidad, les guste o no a los congresistas electos, a los empresarios u otros”, comenta Carlos Andrés Arias, gerente de Comunicación Pública y Política de la firma Estrategia y Poder y docente de la Universidad Externado. En ese sentido, señala que Fajardo también rompe un poco con la dinámica de su discurso, jugando en una cancha que se ha ganado: la anticorrupción: “Le mete carne al discurso y cuestiona el cómo, cuándo y cuánto de la Colombia imaginada que propone Petro”.

Sin eufemismos, Arias señala que, por ejemplo, Vargas Lleras cambió de discurso luego de la votación que obtuvo la coalición de la derecha el pasado 11 de marzo y que le dio un tiquete seguro a Iván Duque para la segunda vuelta. Ese elemento fue evidente, incluso, desde el primer debate presidencial, organizado por la revista Semana y Teleantioquia el pasado 3 de abril, en donde aseguró que cumpliría el acuerdo de paz. La declaración de Vargas fue leída como el preámbulo de lo que sucedió al día siguiente: la decisión del partido de la U —el partido del presidente y abanderado de la implementación del acuerdo— de irse con él en las presidenciales.

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Para Yann Basset, director del Observatorio de la Representación Política de la Universidad del Rosario, Vargas Lleras se decidió por el discurso de la experiencia, con el riesgo de aparecer como el candidato de la continuidad del gobierno saliente. “Asumió el riesgo y abandonó la idea de competirle los votos de la derecha a Iván Duque. El problema para él es que el cambio de discurso es un poco fuerte y no se sabe qué tanto éxito podría tener”, señala el analista, quien, por otra parte, advierte que la estrategia de ataque de Fajardo a Petro, para sacarlo de la segunda vuelta, puede ser un error. “Pensaría que debe atacar a Duque. Veo que no logra precisar bien su estrategia. Si quiere ir a segunda vuelta, necesita ser más ofensivo”, anota Basset.

Arriba en las encuestas están Duque y Petro. El primero ha mostrado un discurso puro de derecha y ha sentado posiciones polémicas frente a la justicia, como la propuesta de converger en una sola corte los seis altos tribunales. En ese discurso, intentando no perder los votos de los sectores más conservadores, también ha expresado opiniones sobre la dosis mínima de droga, las modificaciones al Acuerdo de Paz con las Farc y el matrimonio de parejas del mismo sexo. “Duque está liderando y está en una fase de consolidación. Ha retomado posiciones y propuestas que Uribe tenía durante sus gobiernos”, explica Basset. En pocas palabras, Duque está tranquilo con la ventaja en las mediciones de intención de voto. La pelea se da más abajo, en donde se busca la otra entrada al escenario de la segunda vuelta.

Pero en la misma situación de Duque no está Petro, quien, según Basset, está haciendo un esfuerzo enorme por “suavizar” su imagen frente al electorado. “Aunque poco, lo vemos criticar a Venezuela, critica a los grupos armados. Trata de recentrar su discurso para convencer a los más moderados e indecisos”, apunta el analista. A pesar de esto, en general, el cambio de discurso del candidato de la Colombia Humana no es tan evidente, pues mantiene la confrontación en redes sociales y es uno de los actores principales en los pocos escenarios de discusión que se han dado en los medios de comunicación.

Y el giro, ¿por qué?

El cambio en la estrategia discursiva de los candidatos puede ser apenas natural. De acuerdo con Iván Garzón, profesor de la Facultad de Ciencia Política de la Universidad de la Sabana, es lógico que los aspirantes a la Casa de Nariño destapen sus últimas cartas con el objetivo de diferenciarse ante el electorado. “La campaña está por empezar la recta final, por eso se pierde el miedo a desmarcarse y a dejar que los ciudadanos los identifiquen. Sobre todo, los que saben que pueden llegar a una segunda vuelta y pueden pelearles votos a los que están más cerca de su espectro político”, anota Garzón.

En ese sentido, asume como muy claro el cambio de timón de Vargas Lleras para disputarse con Fajardo y De la Calle los apoyos de un centro que puede variar hacia la izquierda o hacia la derecha. Así lo dejó ver en la última semana, cuando, con ataques directos, el exvicepresidente intentaba en su cuenta de Twitter relacionar a Fajardo con personas cuestionadas. “El burro hablando de orejas. El doctor Sergio Fajardo, que posa de transparente, nada dice cuando sus socios políticos son pillados en escándalos de corrupción, como Sonia Veloza, cabecilla del desfalco a los dineros para la paz”, dijo el candidato desde sus redes sociales.

Viviane Morales alza la mano

Dentro del análisis, la candidata Viviane Morales, del partido Somos, presenta elementos diferentes, pues, hasta el pasado debate de RCN, su candidatura era también desconocida por gran parte de los electores. De hecho, reclamó con insistencia su participación en estos. Para muchos no se lució, pero sí ganó un espacio impensado hace unas semanas. Al punto que Garzón considera que le puede quitar espacios a De la Calle.

En todo caso, apunta el docente, la campaña electoral sigue en busca de una agenda, pues la diversidad de candidatos, a diferencia de otras elecciones, hace que los temas que gravitan en la discusión sean diversos y poco hegemónicos. En consecuencia, el electorado es más diverso e intenta encontrar otras alternativas. Como dirían los más puristas, la verdadera encuesta será el 27 de mayo, pero, por lo menos, la previa de la carrera promete que se jugará con todo hasta el pitazo final.

 

Por Germán Gómez Polo - Twitter: @TresEnMil

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