“La peste”, un problema de todas las sociedades

Cinco años después de la última gran epidemia de peste, Sevilla salió adelante. Sin embargo, ahora deberá enfrentar una nueva amenaza: “La Garduña”, el crimen organizado que toma el poder en la segunda temporada.

María Angélica Hernández Cárcamo
15 de febrero de 2020 - 02:00 a. m.
Patricia López Arnáiz y Pablo Molinero aseguran que la peste del siglo XXI es la misma que la del XVI: la ignorancia. / Cortesía Movistar
Patricia López Arnáiz y Pablo Molinero aseguran que la peste del siglo XXI es la misma que la del XVI: la ignorancia. / Cortesía Movistar

Han pasado cinco años desde la última gran epidemia de peste. Sevilla logró reponerse y ahora es una ciudad que, poco a poco, intenta ser lo que era antes: la metrópoli del mundo occidental.

Sin embargo, no es una tarea fácil. La prosperidad va en aumento al igual que la población. El gobierno, igual que siempre, no sabe cómo resolver el problema y abandona al pueblo. El descontento social crece y se cristaliza en el nacimiento de “La Garduña”, el crimen organizado que toma el poder de Sevilla en la segunda temporada de La peste, la serie española de Movistar.

La anterior finaliza cuando Mateo, interpretado por Pablo Molinero, se embarca en un viaje al Nuevo Mundo para encontrarse, luchar con sus demonios y sanarse de su secreta afección: la melancolía. Pero todo se ve interrumpido cuando recibe una carta de Teresa (Patricia López Arnáiz), en la que le avisa que Valerio (Sergio Castellanos) está en peligro, pues fue amenazado por la nueva mafia.

Mateo regresa y encuentra que Sevilla tiene un nuevo asistente, Pontecorvo (Federico Aguado), cuya misión es poner orden en la ciudad y doblegar el hampa.

¿De qué peste huyen ahora?

En los nuevos episodios, los personajes se enfrentarán a una nueva peste: la corrupción, y al igual que en la primera, deberán utilizar su ingenio para escapar de esta enfermedad.

“Se viene una temporada más movida, con más acción. El argumento cambia, ya no huimos de la enfermedad, sino de esta nueva organización que está enraizada en muchas capas de la sociedad”, dice Molinero sobre la nueva trama de La peste.

El personaje de López Arnáiz también cambia. Se convierte en alguien más fuerte, empoderada y sin miedo a nada ni nadie. Continúa rescatando a las mujeres de la prostitución, pero todo se complica cuando “La Garduña” toma el poder para evitar que esto suceda.

“Teresa ya es consciente de su poder y no se deja manipular por nadie. Su único objetivo es ayudar a estas mujeres para que tengan una mejor vida, pero las cosas se complican y se ve involucrada en varios escenarios de peligro”, explica López Arnáiz.

Pero eso no le importa y continúa con sus labores con la ayuda de Molinero, pues ambos quieren acabar con la peste que invade a Sevilla para que, en un futuro, sea la nación con la que todos sus habitantes sueñan, esa en la cual nadie huye en busca de una mejor forma de vida.

“La Sevilla en la que vivimos tiene un gran parecido con la sociedad actual. Todos quieren viajar al Nuevo Mundo en busca de la promesa de prosperidad y riqueza, que eso equivaldría hoy al sueño americano. Pero lo cierto es que las dos resultan siendo mentiras. Esos sueños no existen, es algo que venden”, afirma Molinero al hacer una comparación entre las dos épocas.

Al igual que Molinero, López Arnáiz cree que los problemas siguen siendo los mismos: la corrupción, clases sociales, desigualdad, pobreza, entre otros.

“La peste funciona como espejo. Tanto en esa época como en la actual se sigue hablando de la peste entendida como la ignorancia del ser humano y las consecuencias que esta tiene. Por ejemplo, estudiar ese tiempo fue un medio para entender lo que me pasa ahora”, comenta la actriz que interpreta a Teresa.

¿Cuál peste es peor?

Los dos actores no saben cuál de las dos pestes es peor, si la del siglo XXI o la del XVI.

“Una es hija de la otra. La ignorancia, que creo que es la peste de la actualidad, es la madre de todas las miserias, porque de ahí nacen todos los problemas que tenemos”, dice López Arnáiz.

Molinero afirma que es en este tipo de situación que se descubre el verdadero ser de las personas. “Ayudando al otro y siendo justos es como acabamos con la peste”.

Por María Angélica Hernández Cárcamo

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