Carla Forte y su pasión por contar la vida a través del cine

La realizadora venezolana ha desarrollado propuestas audiovisuales arriesgadas como "The Holders", "Historias de la urbe" y "Ann" en las que muestra su faceta más experimental.

Giancarlo Calderón
22 de agosto de 2019 - 11:15 a. m.
Carla Forte tiene tres pasiones principalmente: el cine, la danza y los animales.  / Alexey Taran
Carla Forte tiene tres pasiones principalmente: el cine, la danza y los animales. / Alexey Taran

Carla Forte, cineasta venezolana radicada desde hace doce años en la ciudad de Miami, Estados Unidos, tiene varias pasiones. La danza, sin duda, es una de ellas: "Mi primer acercamiento al arte fue la danza, pues desde muy pequeña mi madre me llevó a clases de ballet y danza contemporánea”. (Lea también: Magola Moreno: la aprendiz que ya sabía) 

También, por supuesto, el cine: “Desde que era una adolescente, mi hermano Vicente me acercó al lenguaje audiovisual, pues me acompañaba a proyecciones de películas de autor en diversas salas de cine de Caracas, ciudad en la que vivíamos”. Por cuenta de ese temprano encantamiento hacía el séptimo arte, fue consolidando un gusto por contar historias. Hecho que le permitió, entre otras cosas, involucrarse con otra de sus grandes pasiones: los animales. (Le puede interesar: Marcela Sánchez o una mirada sensible en el taller)

 

 

Una pasión y a la vez una preocupación constante: el respeto hacía quienes ella considera como seres que sienten y que, en muchos casos, sufren el maltrato y abandono por parte de quienes deberían cuidarlos y protegerlos. Así lo mostró en su película documental The Holders, donde narra la situación de perros y gatos en un albergue de la ciudad donde reside. Para profundizar sobre este, y otros temas, conversamos con ella. (Además: Walter Arland y su empecinada búsqueda de la perfección) 

Hace más de diez años vive en Estados unidos, sin embargo, por razones profesionales y personales, alterna su residencia entre Miami y La Habana, Cuba, ¿Por qué?

Sí. Desde 2015 paso temporadas extensas en la ciudad de La Habana. Allí organizo, junto al artista Alexey Taran, un festival de improvisación llamado 305 & Havana International Improv Fest, enfocado en la danza y el cine. Durante mi carrera he tenido la oportunidad de participar en residencias artísticas que me han permitido una larga estancia en Argentina, Colombia, Alemania, Italia y Portugal. 

¿Cómo fue su paso por Colombia?

He tenido la dicha de hacer varios viajes a Colombia. Dos de ellos fueron gracias a un intercambio cultural en el que participé organizado y apoyado por las Instituciones National Performance Network (USA), National Association for Latino Arts and Cultures (USA), Residencias Cannibal, y Fundación Divulgar (Colombia). Allí Alexey Taran y yo fuimos parte de un recorrido por el Caribe colombiano para trabajar con distintas comunidades de artistas en La Guajira, Santa Marta, Barranquilla y Valledupar. Esta última específicamente en Teatro Maderos. En Valledupar también realizamos un cortometraje llamado Talashimaii, en el que participaron muchas personas de la comunidad. Es un video arte-documental, en donde la contemplación se apodera de las acciones y nos transporta a una experiencia latinoamericana única, donde el tiempo es simplemente vivir.

En cine… ¿Documental o argumental?. ¿En cuál se ha sentido más cómoda? Hablemos de cada uno y sus preferencias a la hora de escribir y dirigir.

Ambas son maravillosas, pero por alguna razón me he involucrado más en la ficción. Ciertamente con esta última es con la que más me identifico y he aprendido a disfrutarla… también a sufrirla u odiarla, y a la vez a amarla. He llevado a cabo solo una largometraje documental llamado The Holders y construirlo nos llevo cinco años. Con el documental estás siempre alerta y a la espera de que algo nuevo  o inesperado puede suceder; se está en una búsqueda constante de respuestas durante la investigación. Pienso que es un proceso que nunca termina, incluso cuando crees que lo tienes listo. Lo bello del documental es que te sumerge en su mayoría en temáticas sociales que, en mi opinión, son muy importantes trabajar, para luego comunicar un mensaje a la audiencia con un enfoque, en su mayoría, educativo y de conciencia social.

La ficción pasa por un proceso parecido pero es manipulable, y pues ficción es siempre ficción, aunque te haga sentir parte de ella. Yo juego con la ficción y la realidad y disfruto manipular ambas, es un juego. Escribo mis guiones y también los dirijo. He tenido procesos fuertes emocionalmente en los que expresar lo que estoy sintiendo resulta muchas veces doloroso, sin embargo, la etapa del juego en la que transformo las emociones, los personajes y las acciones es la parte más alucinante y divertida, porque más allá de una simple o profunda experiencia, la puedo convertir visual y sensorialmente en muchas posibilidades.

Filmar con una mirada particular, compasiva, a través de la cámara, la realidad compleja de perros y gatos en un albergue en el país que vive… ¿Cómo surge la idea del documental "The Holders"?

The Holders fue un documental muy duro, que narra el abandono de los perros y gatos en la ciudad de Miami. Podría creerse que por vivir en una sociedad donde no visualizas normalmente animales en la calle, está todo bien. Pero no es así. Es realmente preocupante y deprimente ver cómo en los Estados Unidos se está acabando con nuestros animales. La matanza indiscriminada y legalizada de perros y gatos en refugios dentro de este país me abrió los ojos en muchos aspectos de mi vida, y sentí una gran desilusión al ver como la visión moral que se tiene con respecto al tema juega, en este caso, un papel cruel y desgarrador. A pesar de que es un documental muy duro en muchos aspectos, también The Holders abre una puerta esperanzadora mostrando uno de los refugios más importantes en Latinoamérica y el mundo, llamado Territorio de Zaguates, en la ciudad de Costa Rica, en donde lo más importante es el respeto  y cuidado a la vida de los animales callejeros. De esto trata The Holders: un documental narrado por una de las proteccionistas veganas más importantes en el mundo llamada Ana María Aboglio.

Retratar, igualmente con una mirada singular, investigativa, respetuosa pero inquieta en cuanto a una búsqueda de distintas y variadas realidades humanas, fue su trabajo en "Historias de la urbe". ¿Cómo surge? ¿Cómo fue el proceso?… ¿Qué sensaciones le dejó este trabajo?

Historias de la urbe nace de la necesidad como inmigrante de contar historias cortas que se entrelazan unas con otras a través de personajes latinos en la ciudad de Miami. Lo escribí y co-dirigí con mi hermano Vicente Forte. Mi sensación para ese momento, luego de haber dejado mi ciudad natal, era la de un fuerte vacío. Con el tiempo te das cuenta de que el espacio te lo generas tú mismo, aunque ciertamente el entorno hace lo suyo: influye y transforma. El proceso fue increíble, trabajé con un equipo técnico y de actores maravilloso. Historias de la urbe se grabó desde el punto de vista de cada personaje, haciendo de estas historias a nivel técnico y narrativo un película muy particular.

 

 

Otro trabajo importante en su carrera es "Ann". ¿Qué tan enriquecedor, profesional o artísticamente, fue realizar este filme?

Ann es un largometraje experimental. Fue una película que ensayamos muchos meses pero rodamos en solo cinco días. Cuenta la historia de Rubén, un hombre que decide construir un mundo paralelo en su imaginación. Su esposa Ann (transexual) se ve envuelta en toda esta idea de vivir un mundo paralelo, convirtiéndose en una víctima de ambos mundos. Ann es una película que requirió por parte de los actores, José Manuel Domínguez y Carlos Antonio León, un fuerte compromiso emocional y físico. Ha sido para todo el equipo muy importante ver la trayectoria de Ann y los comentarios y críticas que ha generado. La película luego de un recorrido extenso en festivales nacionales e internacionales fue actualmente adquirida por Gravitas Ventures y está en la plataforma digital de Comcast.

¿Qué proyectos tiene pensado desarrollar en el corto o mediano plazo?

Ahora mismo estoy trabajando en la posproducción de mi largometraje Miki Maniaco y esperando el estreno de mis dos largometrajes Conejo filmada en la ciudad de La Habana, e Histeria un plano secuencia único de un drama de pareja, que grabamos al norte de la Florida. También estoy escribiendo para dos proyectos que se esperan generar el próximo año.

Por Giancarlo Calderón

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