Escenarios oníricos que tomaron forma con la cámara, mundos surreales que se cruzaron con la cotidianidad, pinturas que cobraron vida, la mezcla perfecta de un café tan oscuro como “una noche sin luna” acompañado de un pie cereza y cientos de proyectos audiovisuales y artísticos, son algunas de las herencias que nos dejó David Lynch, maestro del surrealismo y el cine. El director, actor, músico y artista multidisciplinar estadounidense murió este jueves a los 78 años.
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La muerte del cineasta la anunció su familia en sus redes sociales. “Con profundo pesar, nosotros, su familia, anunciamos el fallecimiento del hombre y artista David Lynch. Agradeceríamos un poco de privacidad en este momento. Hay un gran agujero en el mundo ahora que ya no está con nosotros. Pero, como él decía, ‘Mantén la vista en la dona y no en el agujero’. Es un hermoso día con sol dorado y cielos azules en todo el camino”, se lee en el comunicado.
David Lynch había contado en agosto pasado que sufría de un enfisema pulmonar, un trastorno crónico por el que se obstruían los pulmones y se le dificultaba la respiración. El artista explicó después que la condición le fue diagnosticada en 2020 debía permanecer en casa. Aunque su cuerpo no pudo volver a salir, su mente y su espíritu continuaron navegando por su imaginación, la misma que dio vida a los mundos que vimos en “Eraserhead” (1977), “Terciopelo azul” (1986), “Mulholland Drive” (2001), “Twin Peaks” (1990-1991; 2017), entre muchos otros cientos de proyectos.
El trabajo de Lynch lo conocí primero con “Twin Peaks” (1990-1991), una serie de televisión de culto que duró dos temporadas y que en 2017 tuvo un nuevo aliento. En la producción original, el agente del FBI Dale Cooper, interpretado por Kyle MacLachlan, investiga el asesinato de una joven en el pueblo imaginario de Twin Peaks. La ficción con elementos sobrenaturales, personajes excéntricos, un latente surrealismo y un humor poco convencional me cautivaron al instante.
“No recuerdo demasiado mis sueños. Casi nunca he obtenido ideas de los sueños nocturnos. Pero me encanta soñar despierto, la lógica de los sueños y cómo se desarrollan”, dijo el cineasta en una entrevista. Sus largometrajes y cortos, sus pinturas e incluso la música que creó, se sintieron como un sueño. A menudo, su trabajo exploraba lo más interno del espíritu humano. El cineasta no se molestaba en explicar su trabajo. “La vida es confusa, ¿por qué no debería serlo el arte?”, respondía.
Aunque fue reconocido principalmente por su trabajo en el cine, su camino en la vida lo llevó por diferentes expresiones del arte. Comenzó con la pintura estudiando en la Academia de Bellas Artes de Pensilvania. Dio un paso al audiovisual con el cortometraje “Six Men Getting Sick (Six Times)” (1967), que realizó con la idea de que una pintura cobrara vida.
Lynch continuó transversalmente con la pintura y el cortometraje. Durante ese tiempo también hizo los cortos “The Alphabet” (1968) y “The Grandmother” (1970). En 1977 estreno su ópera prima de largometraje “Eraserhead”, una película de horror corporal surrealista que lo puso en el mapa de Hollywood y en los principales escenarios del cine mundial, como el Festival de Cannes, en Francia.
El productor Jonathan Sanger contrató a Lynch por sugerencia de Stuart Cornfeld, asistente de Mel Brooks, para que dirigiera “El hombre elefante” (1980). La cinta, que contaba la historia de Joseph Merrick, un hombre gravemente deformado que vivió en Londres, Inglaterra, a finales del siglo XIX, tuvo un buen desempeño en la taquilla. Además, el filme obtuvo ocho nominaciones en los Premios Óscar, incluido mejor director y guion adaptado. El éxito de la película le permitió al cineasta seguir desarrollando su cine.
El pico de su carrera lo vivió en entre 1980 y comienzos de los 2000, con películas fundamentales dentro de su filmografía, entre las que se destacan, “Terciopelo azul” (1986), “Wild at Heart” (1990), “Mulholland Drive” (2001), “Twin Peaks: Fuego camina conmigo” (1992), “Lost Highway” (1997), “The Straight Story” (1999), “Inland Empire” (2006), entre otras.
David Lynch también se desempeñó como actor en al menos 35 proyectos audiovisuales. Con esa faceta se destacan sus apariciones en sus propias producciones, como en “The Amputee” y “Twin Peaks”, además de películas de sus colegas como “Lucky” (2017), dirigida por John Carroll Lynch y protagonizada por Harry Dean Stanton (1926-2017), y “Los Fabelman” (2022), de Steven Spielberg, en la que interpreta al icónico director de cine John Ford.
En octubre de 2019, David Lynch recibió el Óscar honorífico. El premio se lo entregaron los actores Kyle MacLachlan, Laura Dern e Isabella Rossellini, con quienes colaboró frecuentemente en sus proyectos. Tras reibir el premio, el director dio uno de los discursos más cortos en la historia de los Óscar. “A la Academia y a todos los que me ayudaron en el camino, gracias”. Luego, se dirigió a la estatuilla y le dijo: “Tienes una cara muy bonita. Buenas noches”.
Me permito parafrasear a Twin Peaks, la serie de TV que dirigió el estadounidense. Diane, es 16 de enero de 2025. David Lynch ha muerto, pero deja un legado invaluable dentro del cine, la televisión, el video, la música y el movimiento del surrealismo. Llega el viernes de nuevo, pero esta vez no tenemos al hombre que soñaba despierto para que nos dé el pronóstico del clima. Para despedir al gran artista, cierro con una de sus frases: “Descubrí que, si uno mira un poco más de cerca este hermoso mundo, siempre hay hormigas rojas debajo”.