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Willie Colón: El malo

Criado entre los “malos” del Bronx, en Nueva York, Colón se ha hecho a pulso y ritmo, innovando y jugándosela por ofrecer siempre algo distinto.

Juliana Muñoz Toro
31 de mayo de 2015 - 02:03 a. m.
Willie Colón, quien ha sido esencial en la carrera musical de leyendas como Héctor Lavoe y Rubén Blades. / AFP
Willie Colón, quien ha sido esencial en la carrera musical de leyendas como Héctor Lavoe y Rubén Blades. / AFP

Color Americano

“Por mi color yo voy causando
sensación en Nueva York”

En plena calle del Bronx, Nueva York, un joven menor de 20 años llamado Willie Colón tocaba trompeta con un grupo de músicos. También había clarinete y congas. La policía llegaba a quitarles los instrumentos por “perturbar la paz”. Pero ellos volvían al día siguiente. La música era desobediencia civil. La salsa era revolución. Los latinos inmigrantes o hijos de inmigrantes, como Colón, se encontraban a través del baile.

No era pura sabrosura. La letra también estaba inspirada en el desarraigo y en la discriminación de un pueblo que era minoría en Estados Unidos. La salsa era un concepto y no un ritmo, como tantas veces ha dicho Willie Colón, porque en ella también había calypso, samba, bossa, son cubano, cumbia, jazz.

El malo

“El malo de aquí soy yo
porque tengo corazón”

Colón nació y creció en el Bronx. Y no era fácil. Así que tuvo que inventarse a otro Willie con el que nadie se metiera. Así nació “El malo”, el chico que llegaba por la espalda y golpeaba a los verdaderos malos en la cabeza con un bate. También es el malo de la salsa, el que cambia las reglas en cada álbum.

Volar a Puerto Rico

“Cuando yo era chamaquito mi abuelita me hacía cuentos de Puerto Rico”

Su familia era de Puerto Rico y llegó a Nueva York en la segunda década del siglo XX. Su madre tenía 16 años cuando quedó en embarazo. Su padre estaba en la cárcel la mayor parte del tiempo. Pero tenía a su abuela. Fue ella quien le regaló su primera trompeta. Ella le enseñó a hablar español. Ella le tocaba música tradicional a cambio de que él le leyera el periódico.

El día de mi suerte

“Sé que antes de mi muerte
seguro que mi suerte cambiará”

Todos hablaban de la vida trágica de Héctor Lavoe. De su adicción a las drogas, de la vez que saltó de un edificio para matarse y falló. Pero Willie Colón, con el que hizo nueve álbumes, lo veía como un chico dulce del campo con buen humor. Lo vio, desde antes de que lo fuera, como el mito.

Me recordarás

“Me recordarás donde
quiera que escuches mi canción”

En la cubierta del álbum Metiendo mano se ve a un joven Rubén Blades vestido de boxeador y al lado su amigo, Willie Colón. Y sí. Juntos fueron una fórmula para innovar, hablar de la división de clases, del crimen y del amor. Luego el dinero arruinó las cosas. Pero la música también es una reconciliación, ha dicho Colón.

Sin poderte hablar

“Quisiera decirte tantas cosas,
pero ya sé que la vida es así”

Tocaba la trompeta y ese parecía ser su instrumento. Luego escuchó el solo de trombón de Barry Rogers y no quiso volver a tocar trompeta. No. Él quería rugir como Rogers en su canción Dolores. Ahora sí era su instrumento, pero después de acompañar a Lavoe y a Blades decidió empezar a cantar. La gente no lo quería escuchar. Le preguntaba por sus antiguos colegas. Así que le dio al público Sin poderte hablar, y ya no lo dejaron irse.

Idilio

“Mas me destruye la incertidumbre
que estoy pasando, y es que la nieve
cruel de los años mi cuerpo enfría”

Willie Colón sube al avión para llegar a Colombia. A veces dice que es su último tour porque quiere concentrarse en la navegación, la aviación, en su familia y el libro que está escribiendo con su historia. A veces se arrepiente y dice que volverá.

Por Juliana Muñoz Toro

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