‘Ahora soy una más’

Mientras camina por los pasillos de la Procuraduría General de la Nación, Amada Rosa Pérez confunde a cualquiera. Parece la misma modelo de hace siete años a la que muchos comparaban con Claudia Schiffer, la rubia famosa que el país conoció en las portadas de revistas y comerciales y que desfiló hasta en las pasarelas de Milán.

No es la misma. Basta con que pronuncie algunas palabras para entender que en los últimos años han sido otras sus preocupaciones: “Ahora busco agradar a Dios y ser coherente con lo que pienso”. Amada Rosa llegó a la Procuraduría hace un mes, luego de que la propia familia del procurador Alejandro Ordóñez la convenciera de ejercer un cargo en el área de Bienestar Social.

Todos los días a las 8:00 a.m. llega a su oficina. Su tarea consiste en apoyar los programas internos para los cerca de 1.800 empleados de la Procuraduría, una labor que comparte con otras 13 personas y por la que recibe un poco más de $2 millones al mes. “Ahora soy una más aquí”.

“No sabía si aceptar, era algo que nunca había hecho, pero finalmente me convencieron. Al principio algunos me miraban raro, otros no sabían si saludarme, pero en general me han acogido bien”, dice, con un acento que ya suena lejano a su natal costeño.

Ahora habla pausado, casi en voz baja. Sonríe con prudencia y evita que cualquier comentario la perturbe. Para hablar de su vida, tiene que hablar de su relación con Dios. ¿Qué pasó con la costeña que dejó atrás a Corozal para buscar la fama en Bogotá, la que fue chica Águila, chica Med y chica Miércoles? “Yo sigo siendo la misma persona, pero hace cinco años me di cuenta de que la vida que llevaba era muy frívola. Empecé a sentir un vacío en mi corazón, y tristemente necesitamos tocar fondo para levantar la mirada al cielo”.

Ese fondo al que se refiere Amada Rosa lo vivió después de abortar a los 22 años. Hoy, aunque lo ha confesado decenas de veces, no logra evitar las lágrimas cuando habla del asunto: “Me arrepiento profundamente”. Fue tan fuerte su experiencia que desde que se alejó de las cámaras su mayor propósito ha sido luchar contra el aborto, basada en los mandatos religiosas.

Tanto así que para apoyar el proyecto de ley contra el aborto se atrevió a contar sus testimonio en el Congreso. Muchos la vieron en marchas y manifestaciones armada de pancartas o con una cajita de pequeños bebés de plástico con los que explicaba que en el momento de la concepción comienza la vida.

De hecho, desde hace un par de años ya era pública su convicción religiosa. Se sabía también que se había alejado de la televisión por un problema en el oído que terminó atrofiándole el 40% de la audición. Pero esta semana su nombre volvió a los titulares cuando alguien se enteró de que estaba trabajando con Ordóñez. Su pequeño cubículo en el piso siete se volvió el más famoso de toda la Procuraduría: “Ahora me están buscando más que cuando era modelo. Muchos han sido injustos”.

Dice que estaba preparada para las críticas; sabe que no pocos iban a cuestionarla por el cargo que tiene. Por ahora quiere estudiar y tal vez terminar la carrera de administración de empresas turísticas que dejó empezada en Cartagena, antes de dedicarse por completo al modelaje. “Muchos se han tomado a modo personal las cosas que he dicho. Es increíble que una persona quiera cambiar y reconocer sus errores y no la dejen. Lo que pasa es que la verdad pellizca, escandaliza”.

¿Qué va a pasar ahora? No lo sabe. Mientras tanto quiere demostrar que puede hacer bien su trabajo. Tampoco descarta volver a la televisión, siempre y cuando “me ofrezcan un papel que dignifique a la mujer y que eduque, no que dé mal ejemplo”, dice con la misma tranquilidad.