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Fito Páez en retrospectiva

El argentino estará la noche de este miércoles en el Palacio de los Deportes, en Bogotá, cantando los éxitos de su segunda producción discográfica.

Germán Gómez Polo
08 de junio de 2016 - 05:18 a. m.
Fito Páez continuará su gira en Colombia el próximo 10 de junio en Medellín.  / Óscar Pérez - El Espectador
Fito Páez continuará su gira en Colombia el próximo 10 de junio en Medellín. / Óscar Pérez - El Espectador

Cuando yo nacía, en 1990, Fito Páez había cumplido 27 años y su segundo trabajo discográfico ya tenía cinco de haberse publicado. Un vinilo titulado Giros, que guardaba canciones que, en un tiempo, se convertirían en referentes del rock argentino y latinoamericano y que también se empezaba a considerar, por su notable mejora musical, de sonido y de composición, como una pisada sobre tierra mucho más firme en la carrera artística del rosarino, luego de Del 63, su primer álbum de estudio, lanzado en 1984.

Después, en 2013, cuando tenía 23, pude caminar la avenida Corrientes, en la ciudad de Buenos Aires, y llegar hasta que es atravesada por la calle Montevideo, a cinco cuadras del Obelisco. Es en esa esquina donde aún permanece el bar La Paz, que hoy podría pasar desapercibido para los visitantes y hasta para los propios porteños, pero que fue un lugar casi que obligado de tertulias y discusiones de los artistas, políticos e intelectuales de la izquierda argentina entre finales de la década de los 40 y 70. Ese símbolo bohemio de la Buenos Aires de antes llega hasta aquí porque fue el escenario en donde ocurre la canción 11 y 6, donde aquellos chicos venden rosas y en el que nace su amor de cuentos. Y que no solo es un tema insignia de Fito Páez, sino que es una de las puertas de entrada para recorrer la estela musical del argentino.

Dicen, y es bastante evidente, que la historia de esos dos continúa en la canción El chico de la tapa, del álbum Tercer Mundo (1990), en un relato en el que la pequeña muere en un hospital y el joven crece como un delincuente temerario que “te para en la calle y si no le das te manda a guardar”. Hoy ya han cambiado varias cosas de esos escenarios, calles y musas. Si bien La Paz tuvo unos retoques, sigue siendo La Paz, así como Fito Páez sigue siendo Rodolfo. Esa cantidad de números en los párrafos anteriores son adrede porque justo hoy este buen borracho viene a Colombia para poner a cantar a quienes han seguido por un largo tiempo su música en la celebración de los treinta años de Giros —que ya son 31—, el primer hogar de 11 y 6, Taquicardia, Cable a tierra, la inolvidable Yo vengo a ofrecer mi corazón y cinco más.

No sé qué tan fácil sea notar esa evidente conexión que hay entre las piezas de la obra musical de Fito Páez, quien ha mezclado los elementos que se le han cruzado por el camino para que surja una canción. Comenzando por Rosario —muy marcada en Del 63—, Buenos Aires o Madrid, que han sido esos lugares por los que corren letras muy específicas y que han quedado retratados en los videoclips. Ya lo escuchamos invitando a alguna mujer a El Retiro, La Castellana y el bulevar Oroño, o contando crímenes y pasiones de los que habrían sido testigos la calle Tomás de Anchorena, los barrios Flores, Caballito, Almagro o el parque Rivadavia.

Y es Buenos Aires la que merece un espacio aparte por ser un lugar de amores y odios para el artista, ha sido el blanco de sus críticas más fuertes. La misma a quien le llama la atención en El diablo de tu corazón, que abre el álbum Rey Sol (2000), la misma que lo llevó a la esquina que da con el límite de la cordura en 2011, cuando eligió a Mauricio Macri como jefe de gobierno. Tanto que el 12 de julio de ese año, en la contratapa del diario Página 12, escribió que la mitad de la ciudad daba asco. Una sensación que definió en ese momento, entre otras cosas, como la “repulsión por la mitad de una ciudad que supo ser maravillosa con gente maravillosa” o “efecto manicomio”. Una sentencia que, por supuesto, le costó un aguacero de críticas y varios grafitis en el “Subte” . De hecho, en 2013, cuando cantaba en el Planetario, en un evento organizado por el gobierno de la Ciudad para recolectar mercados para los damnificados de las fuertes lluvias, varios del público le seguían reclamando por lo que había dicho en, según él, un momento de calentura. Y de ese inacabable placer que parece sentir por contar la calle tampoco se escapan las mujeres, las que fueron parte de su vida. Fabiana Cantillo, uno de sus amores e inevitable compañera de la música, con participaciones en canciones tan legendarias como Ciudad de pobres corazones, Giros o El amor después del amor. Y no solo para Fito, sino para compadres notables de su locura: el flaco Spinetta, que nos dejó en 2012, y Charly García, a quien homenajea en la carátula y la forma de cantar en varias canciones de Rock and Roll Revolution (2014).

Y cómo olvidarnos de la eterna Cecilia Roth —la rubia del video de Dos en la ciudad— a quien le regala un vestido y un amor, el mismo que también queda plasmado en la canción Cecilia, de Enemigos Íntimos (1998), y en la que se refirió a ella como si fuese el último día o como si esa historia nunca se fuese a acabar. “Tengo en mi cama una venus en llamas, una duda desnuda, una mina de seda. Púpele mía, rayito de sombra, gatito de alfombra, Palermo y Gran Vía”. Y más recientemente, la pequeña Margarita —nacida de su relación con Romina Ricci y que debe estar por cumplir los doce—, que lo ha hecho subirse en caballos con alas en varias ocasiones y a quien le hizo una canción a la que le puso su nombre y un video en 2014.

Lo bueno es que, tras 30 años de giros literales, el argentino regresa una vez más. Ya había estado en 2003 y otras veces más. También en 2007, en el concierto del Congreso Internacional de la Lengua Española, en Cartagena, donde compartió tarima con Carlos Vives. En esta ocasión serán Bogotá, Medellín (el 10 de junio en el Orquideorama - Jardín Botánico, con entradas en TuTicket.com.co) y Cali (el 11 de junio en el estadio de sótfbol de la Unidad Deportiva Jaime Aparicio, cuyas entradas se pueden adquirir en Colboletos) los invitados a deleitarse con las teclas del piano, la voz del tenor y el repertorio de mariposas technicolor.

Así que la cita es a las 8:00 p.m. de este miércoles en el Palacio de los Deportes, en Bogotá, y las entradas están disponibles en TuTicket.com.co. Arrivederci é buona fortuna!

Por Germán Gómez Polo

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