Actrices, más que mujeres bellas

Paula Castaño, Laura Osma, Angely Gaviria y Fabiana Medina reflexionan sobre el rol femenino en la industria audiovisual.

Lilian Contreras Fajardo / @ProhibidodeLili
08 de marzo de 2020 - 02:22 a. m.
Las actrices Paula Castaño, Laura Osma, Angely Gaviria y Fabiana Medina.  / José Vargas
Las actrices Paula Castaño, Laura Osma, Angely Gaviria y Fabiana Medina. / José Vargas

“Es importante recordar que el Día de la Mujer reconoce nuestros derechos”, dice alegremente Fabiana Medina, quien agrega que la fecha se ha reducido a regalar, o recibir, una flor o una copa de champaña.

“Y por derechos entendemos tener igualdad en el trabajo, igualdad salarial y poder decidir sobre los derechos de reproducción. Yo sí asumo mis derechos reproductivos y aplaudo a la gente que lo hace”, añade la artista, quien, junto con Laura Osma, Angely Gaviria y Paula Castaño hablaron con El Espectador a propósito de la campaña de Netflix y ONU Mujeres que resalta el rol femenino en la industria audiovisual.

Medina, que en Historia de un crimen: Colmenares encarna a Oneida Escobar, la madre de Luis Andrés Colmenares, quiere que esta fecha sirva para reflexionar sobre la historia de la mujer en la sociedad y recordar que no nacimos con el derecho a estudiar, a trabajar, a votar o a disfrutar de la independencia económica.

Durante un momento el silencio se propaga en la sala donde estamos reunidas hasta que Laura Osma, quien interpreta a Laura Moreno en la misma serie, toma la palabra para decir que el aborto no es un tema fácil, pero que “una mujer está en todo el derecho (de tomar la decisión) porque es quien sufre física y mentalmente”, dejando claro que no es una práctica que se vaya a hacer por deporte.

“Siempre hay algo negativo (con la maternidad)”, comenta Paula Castaño, recordada por el papel de Verónica en Distrito salvaje. Para ella, la mujer siempre es juzgada sin importar la decisión que tome, y aclara que “si eres mamá y un día estás cansada (con la actitud) de tus hijos, entonces te dicen que para qué los tuviste. Si abortas eres una asesina, si entregas a tus hijos en adopción eres la mujer más maldita… siempre hay un elemento negativo para acusar”.

Según su percepción, actualmente la mujer tiene el reto de ser profesional, madre, hija, esposa, nieta, amiga y, sobre todo, una mujer auténtica, una carga para la que no alcanza el día. Por eso procura que los personajes que interpreta sean humanos y desafíen los clichés. “Los personajes femeninos, a mi parecer, manejan una moral de cómo deben ser. Verónica no sigue esas reglas porque es capaz de invitar a Yei Yei, de tener relaciones si quiere, de decir lo que piensa, no tiene miedo de luchar por amor”.

“Tenemos una visión de que la mujer que es fuerte, que tiene una visión clara y va por lo que quiere, es una mujer rara, que es muy liberal o feminista. Justamente lo que han hecho estas series de Netflix es no decir ‘sí puede haber mujeres así’, sino ‘existen mujeres así’”, recalca Osma, quien es interrumpida por Angely Gaviria, la protagonista de Siempre bruja, quien expresa que tuvo que entender la decisión de Carmen, su personaje, de dejar a su gran amor cuando se da cuenta de que él no sigue las mismas luchas de ella.

Pero eso no fue lo único que a Gaviria le molestó de Carmen, una esclava afroamericana liberada que, físicamente, según la visión de los realizadores, debía ser “perfecta”, por lo que decidieron ponerle peluca para que su pelo fuera rizado (no afro) y usar una doble para mostrar el abdomen, porque en ese tiempo Angely, quien acababa de tener un bebé, “tenía la barriga un poco flácida”.

En ese punto de la conversación la actitud de Laura Osma cambia y recuerda cómo le afectó el día que le dijeron que estaba muy gorda para ser actriz. Se pregunta por qué en la industria, a pesar de las transformaciones, todavía la belleza es tan importante que sigue siendo, muchas veces, la vara con la que se mide el trabajo. “La actriz es buenísima porque es perfecta. ¿Si no lo fuera, no sería buena actriz?”, reflexiona.

Fabiana Medina, Laura Osma, Angely Gaviria y Paula Castaño son muy diferentes físicamente, pero las cuatro actrices han aprendido a navegar en las aguas que dominan el formato audiovisual. Medina, quien trabaja en cine y televisión desde los años 90, no contradice a sus colegas, sabe que se promueven ciertos modelos estéticos, pero sí admite que ella ha tenido la fortuna de protagonizar historias “siendo ‘paticortica’, gordita y latina”, un bagaje que le permite, hoy por hoy, tener una hoja de vida con la que puede cobrar por su experiencia y no por su género.

Gaviria, la más nueva en la industria, reconoce que nunca pensó en protagonizar una historia por ser afro y se alegra de que, “como en la vida real, podemos ser médicas, maestras o abogadas”. Sin embargo, sabe que no puede pretender modificar todo en la industria, y por eso se ha enfocado en cambiar el chip de chicas afros.

Paula Castaño retoma la palabra, aunque advierte que no sabe si su comentario será acertado: “La maternidad me ayudó a aceptarme a mí misma. Ahora me aburre la perfección que buscaba antes de tener a mi hijo. También acepto más a las demás”.

Y así como han aprendido a tener más empatía con ellas y con las otras, también han comprendido la importancia de respetar a las mujeres que encarnan en la pantalla y de no juzgar, en el caso de Laura Osma a Elba Coronado (esposa de Joaquín Guzmán en la serie El Chapo), y de tratar de representar el dolor y la fortaleza de madres que luchan contra la injusticia, como lo hizo Medina con Oneida Escobar. Solo así, aseguran, logran darles vida a los personajes para que cuestionen e incomoden a la audiencia mundial.

Por Lilian Contreras Fajardo / @ProhibidodeLili

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